miércoles, 19 de marzo de 2025

Exposición en la Fundación Juan March, Madrid...

Los lenguajes del color 

Ir al fondo de las cosas: eso es lo que nos plantea esta profunda exposición que establece un amplio recorrido por uno de los ejes centrales de las artes visuales: el color. En la muestra se presentan un amplio número de obras de los siglos XX y XXI, todas ellas de gran calidad y con una intensa fuerza expresiva, con el objetivo de mostrar la emancipación del color que, más allá de la línea y la forma, habría alcanzado su completa autonomía en el transcurso del siglo XX.

    Josef Albers: Homage to The Square: Intrepid [Homenaje al cuadrado: intrépido]
                    (1950). Colección particular. Cortesía de la Galería Guillermo de Osma, Madrid.                 

Su título: Lo tienes que ver, responde a lo que escribió Walter Benjamin en un texto de 1915: “El color debe ser visto”, que se reproduce en la pared de una de las salas. El recorrido nos lleva por una significativa selección de obras “abstractas”, un término que yo sustituiría por “no figurativas”, y que se expandió a lo largo del siglo XX desde el mundo anglosajón, con la voluntad de expresar una nueva época del arte, a diferencia los planteamientos tradicionales.

En mi opinión, el arte en sus planteamientos tradicionales, clásicos, tiene un halito intensísimo de abstracción, y siempre señalo como uno de los ejemplos más explícitos de ello el gran cuadro Las Meninas, de Velázquez, que desde su dimensión figurativa tiene una fuerza y significado de abstracción sumamente intensos.

Dicho esto, lo verdaderamente relevante que la exposición nos transmite es cómo el color en sí mismo, su utilización, llega a alcanzar una relevancia y expansión intensísimas a lo largo del siglo XX. Podemos apreciar esa nueva centralidad a través de los primeros experimentos de Kazimir Malévich, que se consideran el punto de partida de la narración elaborada.

Lucio Fontana: Concetto spaziale [Concepto espacial] (1962).
Fondazione Lucio Fontana, Milán.

Especialmente significativa es la obra de grandes dimensiones de Ad Reinhardt: Pintura abstracta (1953), óleo intensamente negro que cubre plenamente el lienzo que le sirve de soporte. Y se nos sitúa como “desencadenante” lo que Rudolf Arnheim escribió en 1974: ““Hablando en términos estrictos, todo aspecto visual debe su existencia a la luminosidad y al color.” El color como centro de la escena en las artes visuales.

Así nos vamos encontrando con un gran conjunto de obras reunidas, con piezas de Olafur Eliasson, Rosa Brun, Yves Klein, Lucio Fontana… Junto a ello, nuestra mirada se abre al carácter transversal y multidisciplinar que va adquiriendo el arte de nuestro tiempo, pues junto a pinturas, esculturas y obras sobre papel, también se incluyen piezas de cine y de vídeo, e intervenciones o instalaciones como la de Felipe Pantone, la cromosaturación de Carlos Cruz-Diez o la lluvia e instalación de pigmento azul de Yves Klein. Hay que destacar una película de Derek Jarman y la fotografía de Wolfgang Tillmans, así como también cerámicas, entre las que destacan las de Richard Deacon, y las obras textiles de Sheila Hicks o Teresa Lanceta.

                 Olafur Eliasson: Colour spectrum kaleidoscope [Caleidoscopio color espectro] (2003). Cortesía del artista. Galería Elvira González, Madrid y neugerriemschneider, Berlín.

De gran interés e importancia es lo que tiene en su interior el espacio cerrado de un gabinete o cámara de maravillas, en alemán: Wunderkammer. Dedicado a “los primeros teóricos del color de los siglos XVIII y XIX”, con referencias a Goethe, Turner, o Carl Runge, contiene todo un conjunto de materiales que nos transmiten la historia y el uso del color, así como documentos, entre ellos los que hablan de las injusticias históricas unidas al color de la piel.

