Tú y yo somos uno
Un importante acontecimiento
cultural tuvo lugar en París el pasado 17 de octubre, unas semanas antes de los
terribles sucesos criminales del 13 de noviembre que expandieron el dolor sobre
la ciudad y el mundo, y del comienzo el 30 de noviembre de la conferencia sobre
el clima. El acontecimiento cultural fue la reapertura del Museo del Hombre,
tras seis años de obras de reforma. Pero la cuestión central que ese museo
plantea: ¿qué es el hombre?, resuena
con fuerza tanto en la negación de la humanidad y la vida que implica el
terrorismo, como en el avance hacia el futuro de la humanidad que implica el
control del cambio climático.
La Galería del Hombre: ¿De dónde venimos?
El Museo del Hombre, ubicado
en la emblemática plaza del Trocadero, tiene una larga y relevante historia. El
recinto es una síntesis de dos edificios construidos para las exposiciones
universales de 1878 y 1937, que acogieron sucesivamente a dos museos: el Museo
de Etnografía de Trocadero, en 1882, y el Museo del Hombre, en 1938. Es
importante señalar que una visita al primero de esos museos supuso uno de los
impulsos decisivos para la realización en 1907 de Las señoritas de Aviñón, como el propio Pablo Picasso le contó a
André Malraux en 1937. Entre la suciedad y el mal olor que encontró entonces en
las salas del Museo de Etnografía, Picasso ve las obras del entonces llamado
“arte negro” allí reunidas como “armas para ayudar a la gente a no obedecer más
a los espíritus, a ser independientes”. Entonces, concluye Picasso: “Comprendí
por qué yo era pintor.”
Concebido desde el comienzo
de los años treinta por el antropólogo, médico y militante socialista y
antifascista Paul Rivet (1876-1958), el Museo del Hombre inicia sus actividades
en junio de 1938. Mientras que las colecciones etnográficas se trasladan a otro
nuevo Museo de las Artes y Tradiciones populares, el Museo del Hombre se
organiza articulando las colecciones de antropología, paleontología y
prehistoria, convirtiéndose en un centro de referencia de esas disciplinas para
los investigadores y para los públicos en general, tanto en Francia como en el
exterior.
La Galería del Hombre: 1001 maneras de pensar el mundo.
Tras una etapa de un cierto
abandono, 68 años después de su fundación la inauguración de otro museo, el del
Quai Branly en junio de 2006, al final de la Presidencia de Jacques Chirac,
produce una gran crisis y una intensa polémica en los medios intelectuales y
museísticos franceses, al transferirse a ese nuevo museo toda una serie de
piezas centrales de las colecciones del Museo del Hombre y del Museo Nacional
de las Artes de África y de Oceanía. Así que ahora, nueve años después de
aquella crisis, y con el por otra parte admirable Museo del Quai Branly
plenamente asentado, la reapertura del Museo del Hombre, con una nueva
estructura y un impulso renovado, puede considerarse un auténtico renacimiento.
La Galería del Hombre: El vuelo de los bustos.
La “misión”, u objetivo
central del Museo del Hombre, se sitúa en la
evolución humana. En el estudio y actualización, conservación de piezas y materiales,
y presentación pública de todos los aspectos de la misma, tanto biológicos como
culturales. Las colecciones han sido organizadas en tres secciones:
Antropología biológica, Antropología cultural y Prehistoria. Los departamentos
de investigación, archivos y biblioteca cuentan con un importante impulso. Y en
relación con ello resulta de interés señalar que las reservas de piezas,
objetos y conjuntos, acumulados a lo largo de siglos, se estiman en más de
736.000. Todos los museos conservan y transmiten en el curso del tiempo, no
sólo exponen de forma temporal.
Cráneo de Cromañón, Paleolítico Superior, Francia.
Cráneo de René Descartes (1596-1650).
La renovación del Museo del
Hombre ha supuesto también un gran esfuerzo en la reestructuración
arquitectónica y el diseño de los espacios abiertos al público, concebidos como
un itinerario abierto, que facilita la relación y la interacción con todo lo
que se expone. Se trata de una institución cultural concebida para el “gran
público”, que busca hacer mirar, leer y pensar a todo tipo de sensibilidades
configuradas a través de los canales mediáticos actuales. En el recorrido, uno
encuentra numerosos registros fósiles, entre ellos cráneos del Hombre de
Cromañón, pero también el del filósofo René Descartes: desde los inicios, todos los seres humanos piensan, pensamos. Circulamos ante vitrinas de
gran formato, pantallas con imágenes y textos de síntesis, soportes digitales
interactivos, podemos tocar, oír, oler… Se trata de generar un hábito de
familiaridad con todo lo que vamos viendo, por muy complejo, extraño o exótico
que sea. Ese es el mensaje: siéntase como en casa, como si estuviera mirando la
pantalla de su ordenador personal o de su teléfono interactivo.
De lo que se habla es de la evolución humana. Y ese registro se
concreta en las tres preguntas que Paul Gauguin formuló, y puso como título de
un cuadro de 1897 que hoy se conserva en el Museo de Bellas Artes de Boston: ¿De
dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? Las tres preguntas, sin mencionar a Gauguin, nos llevan, nos conducen,
en un itinerario que nos habla de lo que somos: “una única humanidad compuesta
de seres plurales”.
La Galería del Hombre: La Venus de Lespugue, Paleolítico, hacia 20.000 a. C.
Marfil, 14,7 cm. alt.
Se nos dice: y podemos ver y oír, que todas las
lenguas son igualmente complejas. Que las diferentes sociedades humanas, los
distintos grupos étnicos, son en sus rasgos más profundos, homogéneos, y que
sus procesos de vida y cultura se despliegan en un marco natural, en el que
también viven las otras especies animales. Y eso sí, se nos advierte que vamos
hacia un mundo cada vez más artificial, en el que la mundialización conlleva un
peligro creciente para la biodiversidad.
El mensaje es nítido, y de gran importancia ética y
cognoscitiva, en estos tiempos de incertidumbre, de nuevos racismos y de
exaltación de la violencia destructiva contra el ser humano diferente. Aunque
diversos, aunque distintos, todos los humanos somos uno, individuos todos de la misma
especie: homo sapiens. Que, a su vez,
se genera en un proceso evolutivo y en el ámbito de las distintas especies
animales, más o menos próximas a la nuestra. En ecosistemas o ámbitos
naturales, que forman parte de nosotros mismos. Y con un futuro abierto, cuya
construcción en una buena medida está precisamente en nuestras manos.
En definitiva, recorriendo los espacios públicos del
Museo del Hombre realizamos un viaje en el tiempo de la vida de la humanidad.
Tú y yo, todos semejantes, la misma humanidad, diversificándose y proyectándose
hacia el horizonte de lo que vendrá. Frágiles, quebradizos, seres humanos.
* Musée de l’Homme, Place
du Trocadéro, París.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.216, 9 de enero de 2016, pp. 18-19.
En definitiva, recorriendo los espacios públicos del Museo del Hombre realizamos un viaje en el tiempo de la vida de la humanidad. Tú y yo, todos semejantes, la misma humanidad, diversificándose y proyectándose hacia el horizonte de lo que vendrá. Frágiles, quebradizos, seres humanos. https://tercerefecto.com/turismo/
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