Inmateriales
Arte y vida cotidiana
La última edición de la documenta de Kassel, la 13, acaba de
llegar a su cierre el pasado domingo, día 16. Este año se ha registrado la
impresionante cifra de 860.000 visitantes de pago, durante los 100 días que ha
permanecido abierta, a los que habría que sumar otros 27.000 más que fueron a
ver la exposición en Kabul entre el 20 de junio y el 19 de julio, que también
formaba parte de esta documenta. ¿Una
exposición de arte contemporáneo en Kabul, la capital de la torturada Afganistán…? Pues sí. A lo que
habría aún que añadir la celebración de un seminario de ocho días en
Alejandría, Egipto, y un encuentro de 14 días en Banff, Canadá. La cifra de
visitantes en Kassel supone un incremento de un 14% respecto a la anterior
edición de la documenta en 2007. A
partir de todos estos datos, hay ya algunas cosas de interés: el certamen no
sólo mantiene, sino que incrementa su dinamismo e importancia desde el punto de
vista de su repercusión pública. Y, junto a ello, en los tiempos de la
globalización, se atreve a abrirse hacia territorios distantes y, en algún
caso, enteramente vírgenes en lo que se refiere al arte.
William Kentridge - Imagen del rodaje de El rechazo del tiempo [The
Refusal of Time] (2012).
Instalación y vídeo de 5 canales de unos 24 min.
Pude viajar a Kassel y
visitar la documenta con un cierto
detenimiento en agosto, y es verdad que la presencia de público, ya muy lejos
de los días de inauguración en los que predominan los profesionales, era muy
alta. Un signo más de que, a pesar de tanta incomprensión, las propuestas
artísticas de nuestro tiempo interesan y llegan a la gente, en mayor o menor
medida. Eso sí, en lugar de una propuesta "concentrada", bien
delimitada, esta documenta se ha
caracterizado por su inabarcable tamaño y por la dispersión, tanto conceptual
como física, de sus propuestas. No había temática, o planteamiento conceptual,
de referencia. El equipo dirigido por la estadounidense Carolyn
Christov-Bakargiev se propuso reunir a "más de 150 artistas y otros
participantes de todo el mundo" para propiciar su encuentro y presentar
"una variedad de prácticas artísticas, que incluyen escultura,
performance, instalación, investigación y archivo, pintura, fotografía, cine,
comisariado, obras textuales o de audio, así como otros experimentos en los
campos de la estética, el arte, la política, la literatura, la ciencia y la
ecología."
Kader Attia - Imágenes de La
Reparación, de Occidente a las culturas Extra-Occidentales (2012).
Instalación en el Fridericianum Museum.
¿Todo eso junto…? ¿Se puede
considerar que todos esos elementos, tan distintos entre sí, forman parte de lo
que hoy llamamos "arte"? Me parece sumamente discutible. Lo que más
he apreciado en esta documenta,
frente a la evidente debilidad de las dos convocatorias anteriores, es que ha
aportado un aire fresco, una forma
abierta de trabajo, fuera de los senderos más trillados y de las imposiciones
del mercado artístico. Un aire fresco que transmitía, en un ambiente de
activismo político y social, que el mundo va mal, que la democracia no
funciona, y que algo hay que hacer para cambiar las cosas. Es decir:
indignación y búsqueda de alternativas. Pero no estábamos en la Puerta del Sol,
sino en Kassel.
Y ese es el problema. A pesar
de ciertos nombres y propuestas magníficas, entre los que destacaré a William
Kentridge, Thomas Bayrle, Pierre Huyghe y Kader Attia, lo que más abundaba eran
manifestaciones que no creo que se puedan propiamente considerar
"artísticas". Desde propuestas de escuelas y vida comunitaria, hasta
la demanda de protección de los perros en Tailandia, o una clínica temporal
destinada a tratar las enfermedades urbanas. Continuamente pensaba en las
reflexiones de Henri Lefebvre sobre la
centralidad de la transformación de la vida cotidiana para todo proceso de
cambio social, a quien por cierto ni siquiera se menciona en el grueso Libro de los libros, nombre de
resonancias bíblicas que se ha dado al catálogo.
Pierre Huyghe - Sin cultivar [Untilled] (2012), 1.
Entidades vivas y objetos inanimados, hechos y no hechos. Instalación en
el Parque Karlsaue.
Pierre Huyghe - Sin cultivar [Untilled] (2012), 2.
Todas esas prácticas pueden
proporcionar materiales al arte, pero
para que podamos hablar de "arte" tiene necesariamente que haber construcción plástica. Y esa exigencia
no siempre se cumplía en esta documenta,
por lo demás estimulante desde un punto de vista social y político. Si las
propuestas actúan en el plano de la comunicación, no se transciende ni el
momento ni el acto. Para actuar como arte, éticamente, la representación
plástica ha de buscar, intencionalmente, transcender el acto y el momento, ir
más allá. Sedimentarse como forma.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1059, 22 de septiembre de 2012, p. 24.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1059, 22 de septiembre de 2012, p. 24.