De una calidad excepcional es lo que contiene otro pequeño espacio cerrado: la instalación inmersiva Coloramas elaborada por Santaella Lab y los comisarios de la exposición, con un análisis profundo de los fundamentos físicos del color. A través de un vídeo que se proyecta en un conjunto de pantallas envolventes, vamos al fondo de la interrogación acerca de lo que es un color. Y me quedo con esta síntesis, que ahí aparece: “En realidad, el color no existe. Es el resultado de una experiencia perceptiva en la que la luz es captada por las células foto-receptoras de la retina, llamadas conos y bastones, transformándose en impulsos eléctricos que el cerebro reconoce como colores”.

Waldo Díaz Balart: Summer is already here [El verano ya está aquí] (2009).
Colección Ealdo Balart, VEGAP, Madrid.

Para mí, la mejor respuesta a esta cuestión teórica la podemos encontrar en el pensador Ludwig Wittgenstein, también presente en los planteamientos de la exposición, y que escribió todo un conjunto de textos escritos sobre el color en las últimas jornadas de su vida. Wittgenstein escribió: “Yo no veo que los colores de los cuerpos reflejen luz en mi ojo.” Y de ahí, remite la cuestión a su concepción de los juegos de lenguaje, un concepto que articula en referencia a los distintos tipos de lenguaje que, como si fueran una familia, constituyen un juego.

Según Wittgenstein, cuando tratamos de nuestras experiencias con los colores nos estamos situando en un juego de lenguaje en el que asumimos que los términos que usamos tienen un sentido: “en realidad lo único que queremos es concebir «El rojo existe» como el enunciado: la palabra «rojo» tiene significado.” Pero, además, los significados de los colores dependen de los contextos del juego de lenguaje, no son unívocos ni homogéneos. Considero que ahí se sitúa la dimensión más profunda a la que nos lleva esta magnífica exposición: los colores como lenguajes, como juegos de lenguaje, como soportes expresivos, abiertos en sus dimensiones y características formales.

 

    * Lo tienes que ver. La autonomía del color en el arte abstracto. Comisariado: Manuel Fontán y María Zozaya. Fundación Juan March, Madrid. Del 28 de febrero al 8 de junio.                                                                      

   * Publicado en EL CULTURAL:

         - Edición impresa, 14 de marzo de 2025, pp. 30-31.

   -Edición onlinehttps://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250319/kazimir-malevich-olafur-eliasson-artistas-hicieron-color-religion/930407278_0.html  

 

martes, 18 de febrero de 2025

Exposición en Madrid...

 Rafael Canogar: Los sueños de la pintura 

Estamos ante un acontecimiento verdaderamente notable: cuando está muy próximo a cumplir noventa años, se han reunido en torno a 60 obras, de una calidad excepcional, de Rafael Canogar. La exposición, estructurada en cinco “capítulos”, no tiene un planteamiento cronológico, algo que suele ser habitual en las muestras retrospectivas. Con una extraordinaria concepción y un muy articulado montaje del comisario Alfonso de la Torre, se nos permite ir viendo, en composiciones y ecos de obras de distintas épocas, los núcleos centrales y permanentes de la trayectoria de Rafael Canogar, uno de los artistas más relevantes de nuestro tiempo.

El título de la muestra: “[I]Realidades”, nos plantea ya en sí mismo la cuestión que suscita la forma de entender el arte en Canogar: ¿qué tenemos antes nuestra visión, realidades o irrealidades plasmadas plásticamente…? Es un buen punto de partida, porque en sus obras pictóricas no encontramos representaciones figurativas, sino despliegues de color y de luz que interrogan lo que vemos y cómo vemos.

Sin título (1955). Ól. s. lienzo, 50 x 70 cm.

Los cinco “capítulos” se estructuran con los siguientes rótulos: (1) “Naturaleza que me has conmovido", (2) “Circa 1957. La materia y el signo: el arte otro", (3) "Abstracciones y construcciones desde los ochenta", (4) “Circa 1968. Realeza secreta del dolor”, y (5) “Klee y Miró, mágicos”.

Unas referencias concretas determinan los capítulos (1) y (5), que marcan el inicio y el final del recorrido. En el primer caso se trata de un pequeño óleo sobre madera, de 1949: Jardín de Vázquez Díaz, en el que vemos el jardín de quien fue su maestro, toda una clave para entender los inicios de su trayectoria. En el segundo, nos encontramos con tres cuadros, también de pequeño formato, dos de ellos de 1954 y otro de 1955. Según escribió Canogar: “Klee y Miró me dieron el apoyo para adentrarme en el mundo de la abstracción expresionista”. Es decir: ahí se sitúa una de las referencias claves para la fijación de su horizonte artístico.

