Transfotografía
Coincidiendo con
el final (15 de junio) de su última exposición en la Tate Gallery de Londres,
la Fondation Beyeler presenta en Basilea una extensa muestra retrospectiva de
la obra de Wolfgang Tillmans (Remscheid,
Alemania, 1968). Se trata de una de las figuras de mayor interés y proyección
en la escena artística actual, por motivos que saltan a la vista recorriendo
esta magnífica, excelente, exposición, cuyo planteamiento y criterios de
montaje parten del propio Tillmans.
Gota de papel (invertida) II [Paper drop (reversed) II] (2011).
Courtesy Galerie Buchholz, Berlin/Cologne, Maureen Paley, London,
David Zwirner, New York.
El soporte
fundamental de su trabajo es la fotografía, pero entendiendo su uso en una
forma transcendida, abierta. Además de la cámara y las impresiones
fotográficas, Tillmans utiliza fotocopias e interviene las imágenes a través de
filtros y procedimientos de impresión, con lo que alcanza efectos de
irradiación y de superposición de luces y colores con diversas gradaciones de
intensidad. Por todo ello, pienso que la denominación que mejor encuadra sus
obras sería la transfotografía.
Anders (Brighton Arcimboldo) (2005).
Fondation Beyeler, Riehen/Basel; © Wolfgang Tillmans.
De hecho,
ya antes de comenzar a utilizar la cámara fotográfica a comienzos de los años
noventa, Tillmans desarrolló en 1986 la serie Xerox (presente en la exposición), en la que con una fotocopiadora
láser de blanco y negro podía ampliar las imágenes en un 400%, así como producir
una reducción de las mismas en diversos tonos de gris.
Un rasgo
decisivo en Tillmans, ya desde su juventud, es su activismo social. En 1987,
rechaza el servicio militar desempeñando, en cambio, un servicio civil en la
Cruz Roja y una organización caritativa. Sus primeras exposiciones individuales
tienen lugar en 1993. En 1995, en Nueva York, encuentra a quien sería su
compañero: el artista Jochen Klein, quien moriría a causa del SIDA en 1997.
Retrospectivamente,
en una charla en la Fundación Serralves, Oporto, en 2015, Tillmans decía: “He
estado con frecuencia particularmente interesado en la idea de la actividad
libre – lo que no sólo quiere decir que esté libre de límites, sino que sea verdaderamente
gratis. Lo que he observado a lo largo de los últimos veinte años es que cada
vez hay menos espacio público y espacio libre, donde la gente pueda divertirse
o interactuar sin consumir, sin pagar, sin estar bajo control de alguna
restricción comercial.” Y no sólo contra el hiper-consumismo: particularmente
intenso fue también su activismo «anti-Brexit» en 2016.
Fondo azul, Árbol [Blautopf, Baum] (2001).
Courtesy Galerie Buchholz, Berlin/Cologne, Maureen Paley,
London, David Zwirner, New York.
La
brillantez y perfección técnica de las imágenes de Tillmans van en todo momento
unidas a la profundidad estética y moral que éstas transmiten. De niño, quería
ser astrónomo. Y ya a los 14 años, en un viaje de intercambio en Inglaterra,
descubrió la música tecno y los ambientes de una juventud que se interrogaba a
sí misma a través del ritmo y la acción. Ahí está la raíz: en lugar de mirar
sólo hacia los astros Tillmans ajustó su telescopio hacia arriba y hacia abajo,
aquí dentro. Y eso es lo que vemos: es un explorador de nuestro tiempo, del
mundo de hoy, tanto natural como social, a través del registro de la imagen.
Con unas
200 obras impresas y tres proyecciones audiovisuales, distribuidas en 12
espacios de la Fondation Beyeler, nos movemos en esa exploración a través de la
imagen. Las imágenes fluyen en un recorrido abierto, tanto desde un punto de
vista temático como por su formato: de grandes dimensiones al tamaño de la
postal. Enmarcadas con un borde ligero de color blanco, sujetas con pinzas, o
directamente pegadas a la pared con un adhesivo. Y es precisamente esa
continuidad abierta lo que más favorece la identificación de cada una de ellas,
su registro propio.
Gedser (2004).
Courtesy Galerie Buchholz, Berlin/Cologne, Maureen Paley,
London, David Zwirner, New York.
Lo que
vemos: el mundo de hoy, de la naturaleza a la tecnología. El cielo abierto, los
eclipses de astros. Los pliegues no figurativos del papel. Los árboles y
plantas, que ascienden y descienden. El árbol, el jardín, que a través de la ventana
abierta se introduce en el interior, en la casa. Las flores, que nos hablan y
parecen acariciarse entre sí.
Y claro,
los seres humanos: en su intimidad y en su abierta pluralidad de
comportamientos. Las miradas, las sonrisas, los cuerpos. Las identidades de
género como algo abierto, en despliegue: transgénero somos todos. El compromiso
moral y político, contra toda forma de violencia destructiva: neonazismo,
racismo, terrorismo. La llamada a la acogida de los emigrantes, de los
refugiados.
Lutz y Alex en la playa [Lutz & Alex on beach] (Díptico, 1992).
Courtesy Galerie Buchholz, Berlin/Cologne, Maureen Paley, London,
David Zwirner, New York.
Lo decisivo
es que muchas de esas imágenes que creemos ver y conocer una vez y otra en la
vida corriente, en realidad se nos escapan. Miramos, pero no vemos. Y esto es
lo que genera Tillmans: una actitud de rescate, de recuperación. Más allá de la
instantaneidad del clic, Tillmans nos lleva a la permanencia de la imagen. Conduce nuestra mirada hasta que
llegamos a ver. Transfotografía.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.288, 24 de junio de 2017, p. 18.