El brillo de la desmesura
Llega a Madrid la obra transgresora y abierta de Jan
Fabre (Amberes, 1958). Activo desde 1977, el artista belga ha consolidado una
intensa presencia internacional a lo largo de su trayectoria. Un ejemplo reciente
de ello es su exposición «Esculturas de vidrio y hueso, 1977-2017», presentada
este mismo año como evento colateral de la Bienal de Venecia en la Abadía de
San Gregorio, un conjunto de obras construidas con cristal y con huesos
animales y humanos.
Los negros belgas conocen el chasquido del látigo [The Belgian Blacks Know the Clack of the Whip] (2013).
Serie: Tributo al Congo Belga, 2010-2013.
Mosaico, élitros de escarabajos joya sobre madera, 227,5 x 173 x 8 cm.
En Madrid, Jan
Fabre presenta 15 mosaicos, de gran formato, y 6 esculturas: cráneos de pequeño
formato, concebidas como transiciones entre los mosaicos. Mientras que éstos
están elaborados con los élitros: carcasas o estuches, que recubren el cuerpo
de los escarabajos joya, distribuidos sobre amplios soportes de madera, las
esculturas-cráneos están construidas con mezclas de los mismos tipos de
élitros, polímeros y hierro.
Los materiales
utilizados nos dan ya una clave del tipo de búsqueda que caracteriza el trabajo
de Jan Fabre. Sintiéndose heredero de la tradición artística flamenca, donde
según afirma se habría inventado la pintura, Fabre intenta ir más allá de las
fórmulas establecidas, tanto en los materiales y soportes como en las temáticas
que elige. Entre ellas, la muerte como reverso de la vida: esculturas
funerarias, o los cerebros desnudos.
El deleite de la factoría de armas belga [The Delight of Belgian Arms Factory] (2012).
Serie: Tributo a Hyeronimous Bosch en Congo, 2011-2013. Mosaico, élitros de escarabajos joya sobre madera, 227,5 x 173 x 8 cm.
En sentido estricto,
Jan Fabre es un artista multimedia,
en el más amplio sentido del término. En el ámbito plástico, se expresa a
través del dibujo (utilizando para ello de forma preferente el bolígrafo bic
azul), la escultura, la instalación, la performance, o el vídeo. Pero hay
también que tener en cuenta su actividad como autor dramático, como actor y como
director de escena. E igualmente su dimensión de escritor, que puede apreciarse
en los dos libros traducidos al español y editados en paralelo a esta
exposición.
Cráneo con los instrumentos de la suerte [Skull with the tools of luck] (2017).
Serie: Tributo a Hyeronimous Bosch en Congo, 2011-2013. Mezcla de élitros de escarabajos joya + polímeros, 29 x 12,5 x 22 cm.
Todo ello nos
permite apreciar que el trabajo artístico de Fabre implica una especie de
retorno a prácticas pre-artísticas: las ceremonias
o rituales, que precedían en los
diversos grupos étnicos de la humanidad a la
emancipación de la forma, en tanto que forma, que es lo que supone en
sentido estricto el nacimiento del arte, en la Grecia antigua, en un proceso
que discurre del siglo VIII al siglo V a. C.
Y con ello, se
puede establecer un paralelo entre Fabre y el artista alemán Joseph Beuys
(1921-1986), sin duda una de las raíces más intensas de su trabajo, como él
mismo reconoce. Por ejemplo, en esta anotación de sus Diarios fechada el 3 de marzo de 1978: «Me he comido un catálogo /
porque estoy celoso y quiero ver (como él). / Joseph Beuys.»
De modo que al
ver esta exposición, o cualquier otra propuesta de Fabre, ábranse a ese trasfondo ceremonial, insertándose en la
circularidad vida/muerte que fluye como un eco de escalas diversas en todas sus
obras. Para él, el arte puede sanar o intoxicar, según podemos leer en la
primera anotación de sus Diarios,
fechada el 7 de febrero de 1978: «Belleza: el vudú que sana o intoxica el
cuerpo.»
Prueba tu suerte [Try your Luck] (2013).
Serie: Tributo a Hyeronimous Bosch en Congo, 2011-2013. Mosaico, élitros de escarabajos joya sobre madera, 227,5 x 173 x 8 cm.
En esta muestra,
Jan Fabre propone una mirada autocrítica sobre lo que su propio país: Bélgica,
realizó en su dominación colonial del Congo. Craneos y mosaicos que nos hablan
del proceso destructivo de la «otra» humanidad, que el colonialismo considera,
sin más, objeto de posesión. En los mosaicos vemos imágenes que expresan el
poder empresarial y político, con una pretensión cínica: la de transmitir un
supuesto bienestar que nunca llegará. El crimen y la explotación se recubren
con una nube que alude a una promesa de civilización y de regeneración del
otro, degradado a la condición de mero salvaje.
Pero en esas
imágenes se insertan también figuras y situaciones que Jan Fabre extrae de El jardín de las delicias, de El Bosco,
buscando la resonancia de esa belleza que sana, de un arte reparador de la
violencia y la destrucción de la humanidad. Es así, a través del brillo de la
desmesura, como podemos acceder a la comprensión de la fragilidad de la vida:
el caparazón externo de los brillantes escarabajos, los huesos, la sangre.
Aventurándose sobre hierro resbaladizo [Venturing on Slippery Iron] (2013).
Serie: Tributo a Hyeronimous Bosch en Congo, 2011-2013. Mosaico, élitros de escarabajos joya sobre madera, 227,5 x 173 x 8 cm.
Los
Diarios
Los dos
volúmenes editados expresan con claridad, ya en su título, el espacio donde se
sitúa la escritura de Jan Fabre. Son Diarios
nocturnos, es decir anotaciones que se fijan al término del día, tras la
jornada de vida y experiencias.
Se sitúan, así,
en la estela abierta por Charles Baudelaire con su Mi corazón desnudado, los textos fragmentarios sobre su experiencia
de vida, que se publicaron póstumamente en 1887. ¿Quién es Jan Fabre…? Alguien
que nos dice, 2 de febrero de 1983: «He creado un país. / Y he promulgado un
decreto con la belleza / que ni siquiera la muerte puede revocar.»
* Jan Fabre: Tributo al Bosco
en Congo. Galería Javier López & Fer Francés, Madrid. Del 16 de noviembre de 2017 al 7 de febrero de 2018.
* Jan Fabre: Diario nocturno
(1978-1984) y Diario nocturno
(1985-1991); Casimiro libros
/ Galería Javier López &
Fer Francés, Madrid, 2017, 230 y 339 pgs.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.305, 25 de noviembre de 2017, p. 23.