Bizancio (2003). Técnica mixta con pan de oro, 244 x 350 cm.

Los otros tres capítulos: (2), (3) y (4), condensan un conjunto de obras, que marcan los pasos que ha ido dando desde 1957 hasta ahora mismo, con piezas datadas en 2024. Canogar desempeñó un papel fundamental en la creación y desarrollo del grupo artístico “El Paso” (1957-1960), abriendo desde entonces una concepción de la pintura que va más allá de la figuración descriptiva haciéndonos ver lo que habitualmente no vemos.

Como podemos percibir en las hermosas pinturas aquí reunidas ese procedimiento tiene como clave central las apariciones y los juegos de la luz, a través de las superposiciones de masas pictóricas y colores. En un texto publicado en 1959, el propio Canogar indicó: “En mis pinturas, la forma cede su puesto a la luz, que la baña en sus partes salientes, creando imágenes que surgen de la oscuridad.” Desde entonces, y como alternativa a la figuración descriptiva, sus obras se articulan a través de una metamorfosis de las formas determinada por la luz.

Silo (2006) Técnica mixta, 217 x 152 cm.

El capítulo (4), que nos remite al entorno de 1968, con todas las transformaciones sociales y políticas que tuvieron lugar en aquel tiempo, nos permite apreciar el vuelo intenso de la pintura de Canogar, que rompe todos los límites cerrados. Además de una pintura al óleo: La Parturienta (1974), vamos teniendo ante nuestra mirada diversas piezas que conjugan los relieves pictóricos con la pintura plenamente negra, con lo que se subraya la profunda agitación que se vivía. Es casi como un grito: “¡Salvemos la humanidad…!” Y también en este contexto hay una pieza escultórica, con pliegues de madera de nogal, que Canogar realizó en 2021: Homenaje a los caídos por la COVID-19.

Viento (2023). Acrílico sobre metacrilato, 200 x 250 cm.

El capítulo (3): "Abstracciones y construcciones desde los ochenta", nos lleva a un conjunto de obras pictóricas de una calidad excepcional, de las que se quedan para siempre marcadas en tu interior. Entre ellas, destaco personalmente la pintura al óleo sobre lienzo, de gran formato, Nocturno urbano 1-90 (1990). La dimensión matérica desempeña un papel esencial en la búsqueda pictórica de Canogar. Y decisivo es cómo podemos ir apreciando, hasta en las piezas más recientes, la utilización en sus pinturas de los soportes plásticos, con el despliegue masivo del acrílico y el empleo del metacrilato como soporte directo. Con ello se alcanzan importantes efectos de transparencia y de reflejo: al mirar tú mismo te ves en el fondo de las obras.

Aquí es oportuno llamar la atención acerca de Viento (2023), una pintura con acrílico sobre metacrilato, en la que vemos oscilar unas barras de colores cambiantes sobre un fondo negro, que en sí mismo es todo un espejo de visión.

Fisura (2024). Óleo y acrílico sobre policarbonato, 150 x 100 cm.

En definitiva, Canogar nos conduce hacia una visión lo más completa posible, en busca en todo momento de la verdadera profundidad de la visión. Lo que ahí vemos nos puede llevar más allá de lo que vemos: como alternativa a la figuración descriptiva, el mundo interior, el otro mundo, la metamorfosis de las formas… A eso nos lleva Canogar, a la pintura como sueño de las formas.

 

* Rafael Canogar: [I]Realidades [Obras 1949-2024].  Comisario: Alfonso de la Torre. CentroCentro, Madrid. Del 30 de enero al 18 de mayo.


* Publicado en EL CULTURAL:

      - Edición impresa, 7 de febrero de 2025, pgs. 26-27.

