Poesía de las formas
Si
quieren “sumergirse” en una experiencia estética profundamente intensa, ir
hasta el fondo de uno mismo, no se pierdan esta maravillosa, irrepetible,
exposición. Se trata de la más amplia y mejor articulada retrospectiva del
artista estadounidense Cy Twombly (1928-2011), cuyo nombre: Edwin Parker, el
mismo de su padre, jugador profesional de beisbol, fue sustituido por el apodo deportivo también de su padre «Cy»,
abreviatura de «Cyclone», Ciclón.
Sin título (Lexington) (1951). Pintura industrial sobre tela, 101,6 x 121,9 cm.
Cy Twombly Foundation © Cy Twombly Foundation, courtesy Archives Nicola Del Roscio.
La
muestra es irrepetible porque sólo podrá verse en el Centro Pompidou, en París.
Y también por su gran calidad. En ella se presentan, con una ordenación
cronológica, 140 pinturas, esculturas, dibujos y fotografías, lo que permite
recorrer de manera completa el conjunto de una de las trayectorias artísticas
más relevantes de nuestro tiempo.
Toda la
vida de Cy Twombly está marcada por el signo del viaje. En un doble sentido, viaje como desplazamiento físico y descubrimiento
de lugares: de Estados Unidos a Europa, África, Asia. Un sentido de
desplazamiento que le llevó a sentirse habitante de distintos mundos, a vivir
desde 1957, cuando se instaló por primera vez en Roma, entre Italia y Estados
Unidos. Pero también viaje como desplazamiento
interior, hacia el fondo de uno mismo y las raíces de la humanidad, como ya
indicaba con la petición de beca que le permitió viajar en 1952 por Europa y el
Norte de África. Y que justificó indicando que quería «estudiar los dibujos de
las cavernas prehistóricas de Lascaux».
La venganza de Aquiles (1962). Óleo y mina de plomo sobre tela, 300 x 175 cm.
Kunsthaus Zürich, Zurich © Kunsthaus Zürich, Zürich.
Tras sus
estudios en Nueva York, donde encuentra y se hace amigo de Robert Rauschenberg,
y en el Black Mountain College en Carolina del Norte, y a partir de ese viaje
de 1952 en compañía de Rauschenberg, Cy Twombly despliega una línea artística
plenamente personal, inconfundible con cualquier otra. Es como un meteorito
solitario que traza su curso en el destello del tiempo.
Su obra
supone una inmersión en las raíces de las
formas expresivas de la humanidad en su estado naciente. Por medio de la
inserción en la obra plástica de registros directos: líneas, letras,
incisiones, trazos, “garabatos”, que se articulan y superponen con el dibujo y
la pintura en una unidad indisoluble.
Las orillas salvajes del amor [Wilder Shores of Love] (1962). Pintura industrial, lápices de colores y mina de plomo sobre panel de madera, 140 x 120 cm. Colección particular © Robert Bayer, Bildpunkt AG, Munchenstein.
En sus
comienzos, utiliza pintura industrial, característicamente fluida y viscosa,
dando entrada al óleo a partir de 1960. A lo largo de toda su trayectoria su
pintura no es figurativa, sino una expresión directa de la forma diseminada y
del color. Pintura que habita el mismo espacio que el dibujo, con lápices de
mina de plomo, con lápices de colores, o con ceras. Y tanto la pintura como el
dibujo dialogan con los trazos y las letras, con lo que podemos llamar
“escritura gráfica”.
En esa
síntesis, y es algo que el propio Twombly formula explícitamente, el
procedimiento caída despliega los
ecos unitarios de la expresión en sus registros más diversos. El dibujo, la
impregnación de la pintura y el color caen
sobre la superficie, lo mismo que el trazo y la escritura con su despliegue
superpuesto.
Sin título (Lexington) (2004). Madera, rosca, cuerda, tela de saco, yeso y resina sintética, 206,5 x 44,5 x 45 cm. Cy Twombly Foundation © Cy Twombly Foundation, courtesy Sammlung Udo and Anette Brandhorst.
La
construcción plástica de Cy Twombly integra así plenamente soportes y
procedimientos expresivos diversos. Poética es su utilización del collage,
integrando en los años cincuenta trocitos diminutos de papel, y en los setenta
fragmentos más grandes con inscripciones de nombres de personajes poéticos y
mitológicos. Poética es también su incursión en la fotografía: frutas y objetos
solitarios. Y, finalmente, poética es también su obra en tres dimensiones, que
para mí no es propiamente escultura, sino más bien ensamblajes o hibridaciones
de objetos, en todos los casos cubiertos con pintura blanca. Según sus propias
palabras: “la pintura blanca es mi mármol”. Blanco era también, para él, el
color del mar.
Floreciendo [Blooming] (2001-2008). Acrílico y lápiz de cera sobre 10 paneles de madera,
250 x 500 cm. Colección particular © © Cy Twombly Foundation, courtesy Archives Nicola Del Roscio.
En
definitiva, Cy Twombly nos lleva a lo que propiamente llamaríamos la forma expresiva primordial. Al núcleo
de la poesía de las formas, en el que
resuenan los ecos que se despliegan desde las representaciones parietales del
Paleolítico y los trazos culturales de la Antigüedad Clásica: Grecia y Roma,
tan centrales en sus obras, hasta el tiempo presente. En el que los seres
humanos seguimos siendo seres que se expresan. Si Nietzsche habló del “animal
de fondo” que habita en todos nosotros, la construcción artística de Cy Twombly
nos permite vivir “la humanidad de fondo” que nos alienta a dar forma a la
expresión. A vivir más allá de límites cerrados, a salir más allá de nosotros
mismos.
*
Cy Twombly; comisario:
Jonas Storsve; Centro Pompidou, París, con la colaboración de la Cy Twombly
Foundation. Hasta el 24 de abril de 2017.