domingo, 15 de marzo de 2020

Exposición en la Fundación Juan March, Madrid





Una interesante exposición abre en Madrid nuestra mirada hacia un acontecimiento importante en el despliegue del arte en Estados Unidos después del final de la Segunda Guerra Mundial. Era la época en la que se iba configurando la llamada “Escuela de Nueva York”, centrada en la afirmación del “Expresionismo Abstracto”, que acabaría alcanzando una importante estela de reconocimiento en el arte del siglo XX.

Hedda Sterne: NY, NY No. X (1948). Óleo s. lienzo, 83,5 x 118,5 cms. 
Tate Gallery, Londres.

El acontecimiento significativo fue una carta de protesta contra los criterios de organización y de exclusión en una exposición del Metropolitan Museum of Art: «Pintura americana de hoy: 1950», que se abrió al público en diciembre de ese año. Esa carta fue firmada por 18 pintores y p0r 10 escultores.
Ante ello, se preparó una publicación en la revista Life, en la que desempeñó un importante papel una fotografía de Nina Leen donde aparecían 15 de los 18 pintores (los tres restantes no podían estar en Nueva York en el momento de la toma de la imagen). Sólo “pintores”, y ningún “escultor”, por el hecho de que el motivo de la protesta era una exposición de “pintura”, aunque ya entonces se iba abriendo en el arte un horizonte de trabajo multimedia para los creadores. Esa fotografía alcanzaría una importante relevancia posterior, con réplicas y reelaboraciones desde 1985 hasta 2009, en las que se subraya la importancia de la protesta en el medio artístico.

Willem de Kooning: Zot (1949). Óleo s. papel, montado s. tabla, 45,7 x 51,4 cms. 
The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.

Es importante señalar que entre los 10 “escultores” firmantes sólo había dos mujeres: Louise Bourgeois y Mary Callery. Y que entre todos los pintores, ya fallecidos en la actualidad, había únicamente una mujer: Hedda Sterne, la que más tarde falleció, en 2011, tras cumplir 100 años. Algunos de estos “pintores” alcanzarían un gran reconocimiento, como es el caso de Willem de Kooning, Robert Motherwell, Barnett Newman, Jackson Pollock, o Mark Rothko. Los demás tendrían, en cambio, una valoración más oscilante.
La publicación en Life llevaba como rótulo la frase «UN GRUPO IRASCIBLE DE ARTISTAS AVANZADOS HA LIDERADO LA LUCHA CONTRA LA EXPOSICIÓN». De ahí el título de la muestra en Madrid, en la que se presentan la fotografía de Nina Leen a gran formato, una obra de cada uno de los 18 pintores firmantes de la carta, y un importante espacio de documentos.

Mark Rothko: Sin título (1952). Óleo s. lienzo, 75,2 x 166,4 cms. 
National Gallery of Art, Washington D. C.

En la publicación de Life se señalaba que el entonces Director del Metropolitan Museum of Art: Francis Henry Taylor, había comparado a los firmantes con "pelícanos de pecho plano pavoneándose sobre las tierras baldías intelectuales." ¿Y qué es lo que ellos habían escrito en la carta de protesta...? Llamaban la atención sobre que la selección de obras en la muestra "no da ninguna esperanza de que una proporción justa de arte avanzado estará incluida." Para, después, subrayar "el hecho histórico de que, aproximadamente en cien años, sólo el arte avanzado ha hecho alguna contribución importante a la civilización."
Ahí se sitúa el núcleo central de los procesos artísticos: o quedarse "quietos", o ir hacia adelante. Y eso es lo que plantea esta exposición en Madrid: las 18 obras de los "irascibles", junto a la reconstrucción precisa de lo que pasó entonces, pero además la pregunta de cuál debe ser la actitud de los creadores ante los museos y las instituciones artísticas.

Jackson Pollock: Islas amarillas [Yellow Islands] (1952). 
Óleo s. lienzo,143,5 x 185,4 cms. Tate Gallery, Londres.

En definitiva, de aquel suceso concreto se extrae una consecuencia importante: las buenas prácticas en la relación de los museos con el arte que se hace en el tiempo presente exigen una actitud abierta, receptiva, y alejada de los cánones excluyentes. Se trata de algo que comenzó a abrirse paso con la reivindicación de la plena libertad de cada artista en el Romanticismo. Y que se intensificaría después con las Vanguardias Históricas, "hijas del Romanticismo, como las caracterizó Octavio Paz. En las artes, conociendo lo que ha habido en el pasado, hay que mirar siempre hacia adelante.