-Edición onlinehttps://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250211/rafael-canogar-pintor-inmenso-despliega-toda-luz-arte-abstracto/922408084_0.html 

 

lunes, 10 de febrero de 2025

Exposición en Madrid

 

Carlos León: El jardín de la visión 

Estamos ante toda una síntesis que nos muestra la profundidad del viaje hacia el fondo de sí mismo en el que uno de los artistas más relevantes de nuestro tiempo: Carlos León (1948), ha desarrollado entre 2021 y 2024 un relevante conjunto de obras en un momento de su vida que él mismo caracteriza como «postmadurez».

Carlos León en su estudio (2024).

En la exposición todas las piezas son pintura, el ámbito donde Carlos León ha situado desde sus inicios el núcleo de su actividad artística. Se han reunido 17 de gran formato, en las que vemos flotar los desplazamientos de colores elocuentes que atrapan nuestra mirada. Distribuidas en las diversas salas de la galería, trazan un itinerario, un viaje, en lo que viene a constituir todo un jardín de gran resonancia.

El título de la muestra: «the wrong garden» [«el jardín equivocado»], coincide con el de un impresionante libro sobre el artista, cuya presentación pública tuvo lugar el pasado mes de diciembre en Segovia, donde se había elegido unos meses antes a Carlos León como “hijo adoptivo de la provincia”.

Premonición blanca. Háfrica (2021).

En un texto en el inicio de ese libro, Carlos León subraya su frecuente utilización del sustantivo jardín en los títulos de sus cuadros, y sitúa “el jardín como Lugar real en el que tienen lugar, y fructifican, los encuentros entre los silenciosos trabajos de la Naturaleza, sus enraizamientos, brotes, floraciones y desarrollos, con los de la inteligencia, la razón, el cálculo, la geometría y la musicalidad… pero espacio significante, al mismo tiempo, sobre el que proyectar ideas estéticas, experiencia cultural y, en su desarrollo: Arte.”

Red fronda II (2024).

Lo que así nos proyecta es todo un viaje, personal y estético, que a lo largo de los años buscaba situar en su pintura ese jardín ideal añorado. Pero lo que resuena finalmente son los ecos de un tiempo final, como subraya en las últimas líneas de ese texto: “y al cabo de esos años, aquí lo confieso, descubro que no he hallado ese jardín, sino otro, ya en los dominios que conducen al encuentro con mi amada Perséfone, y al que pongo por nombre «the wrong garden» o, dicho de otro modo, «the wrong fandango»: la danza del destino, la de la Muerte con la Vida.”

Es decir, la expresión «the wrong garden» nos remite a un baile abierto que nos lleva desde la vida a la muerte, trazando un viaje en el tiempo en el que la voluntad de plasmar una visión profunda de los ámbitos y ecos naturales como espejos y proyección de la interioridad humana y su proyección en el deseo, el pensamiento y la identidad, a través de todo lo cual Carlos León forja la articulación de sus obras pictóricas.

Nueva luz V (2024).

Sus obras configuran un lenguaje plenamente expresivo, ya que sus colores hablan, nos llevan a las resonancias del mundo interior, a los ecos de la sensibilidad, y a la iluminación de lo inconsciente. Desde que en 1966 se inició en la pintura, Carlos León ha ido siguiendo un firme itinerario. Artista viajero, mantuvo largas estancias en París y en Nueva York, que fueron decisivas para su síntesis de las raíces hispánicas y las modulaciones internacionales del arte. Y ahí sigue, en su «postmadurez». En mi opinión, es uno de los artistas más relevantes de nuestro tiempo.


* Carlos León: the wrong garden. Galería Albarrán Bourdais, Madrid. Del 11 de enero al 15 de febrero.

* Publicado en EL CULTURAL:

      - Edición impresa, 31 de enero de 2025, pg. 31.

-Edición onlinehttps://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250209/carlos-leon-pintor-esconde-jardines-yemas-dedos/919658550_0.html

martes, 4 de febrero de 2025

Exposición en el Grand Palais, París

               Chiharu Shiota: Los hilos de la vida 

La exposición en París de Chiharu Shiota (Osaka, Japón, 1972), una de las artistas más relevantes de la escena internacional del arte, es sin duda, todo un acontecimiento. Su itinerario creativo comenzó en los años noventa, pero pronto se desplazó desde Japón a Alemania. Allí estudió con Marina Abramovic en Hamburgo, y después se instaló en 1997 en Berlín, donde ha seguido residiendo hasta hoy. En esta ciudad estudió con Rebecca Horn. Todos estos datos son relevantes, porque la obra de Chiharu Shiota está caracterizada por una tonalidad femenina, y junto a las dos artistas ya mencionadas son también referenciales para ella Louise Bourgeois y Ana Mendieta.

