viernes, 30 de septiembre de 2016

Georges Sebbag:

La escritura surrealista

El surrealismo está más vivo que nunca, en estos tiempos desgarrados, en el agudo flujo de incertidumbre que atraviesa la existencia humana en la actualidad.
La fuerza que el surrealismo transmite e impulsa deriva de su núcleo central: el surrealismo es un grito intenso de afirmación de la libertad. Fuera prohibiciones, fuera censura, fuera represiones. Construyamos la verdadera libertad humana, en el pleno respeto siempre hacia nuestros semejantes.


No se pierdan, en relación con lo anterior, el libro que acaba de aparecer y brilla como un relámpago permanente ante nuestros ojos: André Breton. 1713-1966, siglos bolas de nieve [André Breton. 1713-1966, des siècles boules de neige; jean-michel place, Paris, 2016], de Georges Sebbag. Un intenso y magnífico ejercicio de escritura surrealista.

Georges Sebbag

Nacido en Marrakech en 1942, Sebbag conoció personalmente a André Breton en 1964, en los últimos años de su existencia, ya que el iniciador del surrealismo falleció en 1966. Profesor de filosofía, Sebbag participó en las actividades del grupo surrealista en París hasta 1969. Y después ha ido publicando una numerosa y brillante serie de libros, casi todos ellos centrados en diversas materias y problemáticas del surrealismo. Una materia de la que, sin duda alguna, es una de las máximas autoridades. Un ejemplo reciente : el año pasado publicó una monografía realmente profunda y reveladora: Foucault Deleuze. Nuevas impresiones del surrealismo [Foucault Deleuze. Nouvelles impressions du surréalisme; Hermann, Paris, 2015], en la que rastreaba las huellas y derivaciones del surrealismo en el pensamiento filosófico de esas dos grandes figuras intelectuales.


En este nuevo libro que se publica ahora, concebido como una biografía de André Breton que surge del contraste y no de una narración continua, Sebbag se apoya en la idea surrealista del azar objetivo: en ese flujo de correspondencias no explícitas que ocasiona que lo que experimentamos como azar esté en el fondo determinado por una necesidad interior, para así trazar un mapa de ecos y reverberaciones, o bolas de nieve, que se desplegarían desde el pasado hasta el tiempo de vida de Breton.
Desde 1713, el año del nacimiento de Denis Diderot, cifra en la que Breton leía sus iniciales: A B (unan el 1 primero al 7, y luego al 3), lo que le hizo comprender que él también había nacido ese año, pasando por todo un juego de espejos de voces y escrituras compartidas Lautréamont, Aragon, Artaud, Desnos, Crevel, entre muchos otros, y por toda la sucesión de amores sin límites a las numerosas mujeres, tanto imaginarias como reales, de su existencia.
No se lo pierdan: es un libro apasionante. Los giros, zig zags, y destellos de un personaje tan poliédrico como Breton se abren a nuestra mirada. A través de una serie de textos diversos, y autónomos entre sí, que articulan la resonancia de los ecos. Biografía abierta. Los otros son yo. Las otras impulsan mi deseo. Eso es la vida. Escritura no ya simplemente automática. Escritura abierta. Irreprimible. Como las bolas de nieve.  

domingo, 25 de septiembre de 2016

Luis Gordillo, en la Feria estampa, Madrid

Gordillo collage

Uno de los signos que con mayor intensidad definen la capacidad creativa de los grandes artistas es su fuerza de irradiación, a partir de un núcleo, o eje central de su actitud expresiva. En el caso de Luis Gordillo, esa fuerza de irradiación ha brotado en todo momento, a lo largo de su trayectoria, del característico dinamismo de su obra. La pintura de Gordillo no está nunca quieta, siempre se mueve.
Dando un paso más, la irradiación del dinamismo se concreta estéticamente en lo que yo llamaría dualidad o desdoblamiento: un juego creativo capaz de articular planos diversos de visión en un único polo de representación, en el que todos ellos se superponen e integran, permitiendo apreciar el carácter poliédrico y abierto de lo que solemos llamar “realidad”. Se alcanza así la diversidad de planos en la unidad de la obra, que ha caracterizado a lo largo del tiempo, con todo tipo de variantes, las distintas series y propuestas creativas de este artista pintor único, especial, irrepetible.

Payseyes 2, A (2016).
Tríptico, 160,72 x 111 cm.

En último término, en Luis Gordillo, en su obra, dos ojos son muchos ojos. Toda esa irradiación creativa fluye desde la mirada a un tipo de representación capaz de cortar, superponer, desplazar, diseminar y multiplicar : pegando, integrando, lo que habitualmente vemos desde un plano uniforme de visión. Este principio creativo tiene, para mí, un nombre propio, personal: Gordillo collage, que podría perfectamente aparecer como firma de sus obras.
Eso sí, hay que entenderlo bien. No se trata, sin más, de cortar y pegar. La expresión Gordillo collage lleva implícita, como ha sido siempre desde que este procedimiento creativo comenzó a ser utilizado a comienzos del siglo XX, una actitud mentalista. El artista integra en su mente sentidos, conceptos y planos de representación, para dar curso a una visión que cuestiona las miradas planas y las representaciones unidimensionales.

