El flujo de la emoción
Esta sugestiva, excelente
exposición, reconstruye el itinerario creativo de Louise Bourgeois (Paris,
1911-Nueva York, 2010), sin duda una de las artistas de mayor relieve de
nuestro tiempo. La muestra, que se presenta en los pisos 2 y 3 del MoMA, reúne
299 obras: 265 estampas (incluyendo series y las que están en libros), 23
esculturas, 9 dibujos y 2 pinturas de la primera época. Esta enumeración es
importante, porque la gran aportación de esta iniciativa se sitúa precisamente
en mostrar el papel desencadenante que la obra impresa desempeña en toda la
trayectoria de Louise Bourgeois.
Ilustración 8 de 9 del libro ilustrado Ode à Ma Mère [Oda a Mi Madre] (1995).
Punta seca, 30 x 30 cm. The Museum of Modern Art, Nueva York.
Hija
de una familia de tapiceros, Bourgeois se estableció en Nueva York en 1938, un
año después de su matrimonio con el historiador de arte norteamericano Robert
Goldwater (1907-1973). Madre de tres hijos, el primero adoptado en Francia en
1939 cuando tenía tres años y los otros dos nacidos en 1940 y 1941, tuvo su primera
exposición personal en 1945. Sus primeras obras son pinturas, dibujos y
grabados, y ya a comienzos de los años cincuenta se abre también a la
escultura.
Araña [Spider] (1997).
Instalación escultórica, 449,6 x 665,5 x 518,2 cm. Collection The Easton Foundation.
La
exposición nos permite apreciar el carácter multimedia
de su trabajo, un rasgo común en el arte de nuestro tiempo, y de lo que ella
era muy consciente. Según sus propias palabras, no habría “rivalidad” entre los
distintos medios, ya que estos “dicen las mismas cosas de maneras diferentes”.
De ahí lo acertado de la organización temática
del recorrido, que nos permite apreciar la continuidad de cuestiones e
imágenes, que van y vienen en las obras de Louise Bourgeois, independientemente
de las técnicas y soportes utilizados.
En
ese recorrido podemos apreciar lo importante que era para ella lo que
consideraba «fuerzas de la naturaleza», que se manifestarían de modo especial
en el jardín. Allí, en el jardín,
tenía con sus hijos cuando eran pequeños la experiencia de las plantas, las
flores, los árboles frutales, los animales, los insectos. Y de ese mundo
natural brota una de sus imágenes fuertes, expandida en sus obras: la mujer árbol.
Mujer araña [Spider Woman] (2004).
Punta seca sobre tejido, 34,3 x 34,6 cm. The Museum of Modern Art, Nueva York.
La
mujer, núcleo de su trabajo, que se proyecta en la casa y en la familia, donde
vive sus experiencias de esposa y madre. Y de ahí, otra de sus imágenes
fuertes: la mujer casa, pues la mujer
es quien crea el ámbito de la convivencia familiar. También en relación con
ello se sitúa otra de las imágenes intensas de Louise Bourgeois: la araña, identificada con la mujer madre. De nuevo, en sus propias
palabras: “La araña… ¿por qué la araña? Porque mi mejor amiga era mi madre y
ella era reflexiva, inteligente, paciente, reconfortante, razonable, delicada,
sutil, indispensable, pulcra y útil como una araña.”
Mujer [Femme] (2006).
Punta seca, con adiciones a mano, sobre tejido, 26 x 15,9 cm. The Museum of Modern Art, Nueva York.
Sin
embargo, no todo es calma y seguridad. La mujer experimenta, también la
inestabilidad: la soledad, el abandono, la pérdida, la melancolía. Y frente a
ello la respuesta femenina que Louise Bourgeois propone es precisamente la del despliegue, tal y como podemos ver sobre
todo en las imágenes del cabello tan largo como el cuerpo. El vuelo, el flujo
libre del cabello que se desplaza y proyecta. Y, como variante, otra de sus
imágenes recurrentes, la espiral: “La
espiral es un intento de controlar el caos.”
Mujer espiral [Spiral Woman] (2003).
Punta seca y grabado, 43,2 x 38,1 cm. The Museum of Modern Art, Nueva York.
En
definitiva, aquí están los ejes recurrentes de la gran obra artística de Louise
Bourgeois: imágenes de mujer,
imágenes abiertas y llenas de vida, que cuestionan con intensidad las fórmulas
reductivas del patriarcalismo y del machismo. Un ejemplo más: la utilización,
invertida, del cuerpo del santo atravesado por las flechas: San Sebastián, que
ella convierte en Santa Sebastiana. La
mujer es fuente de vida y vida abierta, sin límites.
Todo
se encarna en imágenes. Pero, sin embargo, el objetivo de Louise Bourgeois no
se detiene ahí: en la imagen, o en la idea. Ella quiere alcanzar y transmitir
la emoción: “Lo que busco no es una imagen. No es una idea. Es una emoción que
quieres volver a vivir.” Louise Bourgeois: el
flujo de la emoción.
* Louise
Bourgeois: An Unfolding Portrait [Louise
Bourgeois: Un retrato en despliegue]. Comisarios: Deborah
Wye y Sewon Kang; MoMA, Nueva York, hasta el 28 de enero de 2018.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.311, 6 de enero de 2018, p. 22.
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