miércoles, 30 de junio de 2021

Exposición de Antoni Tàpies en Chillida Leku

 

Tàpies y Chillida: vivos en el tiempo

En el arte hay referencias y procesos de comunicación y diálogo que se van articulando a través del tiempo. La relación entre dos de los artistas más referenciales del siglo XX: Antoni Tàpies (1923-2012) y Eduardo Chillida (1924-2002) constituye uno de los registros más intensos de ese proceso de abrir y compartir horizontes y temáticas creativas, a través de un flujo de amistad y profundos intercambios personales.

La muestra que se presenta en Chillida Leku, el Sitio Chillida, y construida como un diálogo entre Tàpies y Chillida al llevar un conjunto de obras de gran calidad del artista catalán al espacio plenamente diseñado y construido por el artista vasco, es algo verdaderamente excepcional en el sentido antes indicado. Situado cerca de Hernani, Chillida Leku es un espacio de gran amplitud, que se recorre viviendo en naturaleza, donde el artista remodeló un caserío tradicional: el caserío Zabalaga, en un marco de jardines y bosques donde respiran al aire libre algunas de sus hermosas esculturas.

Ocho cruces [Vuit creus] (1981). Pintura y gofrado sobre papel y tela, 51 x 66 cm. 

Tàpies en Zabalaga se ha puesto en píe con la colaboración de la Fundación Antoni Tàpies, de la familia Tàpies, y con algunos préstamos de colecciones privadas. Bajo la supervisión de Mireia Massagué, Directora de Chillida Leku, se presentan 14 obras, más tres libros de artista en los que Tàpies colaboró con tres grandes poetas: el francés Jacques Dupin (1968), Joan Brossa (1973), y Rafael Alberti (1977). Además de los libros, se muestra un grupo de litografías de gran formato extraídas de las intervenciones de Tàpies en ellos.

Las obras elegidas: 9 esculturas y 5 pinturas, datadas entre 1980 y 1991, se fueron situando, sin una ordenación cronológica, en tres salas en los espacios de arriba del caserón, ocupando enteramente toda la planta, y buscando siempre el mejor diálogo plástico con los espacios concebidos por Chillida. Las obras de Tàpies allí desplegadas van así hablando continuamente con los muros de piedra y ventanas abiertas al exterior natural del caserón.

La datación de las piezas tiene bastante que ver con un acontecimiento concreto: fue en 1981 cuando Antoni Tàpies, animado a ello por Eduardo Chillida, empezó a experimentar con la tierra chamota, un material escultórico granular obtenido por la pulverización de ladrillos, piedras, o material cerámico, y que él ya utilizaba. Se subraya así el paralelismo, o diálogo, entre uno y otro. Y con ello, un rasgo común que caracteriza sus admirables trayectorias: la obra artística como expresión y síntesis del paso de la materia a la interioridad, a las dimensiones conceptuales y poéticas.

Zapatilla [Sabatilla] (1986). Tierra chamota, 51 x 206 x 85 cm. 

Las esculturas de Tàpies, en su diversidad de formatos y escalas, impresionan de verdad. Zapatilla (1986), con sus más de dos metros de largo, y depositada en el suelo, nos hace pensar en un espacio donde acostarse o refugiarse. Cabeza vendada (1989), sin cuerpo y con más de un metro de largo, nos lleva a la experiencia del sufrimiento sin límites ocasionado por la violencia desenfrenada. Composición (1991), una construcción con nichos blancos de hormigón superpuestos con su desdoblamiento por delante y por detrás, nos transmite los ecos de la fugacidad de la vida y el carácter inevitable de la muerte.

Cabeza vendada [Cap embenat] (1989). Esmalte sobre tierra chamota, 86 x 133 x 100 cm. 

Las pinturas seleccionadas tienen en sus soportes materiales, por ejemplo tierra cocida o lava, una intersección con la escultura. Y es que esa mezcla, esa intercomunicación, entre pintura y escultura, a través de los registros inorgánicos de la materia, es una de las claves más profundas del trabajo artístico de Tàpies. Pero aún hay otro aspecto de gran importancia: tanto en las esculturas como en las pinturas vemos continuamente inscripciones: números, palabras, o letras, fundamentalmente sus iniciales, A. T. Son signos. Y además de las inscripciones está su voluntad de representar, de dejar los ecos de lo que se ha utilizado o se ha visto en el proceso de realización de la obra, algo que el mismo Tàpies llamaba huellas.

Composición [Composició] (1991). Pintura al óxido sobre hormigón refractario, 160 x 243 x 59 cm.

Se articula así en sus obras una escala de significación, a través de la materia, los signos y las huellas. Discurriendo en esa escala, Tàpies: escritor de las formas desnudas, nos lleva de la materia al espíritu. En un texto, escrito en catalán, que se presenta en uno de los muros de la muestra, se recogen sus palabras: “Pienso que una obra de arte tendría que dejar perplejo al espectador, hacerlo meditar sobre el sentido de la vida.” 

Libro I [Llibre I] (1987). Pintura sobre bronce, 80 x 54,5 x 15 cm. 

De la materia al espíritu: la obra de Tàpies exige que el espectador participe, interactúe con los signos, huellas, soportes materiales y objetos que hablan, a la vez, a los sentimientos y a la mente. La centralidad de la dimensión comunicativa es lo que confiere a todas sus piezas una profundísima capacidad evocativa y, a la vez, el rebote que rechaza la mirada superficial, aquella que se contenta con la mera liturgia de la aproximación y el recogimiento confuso ante las obras de arte. Especialmente relevante en ese sentido es la escultura/libro Libro I (1987) en esta muestra, un libro escultórico con pintura sobre bronce en el que sólo podemos leer las inscripciones externas y las huellas y modulaciones de su forma. Pero que nos indica con intensidad la importancia de leer y comunicar.

En cualquier caso, lo más importante, en Tàpies, es que ese viaje hacia la dimensión espiritual no implica en ningún caso homogeneidad abstracta, sino un amor por las diferencias, por la salvaguardia de la particularidad del signo y la huella. Y ahí se sitúa, en lo que él llama "el elemento meditativo", el rasgo central de su contribución al arte, que podemos apreciar intensamente en este diálogo abierto en el tiempo con Eduardo Chillida.

 

 

Tàpies en Zabalaga. En Chillida Leku, Guipuzcoa. Comisariado: Nausica Sánchez, Estela Solana, y Mireia Massagué. Del 10 de junio de 2021 hasta el 10 de enero de 2022. [IMÁGENES DE LAS OBRAS: fotos de Álex Abril].

* Publicado en EL CULTURAL: - Edición impresa, 18-24 de junio, pgs. 30-31. Edición online, https://elcultural.com/tapies-y-chillida-vivos-en-el-tiempo