Payseyes 2, B (2016).
Tríptico, 160,72 x 111 cm.

Para alcanzar el dinamismo de su pintura Luis Gordillo se apoyó, casi desde los inicios de su trayectoria, en los ecos de la fotografía y de la obra gráfica, procedimientos básicos de multiplicación de las imágenes. Alcanzando de ese modo, en su articulación a través del collage, ese desmembramiento o registro fluido de la representación, pleno de dinamismo, que nos permite ver el mundo en sus registros aleatorios y en movimiento. Obviamente, los soportes digitales han hecho mucho más intensa la posibilidad de jugar con la imagen: modificándola, diseminándola, reflejándola a través del collage en la pintura y en los distintos soportes de impresión.
Gordillo collage ha seguido actuando, lógicamente, a través de esos relativamente nuevos soportes, algo que puede apreciarse con intensidad en el conjunto de obras que se presentan públicamente en esta ocasión. Las series Oxigenando (2009-2016), el tríptico Payseyes 2, A, B y C (2016), el díptico desde el puente (2016), el políptico desde el puente (2016) y la estampa germinando (2016), articulan pintura, fotografía y procedimientos digitales en una cascada de irradiaciones y desdoblamientos, en una lluvia fina de cuestionamento de la mirada uniforme y simplista. Gordillo collage.

Payseyes 2, C (2016).
Tríptico, 160,72 x 111 cm.

Recorran estas piezas con detenimiento. Demórense viéndolas. Perciban el estallido en irradiación del color. Los átomos y celulas de la representación visual. La fragmentación y superposición de las formas a través de variaciones. El desdoblamiento. Las gafas como signo inscrito en lo que se ve. La sombra. La sombra que se desliza, el reflejo de la proyección del que mira, y así nos hace ver. Gordillo collage: en este universo de pantallas planas en el que hoy vivimos, sólo el arte y el pensamiento crítico permiten ir más allá. Ver más allá del registro uniforme de la mirada uniforme. Gordillo collage: ver en libertad.

Gordillo collage
English version: Cristian Letelier

One of the clearest signs that defines the creativity of great artists is their power of irradiation, starting from the nucleus or core of their expressive approach. In the case of Luis Gordillo, that irradiation force has sprung -unfailingly throughout his career- from the distinctive dynamism of his work. Gordillo's painting is never still, but always moving.
Going a step further. dynamism irradiation is aesthetically materialised in what I would call duality or unfolding: a creative game capable of articulating different levels of vision in a single representational pole, where they all overlap and integrate, allowing us to appreciate the polyhedral and open nature of what we call "reality" This is how level diversity is reached in the unity of the work, which over time has characterised -with all kinds of variants- the different series and creative proposals of this unique, special and unforgettable artist and painter.

desde el puente (2016).
Díptico, 90,5 x 180 cm.

Ultimately, in Luis Gordillo, in his work, two eyes are many. All his creative irradiation flows from his gaze towards a type of representation capable of cutting, overlapping, displacing, disseminating and multiplying: pasting, integrating what we usually see from a homogenous vision level. This creative principle has -in my point of view- a specific and personal name: Gordillo collage, which could well be a signature of his works.
However, we must understand it properly. This is not simply cutting and pasting. Gordillo collage implies -as has always been the case since this creative process began to be used in the early twentieth century- a mentalist attitude. The artist integrates in his mind senses, concepts and levels of representation to expedite a vision that questions flat gazes and one-dimensional representations.

desde el puente (2016).
Políptico, 126 x 43,5 cm.

To achieve the dynamism of his painting, Luis Gordillo relied -almost since the beginning of his career- on the echoes of photography and graphic artwork, procedures which are basic in terms of image multiplication. Thereby, he achieved -in his articulation through collage- a dismemberment or flowing examination of his representation, full of dynamism, which allows us to see the world both in his aleatory examinations and in motion. Obviously, digital media has intensified the possibility of playing with image: modifying, disseminating and reflecting it through collage in painting and various print media.
Gordillo collage has continued operating -logically- through these relatively new media, which can be intensely seen in the set of works publicly presented on this occasion. The Oxygenating series (2009-2016), the Payseyes 2, A, B y C triptych (2016), the from the bridge diptych (2016), the from the bridge polyptych (2016) and the germinating print (2016) articulate painting, photography and digital processes in a cascade of irradiations and unfoldings, as a refined way of questioning homogenous and simplistic gazes. Gordillo collage.

germinando (2016).
Estampa, 75 x 59 cm.

