Sorolla. Orígenes, según se indica explícitamente, intenta
desvelar un «Sorolla antes de Sorolla», presentando un conjunto de obras en su
mayor parte desconocidas públicamente. La muestra está articulada en cuatro
secciones: «Entre Valencia y Madrid», «La Exposición Regional de 1883», «Los
grandes premios», y «El arte de retratar». En ella se han reunido 93 obras: 67
pinturas, 26 fotografías documentales, 6 dibujos y otras piezas también
documentales. El propósito y objetivo está plenamente definido: se trata de
recorrer los inicios que llevaron a Sorolla a configurar y desarrollar sus
planteamientos artísticos.
Lo
que vamos viendo nos sitúa en el ámbito de lo difícil que resulta avanzar hasta
consolidar la vida plenamente en el trabajo artístico. En el caso de Sorolla,
siempre en el horizonte de la pintura, los inicios pueden situarse en
1878-1879, con su formación en las Escuelas de Artesanos, donde estudió dibujo,
y en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, a la vez que junto a las
clases trabajaba en el taller de cerámica de su tío José, todo ello en su
Valencia natal.
Entre
1879 y 1881 va participando en diversas exposiciones en Valencia. En 1881 viaja
por primera vez a Madrid, y desde entonces y hasta 1883 estudia de manera
intensa en el Museo del Prado las obras de Velázquez, sobre las cuales hace
algunas copias, y también de Ribera.
Su
participación en Valencia en la Exposición Regional de 1883 y meses después en
Madrid en la Exposición Nacional de 1884 irán marcando su consolidación en la
escena artística de España, ya con la realización de cuadros de gran formato
por los que obtiene distinciones y premios. En 1884 obtiene una pensión de la
Diputación de Valencia para ir a estudiar a Roma, donde así pudo ampliar su
conocimiento y contacto con los clásicos.
Todo ese flujo, complejo y lleno de factores determinantes de lo que acabaría siendo el Sorolla maduro, es lo que la muestra nos transmite con buenos criterios de ordenación y montaje expositivo.
Dos
pinturas de 1884 nos permiten ver su interés por los dramáticos sucesos de los
enfrentamientos con la Francia napoleónica en la Guerra de la Independencia.
Uno de ellos: 2 de mayo, se encuentra actualmente en el Museo del Prado,
pero aquí podemos ver un intenso y ya muy completo boceto. El otro cuadro: El
grito del Palleter, nos permite ver a un labrador de los que vendían paja,
un personaje histórico real que tuvo un importante papel en la contienda. La
acumulación de figuras en ambos casos nos transmite la intensidad plástica con
la que Sorolla era capaz de representar pictóricamente, ya entonces, los
rostros, cuerpos, y modulaciones de los seres humanos.
Junto
a diversas variantes, destacan también algún bodegón, las representaciones de
desnudos masculinos y femeninos, en ciertos casos asociados a temáticas
mitológicas, así como algunas marinas, paisajes, y retratos en los que ya vemos
algunas de las temáticas centrales del Sorolla maduro. Particularmente
relevante es la pintura Mis amigos (1884), considerada como un conjunto
de estudios de ocho cabezas masculinas, de quienes fueron probablemente sus
modelos para los cuadros de historia, y que impresiona por su fuerza expresiva.
En
definitiva, Sorolla. Orígenes es
como un portal que al abrirse nos lleva a lo que será el gran Sorolla pintor,
uno de los más relevantes en
la transición entre los siglos XIX y XX, con su dominio de la luz, las imágenes
marítimas, y el retrato, como ejes.
* Sorolla. Orígenes. Comisario: Luis Alberto Pérez Velarde, Museo Sorolla, Madrid. Del 19 de diciembre de 2022 al 19 de marzo de 2023.
* Publicado en EL CULTURAL: -
Edición impresa, 13 – 19 de enero, pgs. 34-35. Edición online: https://www.elespanol.com/elcultural/arte/20230118/sorolla/733426652_0.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario