La escritura surrealista
El surrealismo está más vivo
que nunca, en estos tiempos desgarrados, en el agudo flujo de incertidumbre que
atraviesa la existencia humana en la actualidad.
La fuerza que el surrealismo
transmite e impulsa deriva de su núcleo central: el surrealismo es un grito
intenso de afirmación de la libertad. Fuera prohibiciones, fuera censura, fuera
represiones. Construyamos la verdadera libertad humana, en el pleno respeto
siempre hacia nuestros semejantes.
No se pierdan, en relación
con lo anterior, el libro que acaba de aparecer y brilla como un relámpago
permanente ante nuestros ojos: André
Breton. 1713-1966, siglos bolas de nieve [André Breton. 1713-1966, des siècles boules de neige; jean-michel place, Paris, 2016], de Georges
Sebbag. Un intenso y magnífico ejercicio de escritura
surrealista.
Georges Sebbag
Nacido en Marrakech en 1942,
Sebbag conoció personalmente a André Breton en 1964, en los últimos años de su
existencia, ya que el iniciador del surrealismo falleció en 1966. Profesor de filosofía, Sebbag
participó en las actividades del grupo surrealista en París hasta 1969. Y
después ha ido publicando una numerosa y brillante serie de libros, casi todos
ellos centrados en diversas materias y problemáticas del surrealismo. Una
materia de la que, sin duda alguna, es una de las máximas autoridades. Un
ejemplo reciente : el año pasado publicó una monografía realmente profunda
y reveladora: Foucault Deleuze. Nuevas
impresiones del surrealismo [Foucault
Deleuze. Nouvelles impressions du surréalisme; Hermann, Paris, 2015], en la
que rastreaba las huellas y derivaciones del surrealismo en el pensamiento
filosófico de esas dos grandes figuras intelectuales.
En este nuevo libro que se
publica ahora, concebido como una biografía de André Breton que surge del
contraste y no de una narración continua, Sebbag se apoya en la idea
surrealista del azar objetivo: en ese
flujo de correspondencias no explícitas que ocasiona que lo que experimentamos
como azar esté en el fondo determinado por una necesidad interior, para así
trazar un mapa de ecos y reverberaciones, o bolas
de nieve, que se desplegarían desde el pasado hasta el tiempo de vida de
Breton.
Desde 1713, el año del
nacimiento de Denis Diderot, cifra en la que Breton leía sus iniciales: A B (unan el 1 primero al 7, y luego al
3), lo que le hizo comprender que él también había nacido ese año, pasando por
todo un juego de espejos de voces y escrituras compartidas Lautréamont, Aragon,
Artaud, Desnos, Crevel, entre muchos otros, y por toda la sucesión de amores
sin límites a las numerosas mujeres, tanto imaginarias como reales, de su
existencia.
No se lo pierdan: es
un libro apasionante. Los giros, zig zags, y destellos de un personaje tan poliédrico
como Breton se abren a nuestra mirada. A través de una serie de textos
diversos, y autónomos entre sí, que articulan la resonancia de los ecos. Biografía
abierta. Los otros son yo. Las otras impulsan mi deseo. Eso es la vida.
Escritura no ya simplemente automática. Escritura abierta. Irreprimible. Como
las bolas de nieve.
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