Chiharu Shiota

Es también oportuno recordar el gran impacto y el eco que produjo su exposición en el Pabellón de Japón en la Bienal de Venecia de 2015, con la gran instalación The Key in the Hand [La llave en la mano], en la que 180.000 llaves suspendidas en hilos rojos colgaban sobre dos barcas que representarían dos manos. E igualmente, hay que señalar que su obra ha contado con bastantes exposiciones en España, la última y bastante reciente: Cada quien, un universo, entre el 22 de marzo y el 23 de junio de 2024 en Barcelona, en la Fundación Antoni Tàpies.

La muestra en París en el Grand Palais, monumento cuya renovación se da por casi finalizada, se presenta como un preestreno de la reapertura con su programación propia. Es el resultado de una colaboración con el Mori Art Museum de Tokyo, cuya directora: Mami Kataoka se ha encargado del comisariado. Organizada en 11 secciones, en ella se presentan 167 obras y proyectos, que permiten todo un recorrido por la trayectoria de Chiharu Shiota, desde sus inicios como artista en 1990 hasta la actualidad.

Es particularmente relevante la reconstrucción de la performance y la instalación de Becoming Painting [Devenir Pintura] (1994), que Shiota considera como el arranque de su trabajo artístico específico, después de haber querido ir más allá de la fijación en la distancia de la pintura, con un desplazamiento personal al interior del cuadro. Su rostro y su cuerpo están completamente impregnados del rojo que surte desde los hilos rojos colgados del techo.

Uncertain Journey [Viaje incierto] (2016-2024).

En ese despliegue se sitúan las dos grandes e inmersivas instalaciones con hilos, que parece que miden más de 200 kms. de longitud, en grandes salas: Uncertain Journey [Viaje incierto] (2016-2024) e In Silence [En Silencio] (2002-2024). En la primera, vamos andando entre figuras alámbricas de barcas sobre las que caen desde el techo grandes especies de racimos de hilos rojos. La segunda brota del recuerdo del incendio en la casa de sus vecinos cuando era niña, y vemos un piano incendiado junto a la silla vacía del pianista y un conjunto de sillas vacías de los públicos ausentes.

In Silence [En Silencio] (2002-2024).

Son también especialmente interesantes otras dos instalaciones. Reflection of Space and Time [Reflejo de Espacio y Tiempo] (2018) es una construcción cúbica con metal e hilos negros en la que hay dentro dos vestidos blancos de mujer, y con un espejo en el interior en el que salimos los que miramos desde fuera. Accumulation – Searching for the Destination [Acumulación – Buscando el Destino] (2014-2024) es, de verdad, deslumbrante: consiste en un conjunto muy amplio de maletas colgadas desde el techo con tiras rojas de lana. Pero las maletas no están quietas, se mueven, lo mismo que todos nosotros cuando viajamos…

Reflection of Space and Time [Reflejo de Espacio y Tiempo] (2018)

                                                             

Accumulation – Searching for the Destination [Acumulación – Buscando el Destino] (2014-2024)

Además de objetos, vídeos y diversos dispositivos, se presta una gran atención a los dispositivos escénicos desarrollados por Shiota entre 2003 y 2019, con las escenografías de nueve óperas y de obras de teatro. Y también hay que mencionar su atención a la desaparición del muro de Berlín, tras una división de la ciudad durante 28 años. En relación con ello Shiota plantea que los humanos tenemos tres pieles: además de la propia piel humana, están los vestidos, y la tercera piel serían los “muros, cuerpos y ventanas que rodean el cuerpo humano.”

