martes, 28 de enero de 2020

Chema Madoz:


Las imágenes hablan


Nacido en Madrid en 1958, Chema Madoz ha desplegado una intensa y sólida trayectoria en el ámbito de la fotografía artística. Como él mismo indicó, comenzó a hacer fotografías en el año 1985 de una manera puramente casual: "Me encontré con una cámara en las manos construyendo imágenes, y muy pronto descubrí que existía un código visual que se podía alterar con mucha facilidad". Fue en 1990 cuando comenzó a centrar su atención en los objetos que nos rodean, que se convirtieron en el núcleo central de su trabajo. Su obra ha recibido todo tipo de reconocimientos, entre ellos el Gran Premio Kodak de Fotografía Europea en 1991, y ya en el año 2000 el Premio Nacional de Fotografía.

Sin título (2012). 60 x 50 cm.

A través del juego con los objetos, las fotografías de Chema Madoz, que se presentan siempre sin título, nos muestran que las imágenes hablan, de forma abierta, yendo más allá de sus sentidos prácticos. Vemos cómo los objetos se despliegan intervenidos, con mezclas y adiciones insólitas, rompiendo en todo momento su carácter meramente funcional o utilitario. Con todo ello, estamos ante construcciones visuales de un intenso aliento estético. A través, por ejemplo, de la introducción de espirales, de formas irradiantes, que dan vuelo y profundidad a nuestra mirada.
En síntesis, la obra de Chema Madoz es ante todo una elaboración de poesía visual con objetos. Y, eso sí, en todos los casos sus fotografías nos hacen ver huellas o registros de lo humano, pero en ningún caso presencias humanas explícitas. A no ser de manera fragmentaria o residual, los seres humanos no aparecen nunca. Y es que lo que él busca es “construir las imágenes como esculturas”, según aclaró en una entrevista en 2010: “He trabajado muy poco y muy al principio de mi carrera con personas. No fue hasta llegar los objetos que encontré mi modo de comunicar, de transmitir emociones o ideas. Lo mío es construir las imágenes como esculturas. La cámara entra cuando ya he puesto en pie las imágenes.”

Sin título (2012). 27 x 20 cm.

¿Qué referentes podemos encontrar en su horizonte de trabajo…? Pienso que un aspecto fundamental es la sedimentación en su obra de referentes como la atención de Marcel Duchamp a los objetos, y los planteamientos del surrealismo. Para los surrealistas, más allá de sus funciones prácticas, el encuentro fortuito, inesperado, de objetos intervenidos o fragmentados, llegó a constituir uno de los ámbitos centrales de lo que entendieron como “azar objetivo”: algo que tiene lugar por azar, pero de un modo necesario.
En esa línea, las obras fotográficas de Man Ray enlazan directamente con la poesía visual de Chema Madoz. Pensemos, por ejemplo, en Regalo [Cadeau] (1921), la plancha con catorce chinchetas pegadas en su parte inferior, lo que hace imposible planchar con ella. Y también de Man Ray, en su serie de fotografías Objetos matemáticos (hacia 1934-1935), en la que vemos formas escultóricas imaginarias construidas a partir de referentes científicos. 

Sin título (2012). 110 x 155 cm.

Como él mismo indica, en conversación reciente con Fernando Aramburu, todo el proceso plástico de Chema Madoz tiene como elemento metódico central la duda: "Nuestra cabeza hace una lectura práctica de cualquier elemento que tengamos al alcance de nuestra mirada en un intento de saber qué terreno estamos pisando, pero nos encontramos con que la variación más simple o elemental puede poner en duda todo aquello que habíamos dado por conocido. La duda siempre me ha parecido un terreno fértil." Palabras en las que advertimos un sugestivo eco de René Descartes. 
Además de los objetos, últimamente sus fotografías se han abierto también a la utilización de figuras animales y de espacios naturales, siempre fragmentados e intervenidos. Especialmente significativas son las telas de araña imaginarias, fusión poética de la construcción animal y la humana. Igualmente relevante es la presencia de las letras, del lenguaje escrito –de alfabetos diversos–, y del lenguaje musical –partituras e instrumentos– en confrontación con el lenguaje visual. No basta con mirar, hay que llegar a ver. Y ahí nos llevan las fotografías de Chema Madoz: las imágenes hablan.


* Publicado en ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.409, 25 de enero de 2020, pg. 6.

lunes, 6 de enero de 2020

Joris-Karl Huysmans:

La genealogía del arte moderno

Los días de fin de año, viajando a París, he podido también viajar en el tiempo. En el Museo d’Orsay puede verse todavía hasta el 1 de marzo una interesantísima exposición sobre la aproximación del escritor Joris-Karl Huysmans (1848-1907) a los inicios de lo que hoy reconocemos como “arte moderno”, a través de un conjunto de obras plásticas de referencia.

Jean-Louis Forain: Portrait de Joris-Karl Huysmans (ca. 1878). Musée d'Orsay, Paris.

Siguiendo las huellas de Charles Baudelaire, Huysmans, autor de un texto narrativo central en el siglo XIX: À rebours [Al revés, 1884], nos permite ver de forma privilegiada en su momento iniciala través de sus textos de crítica de arte, el intenso impacto de la expansión de la técnica en la configuración de nuestro mundo, con la formación de las grandes ciudades, la aparición de las multitudes y el surgimiento de nuevas formas de individualismo. El arte quedaba ya entonces muy lejos de la mera "contemplación" estática.

Cubierta de la segunda edición en español de El arte moderno / Algunos (2016).

Huysmans nos abre la vía para comprender de dónde viene el arte de hoy. En esa línea presenté, ya en 2002, en la colección neoMetrópolis de la Editorial Tecnos, la primera edición en español de sus escritos sobre arte: El arte moderno / Algunos (1883, 1889). El libro ha tenido una segunda edición en 2016, en las mismas colección y editorial. Es de gran interés, no se lo pierdan.