* Los irascibles: pintores contra el museo. Nueva York, 1950. Equipo curatorial: Manuel Fontán, Inés Vallejo, Bradford R. Collins, Beatriz Cordero. Fundación Juan March, Madrid. Del 6 de marzo al 7 de junio de 2020.

* Publicado, en versión reducida, en ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.416, 14 de marzo de 2020, pg. 21.

domingo, 1 de marzo de 2020

La Fundación Engel en Madrid


Viaje al arte de Chile

Estamos ante una ocasión única: la posibilidad de ver la más amplia muestra de arte de Chile que se haya presentado hasta ahora fuera del país de origen. La exposición reúne casi un centenar de piezas, datadas entre 1979 y 2018, las cuatro últimas décadas, lo que nos da un panorama profundo del arte contemporáneo chileno y de su profunda consistencia.

Juan Downey: The Laughing Alligator [El caimán que ríe]. Vídeo.

Todas ellas forman parte de la colección de la Fundación Engel, nombre de una familia chilena de origen alemán. La Fundación tuvo sus inicios en 2015 y en estos momentos, según precisa su Directora: María Píes Ortúzar, cuenta con unas 1.000 obras de artistas chilenos y con más de 160 de artistas de América Latina, una línea esta segunda que parece que se va a incrementar a partir de ahora. Es también importante señalar que la Fundación Engel ha asumido en 2019 el compromiso de construir y organizar un museo de arte en el Parque Bicentenario de Santiago de Chile.

Alfredo Jaar: Times Square. Un logo para América. (1987). Imagen de vídeo-instalación.

Aquí en Madrid se han reunido casi un centenar de piezas de 13 mujeres, 21 hombres y 3 colectivos, con todo tipo de técnicas y soportes: pinturas, esculturas, fotografías, instalaciones, vídeos, textiles y obras gráficas. Esa diversidad, que caracteriza también la intensa pluralidad de las líneas artísticas de cada propuesta, sería uno de los rasgos que el comisario de la muestra, pretende situar en un primer plano de atención. Según señala, en un período histórico rebosante de nacionalismos, se recalcan “la diferencia cultural y la diversidad artística como puntos de excelencia y, paradójicamente, de unidad.”
Este planteamiento es, ciertamente, relevante y sitúa nuestro acercamiento al arte de Chile en un plano de correspondencias con lo que se ha vivido allí desde 1970 a 1973, con el proceso de socialismo democrático bajo la presidencia de Salvador Allende, de 1973 a 1990, con el golpe de estado de Augusto Pinochet y su dictadura de casi 17 años de duración, y de esa última fecha hasta ahora donde la vía democrática ha ido siguiendo distintos avatares hasta llegar a las muy recientes revueltas masivas de octubre de 2019.

Patrick Hamilton: Proyecto Santiago Dérive (2006-2008). Instalación.

A partir de la dictadura de Pinochet, en Chile se intentó reorganizar la sociedad con las propuestas neoliberales de los «Chicago Boys», un grupo de economistas que se formaron en la Universidad de Chicago. Y así, medidas como la privatización de industrias estatales, la supresión de barreras comerciales, y los recortes presupuestarios gubernamentales, que difícilmente se podían aplicar en el norte, en Estados Unidos, se fueron llevando a cabo en lo que se consideraba el gran “laboratorio” del sur, en Chile.
El título de la muestra: «Gran Sur», nombre de una instalación de Fernando Prats que se presentó en la Bienal de Venecia de 2011 en la que se aludía al anuncio de una posible expedición al Polo Sur nunca realizada, y que está entre las piezas reunidas, adquiere así una tonalidad crítica, indicando cómo el espacio artístico y cultural chileno fluye desde una autoconsciencia de las dificultades que el dominio político y global del «norte», entendido como metáfora del capitalismo, pone en píe para el desarrollo de la libertad y de la democracia en el «sur», entendido también como metáfora en este caso de las naciones y sociedades oprimidas.

Pilar Quinteros: Lago Bulo. Frutillar, Chile (2016). Vídeo.

Todo ese trasfondo ético y político se despliega en un conjunto de obras de gran consistencia estética, con innovaciones de relevante alcance desde un punto de vista expresivo y conceptual. En ellas resulta decisivo el cruce de soportes expresivos diferentes en una síntesis multimedia que nos permite ver, apreciar más a fondo, el complejo horizonte de la vida humana en las últimas décadas. De norte a sur, y de sur a norte.


* Gran Sur. Arte contemporáneo chileno en la colección Engel. Comisario: Christian Viveros-Fauné. Sala Alcalá 31, Madrid. Del 25 de febrero al 26 de abril de 2020.

* Publicado en ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.414, 29 de febrero de 2020, pp. 22-23.