Josep M. Sert: El muralista de la acción
En
este tiempo de intenso calor veraniego una compacta exposición nos invita a
refugiarnos en el interior de los edificios y de nuestra visión. Se trata de
una muestra de Josep M. Sert (1874-1945) en la que se presentan dos series de
pinturas murales para interiores, acompañadas de otras dos series de bocetos
que nos permiten apreciar el método de trabajo, preciso y dinámico, de Sert.
Aunque nació en Barcelona, en una familia de
ricos industriales textiles, se estableció desde 1899 en París, en el ambiente
del florecimiento de las vanguardias artísticas, y se mantuvo en todo momento
al margen de los grupos vanguardistas trazando su trayectoria de un modo
plenamente individualista. El núcleo permanente de su trabajo fue la pintura, pero en el soporte mural.
Su
obra se desplegó en edificios públicos: entre otros, en la Sociedad de las
Naciones (Ginebra), en la Catedral de Vic, y en las bóvedas de la Iglesia de
San Telmo (San Sebastián), hoy Museo. Independiente, y muy hábil como
negociador, Sert trabajó también en la decoración mural de edificios privados,
y es en ese ámbito donde se sitúa lo que podemos ver en la Fundación Juan
March.
En
primer lugar, está la serie Los recuerdos
maravillosos (1916), realizada por encargo de Sir Saxton Noble, uno de los
más importantes empresarios ingleses del ferrocarril. Suspendida, y luego
retomada, a causa de la Guerra de aquellos años, la serie acabó instalada en el
comedor de una casa de campo de Noble en el Este de Inglaterra.
En
la exposición se presentan los quince paneles de la serie, cada uno de ellos
con un título específico. Son óleos sobre lienzo adheridos a tabla, y
encuadrados con un fondo pintado de verde en el diseño de la muestra. En estas
piezas destaca la intensidad de los colores, con lo que se consigue dar relieve
y modular la representación de los espacios en los que se mueven y actúan las
personas. Como el título indica, la serie tiene un flujo narrativo que nos
lleva a situaciones de fantasías, a cuentos visuales, a alegorías, con todo
tipo de figuras humanas y mezclas étnicas, de donde brotan ecos abiertos de
realización humana.
La
segunda serie: Evocaciones españolas
(1942), realizada muchos años después, fue un encargo del empresario y
financiero Juan March Ordinas, quien hizo nacer la Fundación Juan March en
1955. Destinada a la sala de música de su vivienda, esta serie consta de cinco
biombos de cuatro metros de altura, en los que están adheridas 27 hojas. La
gama cromática es aquí muy diferente respecto a la otra: sobre fondos dorados
toda la figuración pictórica va en negro. La técnica utilizada es óleo y pan de
oro sobre tabla.
Junto
a estas series, que nos sitúan ante los resultados definitivos del trabajo de
Sert, se presentan también como complementos otras dos series, pero de bocetos.
Una de ellas reúne cinco bocetos sin fecha, que por su título: Evocaciones españolas, ya identificamos
como materiales de preparación de la serie de biombos antes mencionada, y que
están realizados con los mismos cromatismos y la misma técnica. La otra consta
de dos lienzos sin fecha, que sirvieron como preparación del biombo Mercado en una ciudad del Mediterráneo
(1926), para la casa en Nueva York del empresario industrial Benjamin Moore, y están
también realizados con la misma técnica.
A
través de todo ello, el carácter artístico de Josep M. Sert se despliega
plenamente ante nuestras miradas, después de haber estado bastante tiempo un
tanto entre paréntesis. Curiosamente, ha habido que esperar a este siglo, el
XXI, para poder tener una comprensión más profunda de su trabajo artístico.
Fue
en 2009 cuando tuvo lugar en París la primera exposición que recogía los
archivos fotográficos con los registros de la preparación de sus pinturas
murales. Sert trabajaba con todo un equipo, con modelos y técnicos, para
plasmar imágenes que servirían para desarrollar sus proyectos pictóricos. Con
ello conseguía el trasfondo escénico y narrativo, dinámico: con movimiento, que
tan intensamente caracteriza su pintura. Varias muestras en España siguieron
después esa línea de presentación. Y en 2012, la comisaria de esta muestra
presentó en París, en el Petit Palais, en 2012, una gran exposición de síntesis
sobre Sert.
En
el catálogo de dicha exposición se recoge una importante reflexión de Sert: “El
ojo, ese órgano tan sutil y tan preciso no se engaña; no se deja engañar. Deja
que le diviertan, y precisamente es en torno a esa ‘diversión’ como evolucionan
las artes plásticas”. Resulta evidente su comprensión de que la representación
pictórica no podía seguir repitiendo los planteamientos tradicionalistas: las
formas de visión se habían multiplicado, y en consecuencia había que
representar en profundidad lo que hay que saber ver en profundidad.
Así,
en estos tiempos actuales de intenso dinamismo de las imágenes producidas
técnicamente, nuestra sensibilidad puede penetrar con mayor profundidad en el
muralismo pictórico de Sert, que casi tiene algo de construcción fílmica. Los
ecos del manierismo y del barroco, y sobre todo de Goya, fueron desencadenantes
claves en su trabajo. Y ahí nos lleva su
puesta en acción en la pintura mural: la decoración de interiores, de los
espacios que nos acogen, en los que el recubrimiento pictórico lleno de
intensidad expresiva nos permite pasar de la intimidad a distintos tipos de
fantasía o de ensoñación. Josep M. Sert: el
muralista de la acción.
* Josep M. Sert: recuerdos y evocaciones. Comisaria: Pilar Sáez Lacave, Fundación Juan March, Madrid. Del 15 de junio al 31 de julio de 2022.
* Publicado en EL CULTURAL: - Edición impresa, 24 – 30 de junio, pgs. 38-39. - Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20220628/josep-sert-muralista-accion-ecos-goya/681182012_0.html
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