En síntesis, la forma expresiva central de Shiota es la instalación, pero siempre con un trasfondo en el que resuenan los ecos de la performance y el arte del cuerpo. Así crea ambientes con entramados de hilos de lana, negros o rojos, que entrelazan objetos evocadores: instrumentos de música, vestidos de muñecas, zapatos, sillas, ventanas rotas, camas, cartas, llaves… Entramados de hilos concebidos como una prolongación de su propio cuerpo ausente, ya que como ella misma indica: “Duermo dentro de las instalaciones para completarlas.”

Esos hilos o redes, que tienen una analogía evidente con la tela de la araña de Louise Bourgeois, son en sí mismos una evocación de los hilos o redes que tejen las relaciones interpersonales. Shiota los considera un espejo de los sentimientos: «Los hilos están tejidos entre sí. Se enredan. Se desgarran. Se desatan. Son como un espejo de los sentimientos.» Y con ello nos traen, en definitiva, una reverberación del tejido de la vida, de la trama de la memoria. Con la forma de un dibujo que flota: “Con el hilo, estoy dibujando en el aire.”

A través de los hilos, tejer y destejer la memoria. Evocar emociones y sentimientos, y de un modo persistente la presencia en la ausencia. Ahí nos lleva esta artista ejemplar, Chiharu Shiota: en el arte que flota y nos rodea tejamos todos los hilos de la vida.

 

* Chiharu Shiota: The Soul Trembles [El Alma Tiembla].  Comisariado: Mami Kataoka. Grand Palais, París. Del 11 de diciembre de 2024 al 19 de marzo de 2025.

* Publicado en EL CULTURAL:

- Edición impresa, 17 de enero de 2025, pgs. 32-33.

-Edición onlinehttps://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250126/chiharu-shiota-artista-dibuja-aire-km-hilo-rojo-desenmaranar-traumas/916408522_0.html

domingo, 5 de enero de 2025

Exposición en el Museo del Prado

             Sigmar Polke: la pintura y el tiempo 

Estamos ante la primera exposición individual en Madrid del artista Sigmar Polke (1941-2010), nacido en Polonia y que emigró muy pronto: en 1953 con su familia a Alemania, donde desarrolló su vida y su relevante trayectoria artística. Es importante destacar el lugar donde se presenta la exposición: el Museo del Prado, sin duda una de las instituciones más relevantes.

La elección de ese lugar es plenamente coherente con el concepto de la muestra, que plantea una visión de la obra de Polke a partir de sus afinidades y semejanzas con otros artistas. En primer lugar, y de un modo muy destacado, con Goya. Pero también con Max Ernst, Sergei M. Eisenstein y Alberto Durero. Lo que así vamos viendo es el diálogo profundo de las obras de Polke con obras y artistas de otros lugares y tiempos.

Con un montaje de gran calidad, estructurado a partir del excelente criterio de la comisaria Gloria Moure, la exposición se organiza en secciones, en las que encontramos sobre todo pinturas, así como dibujos, fotografías, algún vídeo… En definitiva, imágenes en profundidad, que hablan desde el presente con la mitología, conceptos y sensaciones de otras épocas, haciéndonos percibir en el eco que todo ello produce en Polke la persistencia de las cuestiones existenciales que se transmiten a través del arte.

Se presentan en total 53 piezas: 42 de Polke, 5 en el horizonte de Goya: su gran pintura Las viejas o El tiempo, una imagen digital de 2020 con la radiografía de esa pintura, El coloso (después de 1808) atribuido a Goya, la estampa nº 26 de Los Caprichos (1797-99): Ya tienen asiento, y el dibujo Hasta la muerte (1797-98); y 6 más con diversa autoría…

Los inicios creativos de Sigmar Polke se sitúan en una perspectiva que buscaba marcar la diferencia con el pop art y con un planteamiento crítico ante los soportes mediáticos y la publicidad. En esa línea formó en 1963, junto a Gerhard Richter, el movimiento “realismo capitalista”, un término que implicaba un giro irónico respecto al “realismo socialista” de entonces en el bloque soviético. Después fue desarrollando un interés profundo por el curso de la pintura en las artes a lo largo del tiempo, y a partir de 1965 va realizando variaciones sobre obras clásicas, como las de Durero o Kandinsky.

