Presencias desveladas
Continuando la línea de
exposiciones en diálogo con su magnífica colección, el Museo Lázaro Galdiano
presenta en esta ocasión una sugestiva muestra “de cámara” de José Manuel
Ballester (Madrid, 1960), Premio Nacional de Fotografía 2010. Pintor y
fotógrafo, Ballester inició en 2007 una serie de obras con el título “Espacios
ocultos”, de la que forman parte las piezas que ahora podemos ver en esta
muestra.
“Espacios
ocultos” se caracteriza por una acción de eliminación y de desvelamiento.
Utilizando la tecnología digital, Ballester interviene en reproducciones de
obras maestras de la pintura en las que elimina toda una serie de elementos, y
de modo especial las figuras de seres vivos. Con ello, se llevan al primer
plano los espacios en que éstas se inscriben, ya sean paisajes naturales o
ambientes construidos, que de este modo aparecen a una nueva luz, resultan
desvelados.
El jardín deshabitado (2008) [a partir de El Bosco: El jardín de las delicias].
Impresión digital sobre lienzo, 204 x 384,2 cm.
En
Paisajes encontrados se reúnen ocho
impresiones digitales, datadas entre 2013 y 2016, todas ellas con las mismas
medidas y formato de las pinturas originales de El Bosco, El Greco y Goya con
las que Ballester dialoga, y situadas en los mismos espacios del Museo donde
éstas se presentan habitualmente. A ellas se unen otra impresión que interviene
sobre las tres tablas frontales de El
jardín de las delicias de El Bosco, con el título El jardín deshabitado (2008), y un vídeo en alta definición: Concealed Garden [Jardín oculto] (2007-2014), en el que accedemos dinámicamente a los
procedimientos de inserción de líneas y planos utilizados para alcanzar otra
visión del gran tríptico de El Bosco.
Visión surrealista (2015-2016) [a partir de Taller de El Bosco: La visión de Tondal].
Impresión Vitra, 54 x 72 cm. (sin marco).
Es
obvio que en esta muestra el acento central se pone en la mirada sobre El
Bosco, en reflejo y contraste con la excelente exposición del Museo del Prado
con motivo del quinto centenario de su muerte: una mirada “de hoy” sobre las
obras de un artista de “siempre”. Además del desvelamiento de El jardín de las delicias, Ballester
interviene sobre dos obras de la colección del Lázaro Galdiano. La obra del
taller de El Bosco La Visión de Tondal
(1501-1550) se convierte en Visión
surrealista (2015-2016), y así podemos apreciar toda una serie de elementos
extraños, fuera de escala, y de modo central una cara humana de huecos ojos
negros convertida en una especie de edificio. La otra obra de El Bosco: San Juan Bautista en meditación
(1485-1510), se encuentra en estos momentos en la exposición del Prado, pero de
ella Ballester ofrece tres réplicas: una inalterada, otra en la que han
desaparecido San Juan y el cordero del original, dejando así en primer plano la
mandrágora gigante, y una tercera en la que junto a San Juan y el cordero vemos
la figura del donante, oculto en el original por la mandrágora, pero cuya
presencia detectan las radiografías de la pintura.
Vanitas (2015-2016) [a partir de El Greco: San Francisco en éxtasis].
Impresión digital sobre tela, 89 x 57 cm. (sin marco).
El
diálogo con El Greco convierte San
Francisco en éxtasis (1577-1580) en una Vanitas
(2015-2016), y el Cristo agonizante con
Toledo al fondo (1604-1614), prestado para la ocasión por el Banco
Santander a cuya colección pertenece, se transforma en Lugar para la crucifixión (2013), donde el cuerpo de Cristo
desaparece, quedando en primer plano la cruz, los rastros en el cielo nocturno
y con el paisaje de Toledo al fondo. En el caso de Goya, El conjuro o Las Brujas
(1797-1798) y El Aquelarre
(1797-1798) se convierten en paisajes nocturnos deshabitados, mientras que La era o El verano (1786), despojado de todas las figuras humanas y animales
del original, se transforma en un espacio de contraste entre los fajos de heno
y el castillo del fondo.
Lugar para el aquelarre (2015-2016) [a partir de Goya: El Aquelarre].
Impresión Vitra, 43 x 30 cm. (sin marco).
En
definitiva, lo que José Manuel Ballester pone en pie en esta exposición es un viaje en el tiempo: a través de sus
impresiones digitales el diálogo con la pintura clásica nos permite reconstruir
presencias latentes a través de las ausencias. La suya, en todo caso, sigue
siendo una mirada “de pintor”. En sentido propio, podríamos hablar de picto/fotografía, de un intenso proceso
de mantenimiento de la densidad pictórica a través de los nuevos giros y ecos
de la imagen que la tecnología de nuestro tiempo hace viables.
* José Manuel Ballester: Paisajes encontrados: El Bosco, El Greco,
Goya. Comisaria, Elisa Hernando. Museo Lázaro Galdiano, Madrid, del 20 de mayo al 11
de septiembre de 2016.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.240, 25 de junio de 2016, p. 21.