jueves, 25 de julio de 2013

Exposición en el Centro Pompidou, París


El bosque de imágenes

 
Una de las exposiciones de mayor interés en Europa durante el verano es la que el Centro Pompidou dedica al gran artista pop Roy Lichtenstein (1923-1997). Con un orden cronológico, en un montaje limpio y accesible, se presentan más de cien obras: dibujos, pinturas, esculturas, grabados y cerámicas. Desde sus inicios a comienzos de los años cincuenta, pasando por su primera obra pop: Mira Mickey (1961), en la que el Pato Donald habla con Mickey Mouse, hasta las pinturas y esculturas en diálogo con China de 1996-1997, ya al final de su vida, podemos recorrer una completísima selección del itinerario creativo de Lichtenstein.
 
Mira Mickey [Look Mickey] (1961).
Óleo sobre lienzo, 121,9 x 175,3 cm. National Gallery of Art, Washington.
 
En ese recorrido, algo que salta de modo inmediato a la vista es el carácter propio, personal, del estilo de Lichtenstein. Sus obras mantienen un sello formal continuo, desde los años sesenta hasta el final, que las hace distintas y reconocibles. Pocos artistas de nuestro tiempo han sido capaces de alcanzar de modo tan intenso un signo personal en sus obras, algo que resulta más curioso si pensamos que Lichtenstein, como los demás artistas pop, desarrolla su trabajo a partir de las imágenes masivas: comunes, compartidas, de la cultura de masas. Su originalidad no está en los materiales, sino en su forma de apropiación.
 
Hot Dog (1964).
Porcelana esmaltada sobre acero, 61,2 x 122,2 cm. Centro Pompidou, París.
 
Lichtenstein aísla, corta, cambia de contexto la imagen mediática, e introduce además en sus piezas un tratamiento frío y esquemático, con gamas cromáticas atenuadas, puntos y granulaciones, que permiten apreciar aquello que en el intenso bombardeo icónico de cada día apenas podemos percibir: su carácter de simulacro. En una entrevista de 1981, Lichtenstein indicaba que le gustaba dibujar como los diseñadores industriales, convirtiendo la imagen en "un esquema, en un diagrama". En el trasfondo de esa actitud, hay una consciencia y una voluntad críticas: se trata de desvelar, como él mismo subraya, el carácter "irreal" de lo que normalmente se toma como real. La imagen mediática impone su carácter esquemático en todo lo que vemos, haciendo pasar lo que es simulacro, derivación, como realidad inmediata e inapelable.
 
Joven ahogándose [Drowning Girl] (1963).
Óleo y magna sobre lienzo, 171,6 x 169,5 cm. The MoMA, Nueva York.
 
En su mirada al mundo superpoblado de imágenes que nos rodea, Lichtenstein introduce un distanciamiento, un corte de lo que habitualmente nos llega como un continuo en forma de imposición. En los años sesenta, hacía notar que el interés de los artistas pop estaba centrado en las características más cínicas y amenazantes de nuestra cultura, "en esas cosas que detestamos, pero que tienen también la fuerza de imponerse sobre nosotros". En su obra, las imágenes publicitarias pierden su impronta autoritaria y de caliente excitación, adquiriendo una desnudez fría, despojada: se convierten en formas flotantes. Con los dibujos animados o las viñetas de cómic, cortados y descontextualizados de su flujo narrativo, magnificados de escala, nos lleva a una especie de espejo plástico, entreverado de nostalgia, en el que destella la incertidumbre y la soledad, pero también las emociones y afectos que siguen siendo centrales en la existencia humana en nuestras sociedades de masas.
 
Bodegón a partir de Picasso [Still Life after Picasso] (1964).
Magna sobre plexiglás, 121,9 x 152,4 cm. Cololection of Barbara Bertozzi Castelli.
 
Otro aspecto a destacar es su apropiación de las imágenes ya dadas, preexistentes, de obras artísticas. Monet, Matisse, Mondrian, Brancusi, Fernand Léger, Picasso, o el expresionismo alemán, al que dedica su exposición paralela la Galería Gagosian. Aquí opera plenamente la consciencia de lo que supone vivir en la era de la reproducción técnica de la imagen. Lichtenstein señaló que él siempre partía no de las obras originales, sino de reproducciones. Una forma de indicar que todo lo que vemos, a través de los canales mediáticos, "es de segunda o tercera mano". Se trata, en definitiva, de desvelar los mecanismos de encubrimiento y deformación que se apoderan de nuestra visión. De intentar aprender a ver, parafraseando a Baudelaire, en este bosque de imágenes.

 

* Roy Lichtenstein, comisaria: Camille Morineau; Centro Pompidou, París, 3 de julio – 4 de noviembre de 2013.
  Lichtenstein: Expressionism (1992); Gagosian Gallery, París, 1 de julio - 12 de octubre de 2013.
 
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1102, 20 de julio de 2013, pg. 24.

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