En continuidad con ello, el desencadenante de la muestra se sitúa en la confrontación de Polke con Goya, que tuvo lugar cuando se encontró en 1982 con el cuadro de éste Las viejas o El Tiempo (1810-12) en el Palacio de las Bellas Artes de Lille, donde sigue estando actualmente, y que ahora puede verse de nuevo por primera vez en España, junto a una radiografía digital del cuadro realizada en 2020.

Según se nos dice en el catálogo, parece que probablemente se trató de un reencuentro, pues Polke había viajado a Lille anteriormente en distintas ocasiones, por lo que su interés por la obra de Goya fue adquiriendo un eco muy profundo. Actualmente se conserva una fotografía en blanco y negro de Polke de esa visita en 1982, en píe y con una cámara fotográfica con trípode, ante Las viejas o El Tiempo, limpia y recién restaurada, lo que probablemente le permitió descubrir nuevos aspectos importantes en la misma. Posteriormente, Polke también continuó su contacto con Goya en viajes a España.

El cuadro de Goya y su radiografía se muestran junto a una pintura de gran formato de Polke: Cenizas sobre cenizas (1992), y ahí comienza el itinerario de confrontación que nos permite apreciar en profundidad las afinidades con la obra de Goya que Polke desplegó intensamente en su trabajo. La pregunta ¿Qué tal?, grabada en el envés del espejo en la pintura de Goya, nos lleva directamente al juego de la confrontación de los sentidos de las palabras y las imágenes, algo tan central en la trayectoria artística de Polke.

Lo que viene de otro tiempo se proyecta en los tiempos actuales, y de ahí la utilización que Polke realiza de imágenes ya dadas, sobre todo fotografías tomadas de periódicos, que amplía y distorsiona pictóricamente. Según explica en una entrevista de 2003 recogida en el catálogo, se dio “cuenta de que la imagen cobraba más vida cuando había alguna imperfección, algunas deformaciones. Así es más real.” Es decir, la distorsión y deformación de las imágenes nos permite apreciar su carácter expresionista y dinámico, a diferencia de las representaciones figurativas estáticas.

Pintura y tiempo: el diálogo de Polke con Goya y con otros pintores y artistas de otras épocas, así como con las diversas formas y soportes de la representación que se han ido sucediendo en el tiempo, nos llevan a la comprensión de que el presente se torna vacío si no hay comunicación con las raíces anteriores. Como también dice en la misma entrevista antes mencionada: “Cuanto más sabes, más consciente eres de lo que han hecho otros. No puedes existir en el vacío, estás arraigado en el tiempo.”

En definitiva, las obras de Sigmar Polke reunidas en esta exposición excepcional nos permiten apreciar en profundidad su diálogo con los tiempos en la gran complejidad de sus pinturas, con capas superpuestas, así como trazados, líneas y colores muy intensos. Central es también la unión en ellas de palabras e imágenes, lo que transmite una intensa dimensión poética que marca los ecos de la vida y la existencia. Son como un espejo plural y diverso de la complejidad de la vida y la representación.

 

* Sigmar Polke. Afinidades desveladas. Comisaria: Gloria Moure. Museo del Prado, Madrid. Del 26 de noviembre al 16 de marzo de 2025.

* Publicado en EL CULTURAL:

- Edición impresa, 27 de diciembre de 2024 – 2 de enero de 2025, pgs. 32-33.

- Edición onlinehttps://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250103/sigmar-polke-francisco-goya-colosos-frente-museo-prado/911909078_0.html

viernes, 13 de diciembre de 2024

Triple exposición...

Matt Mullican: Cosmología es sociedad 

Todo un acontecimiento, tres galerías confluyen en la presentación de la obra de uno de los grandes artistas estadounidenses de la actualidad: Matt Mullican (Santa Mónica, California, 1951), que vive y desarrolla su trabajo en Nueva York y en Berlín. Las galerías ProjecteSD y 1 Mira Madrid despliegan un proyecto conjunto, con el mismo título: «The Sign Is The Circle» [«El signo es el círculo»]. Y también en Madrid, la galería de apertura reciente MAI 36 presenta una selección de ocho piezas de gran formato.

