Modigliani: La figuración dinámica
Italiano, y de origen
judío, Modigliani se instaló en París muy joven, en enero de 1906. Allí irá
conociendo artistas y poetas relevantes y comenzará a presentar exposiciones a
partir de 1907. En sus inicios fue pintor, pero tras su encuentro con
Constantin Brancusi en 1909 se consagró casi exclusivamente a la escultura
hasta 1913. Sin embargo, a continuación, se produjo una ruptura tan repentina
como total con la misma, y de 1914 a 1920 realizó cientos de cuadros y un
importante número de dibujos, centrados únicamente en la representación de la
figura humana.
También en 1914 se
produjo la partida para el frente de guerra de quien había sido su primer
mecenas: Paul Alexandre, y entonces tuvo lugar su encuentro con un joven
marchante de arte: Paul Guillaume, que se convertiría en su representante hacia
el final de 1915. La relación entre ambos fue muy
intensa, compartían un interés profundo por el arte, y también en concreto por
el arte africano (que tenía una importante presencia entonces en París), así
como por la literatura y la poesía. Modigliani realizó toda una serie de
retratos pictóricos de su galerista.
Aunque la amistad de
Modigliani con Guillaume se siguió manteniendo, el poeta y marchante de arte
polaco Léopold Zborowski se convirtió en su representante desde 1916 hasta el
final de su vida, y fue él quien le envió a la Costa Azul por la degradación de
su salud y para distanciarlo de la policía alemana en París, donde fallecería
tempranamente en enero de 1920 a causa de una meningitis tuberculosa.
En la exposición se
presentan en total 54 obras: 22 pinturas, 8 fotografías, 8 esculturas, algunos
dibujos, y numerosos documentos de archivos. Está organizada con cuatro
secciones temáticas: 1) La relación entre Modigliani y Guillaume; 2) Máscaras y
cabezas (especialmente africanas); 3) El medio parisino (llamando la atención
sobre las afinidades entre las artes visuales y la literatura); 4) Periodo
meridional (los últimos años, en el Sur de Francia). A ello se une una sala en
la que se proyecta el vídeo de 4’ 30’’ «Modigliani en los interiores de Paul
Guillaume», realizado a partir de fotografías de archivo que recogen las obras
y ambientes del galerista y coleccionista y el papel central que para él tuvo
Modigliani.
Con
una vida desarraigada, y el sexo y la droga como obsesión, un artista como Modigliani
que parecía “fuera de lugar" en los parámetros vanguardistas de comienzos
de siglo, al margen de todo “movimiento” y de difícil clasificación, conecta de
un modo directo con lo que hoy le pedimos al arte. Con la interrogación, a
través de la representación visual, de la experiencia y los sentidos de la vida
humana. Y en esa perspectiva se sitúa el ensimismamiento de sus figuras, la
pregunta interior acerca de quiénes somos y dónde estamos.
El Joven Aprendiz (Ca. 1917-1919). Ól. s. lienzo, 100 x 65 cms. París, Musée de l'Orangerie.© RMN-Grand Palais (Musée de l'Orangerie) / Hervé Lewandowski.
Gran
maestro del dibujo y del color, el universo pictórico de Modjgliani ofrece, por
lo demás, una síntesis espectacular de elementos de la tradición en una propuesta
plenamente personal. Sus desnudos femeninos dialogan con la Venus del espejo
de Velázquez, con los desnudos de Ingres, con la Olympia de Manet… Pero
en ellos la carnalidad queda contenida por la línea, por el trazo definitorio.
Si
en su utilización de la línea podemos desentrañar un trasfondo analítico que
nos remite a Cézanne y al Cubismo, esa dimensión incorpora siempre en Modigliani
una tonalidad lírica, que se proyecta en la estilización de las figuras. Y éstas
quedan insertas en un uso de la luz y del color que, si a primera vista, parece
próximo al Fauvismo, está también en diálogo con el colorismo intenso de la
pintura veneciana en el que se formó artísticamente antes de viajar a París.
En
su estilización de las figuras y el cromatismo podríamos situar otra interesante
convergencia de Modigliani: en este caso, con el Greco. Aunque si el Greco
estiliza las figuras y la luz para rastrear en ellas el reflejo de lo eterno,
el planteamiento de Modigliani nos habla sobre todo de los límites espaciales y
temporales del ser humano, de la vida como un tránsito, como un estar en
movimiento.
Si
a todo ello agregamos su atención temática casi exclusiva por la figura humana,
estaremos en condiciones de situar el centro de gravedad estético de Modigliani
en una especie de comprensión melancólica de lo incierto del destino. Por ello activa
en todo momento de manera dinámica la figuración, y eso es lo que leemos en sus
obras: las vidas nunca están quietas.
* Modigliani. Un peintre et son marchand [Modigliani. Un pintor y su marchante]. Comisariado: Simonetta Fraquelli y Cécile Girardeau. Musée del l’Orangerie, París. Del 30 de septiembre al 15 enero de 2024.
* Publicado en EL CULTURAL:
- Edición impresa, 8 – 14 de diciembre, pgs. 46-47.
- Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20231217/historia-amistad-gran-maestro-dibujo-color-amedeo-modigliani-marchante/817418571_0.html