La novela del arte y de la vida*
No se lo
pierdan: es un libro estimulante, abierto, lleno de sugerencias. En él se
habla, sobre todo, de la situación del arte en el mundo de hoy. Pero, a la vez,
esa temática se confronta con el despliegue de un análisis crítico sobre la
condición actual de la experiencia y de la vida humana. Su título remite a
Charles Baudelaire, quien situaba la mirada del paseante solitario (el flâneur) desplazándose a través de “la
crueldad de un mundo moderno y urbano”.
Esa idea
se conjuga, en el texto de Fernando Castro, con las concepciones de la estética
de la desaparición, de Paul Virilio. Estamos así en un paseo, o recorrido, de
la escritura no ya por los senderos abiertos de la naturaleza (Thoreau), o por
las calles de la ciudad (Baudelaire), sino por el túnel sin fondo de los
vericuetos mediáticos en la sociedad del espectáculo.
La forma
de escritura y argumentación fluye en una línea de interconexión inmediata,
simultánea, de diversas cuestiones y maneras de expresión, con lo que se
construye un pensamiento transversal,
espejo y reflejo crítico de los soportes y características de la comunicación
digital. Se trata de un texto fundamentalmente narrativo, de una narración
que brota desde el interior, para
expresar el paisaje y el horizonte del arte y de la vida humana en nuestro
tiempo.
Se sigue
como método un cauce incesante de citas, unidas a comentarios y reflexiones en
los que abunda el uso de la ironía y del juego lingüístico, que en todo momento
permite apreciar un sustrato de erudición. Como tesis nuclear encontramos la
idea de “la eliminación del marco”: la desaparición de los límites del arte, su
disolución en la experiencia mediática de masas acerca de lo cotidiano.
Fernando Castro
En ese
proceso, y con un conjunto de referencias abundantísimas al mundo del arte, se
sitúa como figura desencadenante a Marcel Duchamp, y en concreto su concepción
del ready-made, que, según se afirma
“era sin ningún género de dudas, el vínculo obvio
de unas actitudes que desbordaban lo pictórico.” (pg. 109). Y después, como
punto de culminación, la posición crítica apunta a Andy Warhol, a quien se caracteriza
como “el rey de los pasmados” (pg. 87), y como “el maestro del neo-tancredismo”
(pg. 281).
Debo
decir que no comparto esos juicios sobre Duchamp y sobre Warhol, que en mi
opinión no recogen en profundidad las aportaciones de ambos artistas a lo que
precisamente sería la reformulación del trabajo artístico en la sociedad
mediática de masas, el horizonte que permite que el arte siga vivo.
Particularmente
lúcida, en cambio, me parece la crítica de “la cultura super-espectacular” (pg. 196), cuando Fernando Castro señala que en
la era digital estamos “atrapados en una especie de parque de atracciones,
rodeados por huellas de otros que también están desorientados.” (pg. 198). Lo
que supondría que “hoy lo que tenemos es, sobre todo, un imperio de lo hipervisible, de ese reality-show que revela la atracción
ejercida por lo monstruoso” (pg. 199).
Este
último aspecto se conecta con la crítica del despliegue global del terrorismo,
de la utilización de la tortura, de la banalización de la política y, en
definitiva, de la situación actual de la vida humana, articulada por un
capitalismo que nos llevaría, más que a una globalización, a “una
homogeneización (planificada) del mundo.” (pg. 210).
Frente a
ello, y esto me parece de gran importancia, lo que se propone no es la
rendición ni el cinismo, sino “una ética
y una estética de la resistencia”, que “subrayara la importancia de lo que
se podría denominar la ilusión de la
política.” (pg. 244). No rendirse, mantener las exigencias de conocimiento,
justicia, y libertad, a través del arte y de la vida. Fernando Castro, la novela del arte y de la vida.
* Fernando
Castro Flórez: Estética de la crueldad.
Enmarcados artísticos en tiempo desquiciado; fórcola, Madrid, 2019. 315 pgs.
* Publicado en ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.388, 27 de julio de 2019, pg. 13.