                 SIN TÍTULO (DETALLES DE COSMOLOGÍA: A TODO COLOR) (2024).                         Ól. sobre lienzo, 200 x 200 cm.

Mientras que en el caso de ProjecteSD se trata de la sexta presentación de Matt Mullican en exposiciones personales, en Madrid será la primera ocasión. A través de las tres muestras, y con las obras de gran interés seleccionadas, podemos ir hasta el fondo del trabajo artístico de este artista singular. Matt Mullican tuvo su primera exposición individual en Boston, en 1973. Y acabó su periodo de formación en 1974, en el California Institute of Arts. Desde sus inicios, su representación pictórica se modula cuestionando los sentidos, los lenguajes y la significación.

La elección en esta ocasión del círculo como motivo central de su trayectoria es plenamente acertada, pues este motivo aparece en todas las obras que podemos ver. Como punto de arranque se podría situar el dibujo sobre papel de 1975 UNTITLED (THE WORLD) [SIN TÍTULO (EL MUNDO)], en el que vemos la cartografía del mundo encerrada en un círculo: un Mapamundi que replica la circularidad esférica de nuestro planeta.

                        SIN TÍTULO ( SIGNO SUBJETIVO) (2015). Pastel de óleo y gouache                                    sobre lienzo, frottage. 200 x 200 x 4,5 cm.

Es importante destacar el procedimiento que Mullican utiliza para dar nombre a sus obras. Como rótulo general emplea siempre UNTITLED [SIN TÍTULO], pero a la vez, entre paréntesis, aparece un rótulo complementario con referencias verbales concretas a lo que está en cada pieza. Es como establecer una dualidad entre lenguaje verbal y lenguaje visual, subrayando la diferencia entre ambos, pero también su intercomunicación…

En su lenguaje visual, Mullican da una gran importancia a los colores, y a cinco en concreto: verde, azul, amarillo, negro y rojo. El primero, el verde, se asocia formal y simbólicamente a la representación del mundo material. El segundo, el azul, con la vida cotidiana. El tercero, el amarillo, con la cultura y la ciencia. El cuarto, en una síntesis de blanco y negro, con el lenguaje. Y finalmente, el quinto, el rojo, con la experiencia subjetiva.

           SIN TÍTULO (GRÁFICO CUADRADO LÜBECK / COLOR Y LÍNEA) (2023).                  Díptico, 2 piezas. Bastón de óleo sobre lienzo, frotado. C. U., 100 x 100 cm. 

Trama visual y lenguajes: todo ello responde al objetivo central de la obra de Matt Mullican: alcanzar un conocimiento profundo de sí mismo. Si en un plano filosófico, René Descartes nos dejó escrito “Pienso, luego existo”, en el caso de Matt Mullican podríamos leer: “Hago arte, luego existo”.

               SIN TÍTULO (SUBJETIVO DENTRO DE SUJETOS) (2018). Pastel de óleo            y acrílico sobre lienzo, 2 partes. C. U., 200 x 400 x 4,5 cm.

La conexión entre la interrogación interior y el círculo en Mullican es especialmente relevante, porque se trata de individualizar con el círculo los diversos planos y experiencias de la vida. En paralelo con la palabra enmarcar, podríamos crear un neologismo: encircular, para subrayar el procedimiento de Mullican. Y todo ello nos lleva también a la identificación de la existencia, en sus círculos plurales, con la cosmología, algo central en Matt Mullican. En una de las presentaciones en Madrid, él mismo indicó: “cosmología es sociedad”.

 


* Matt Mullican: THE SIGN IS THE CIRCLE. ProjecteSD, Barcelona. Del 9 de noviembre al 18 de enero de 2025.

* Matt Mullican: THE SIGN IS THE CIRCLE. Comisario: Mira Bernabeu. 1 MIRA MADRID, Madrid. Del 11 de noviembre al 11 de enero de 2025.

* Matt Mullican. MAI 36, Madrid. Del 16 de noviembre al 1 de febrero de 2025.

 

* Publicado en EL CULTURAL:

- Edición impresa, 6 – 12 de diciembre, pg. 46.

- Edición onlinehttps://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20241213/matt-mullican-bandas-pintor-americano-conquista-galerias-madrid-barcelona/907409695_0.html