Walk through these rooms carefully. Take your time to observe. Sense the colour irradiation explosion, the atoms and cells of the visual representation, the fragmentation and overlapping of shapes through variations, the unfolding, the eyeglasses as an engraved sign in what is seen, the shadow, the shadow that slides, the reflection of the projection of the beholder. And so, he makes us see. Gordillo collage: in this universe of flat screens in which we live today, only art and critical thinking allow us to go further, to see beyond the homogenous examination of the homogenous gaze. Gordillo collage: observe freely.

 *PUBLICADO en el libro Luis Gordillo: Oxigenando; estampa, Madrid, 2016.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Exposición de Blanca Gracia en el Centro de Arte Alcobendas

Unidad en los cambios

Se atribuye al pensador presocrático Heráclito de Éfeso (535-475 a. C.) la fórmula pregnante: “todo fluye”, en griego “pánta rei”, como expresión del movimiento incesante y metamórfico de todas las cosas. Se trata, sin embargo, de un planteamiento que, junto a la idea subsiguiente de que “no puedes bañarte nunca dos veces en el mismo río”, fue quizás fijado después, como recepción del pensamiento enigmático de Heráclito ya en la filosofía naciente, por Platón y por Aristóteles. Probablemente fue un discípulo de este último, Simplicio, quien en su comentario a la Física de Aristóteles acuñó la fórmula, al señalar que los “fisiólogos” en torno a Heráclito habrían dicho “que siempre todas las cosas fluyen (pánta rei) y que en el mismo río no puedes entrar dos veces”.

Blanca GraciaHombre intermitente metamórfico (2016).
Acrílico sobre lienzo, 54 x 65 cm.

El pensamiento enigmático de Heráclito planteaba la unidad dialéctica, metamórfica, de los contrarios: “día/noche, invierno/verano, guerra/paz, hartura/hambre: todos los contrarios juntos, ése es el pensamiento”. Frente al pensamiento que contrapone unidad y diferencia, en Heráclito se afirmaba la unidad en la contradicción, a través del cambio incesante, metamórfico, de todas las cosas. Lo estable, lo permanente, sería pues simplemente una ilusión.

Blanca GraciaTabula rasa (2016).
Acrílico sobre tabla, 4 x 5,5 cm.

Resulta imprescindible esta breve síntesis como introducción a la exposición de una joven artista: Blanca Gracia (Madrid, 1989), cuyo título: “Pánta rei o los objetos desobedientes”, remite expresamente a Heráclito. ¿Cómo…? Seguro que se preguntarán ustedes, ¿el arte actual invocando en sus planteamientos las cuestiones abiertas en el tiempo lejano de la filosofía naciente, allá por el s. VI a. C.? ¿Es eso posible…? Pues sí, y en una línea intensamente sugestiva y abierta desde un punto de vista específicamente artístico.
Blanca Gracia centra su mirada, y sus ejercicios de representación plástica, en el proceso aceleradamente cambiante que vivimos cada día en el mundo de hoy. Y lo hace estructurando una propuesta en la que las propias piezas, diferentes en soportes y tamaños, se articulan sin embargo como unidad. Los objetos son “desobedientes” porque, según se afirma en el texto de presentación de la exposición, “lo que nos rodea se encuentra en un movimiento constante”. Algo que tiene su expresión en “la fluidez de nuestro presente socio-político y el derretimiento de todas aquellas instituciones que considerábamos algo sólido e inamovible.”

Blanca GraciaHay que imaginar a Sísifo feliz (2016).
Acrílico sobre tabla, 9 x 12 cm.

Las piezas, con sus diferencias, vibran en esa unidad. Se exponen 22 dibujos sobre papel, 1 tríptico grande a la acuarela sobre papel, 9 pinturas acrílicas sobre lienzo que van creciendo desde un formato pequeño hasta otro más grande y finalmente, a modo de síntesis, 1 vídeo en el que un supuesto sabio ruso expone el proceso incesante de cambio de todas las cosas, en un discurso que se ilustra con las propias obras que vemos en la sala de la muestra.
Lo decisivo es que así Blanca Gracia consigue expresar, desde una sensibilidad de hoy, el profundo desajuste que vivimos precisamente porque nada es estable. Algo que hay que poner en relación con la intensísima multiplicidad de imágenes, todas ellas cambiantes y fugaces, que nos asedian e impiden el flujo del conocimiento y la experiencia real de las cosas. Imágenes masivas, redundantes en las formas de expresión y a la vez cambiantes en aquello a lo que remiten. Como un velo, como una cortina icónica, que sólo nos deja consumir, pero que impide el distanciamiento de la visión. El que posibilita pensar, articular las preguntas acerca de lo que vemos.

Blanca Gracia: Fotograma de la vídeo-instalación Los desobedientes (2016) [2'38''].


Y todo esto, con el flujo incesante en los soportes actuales de transmisión comunicativa hacia un entorno digital, es lo que nos permite ver, experimentar, Blanca Gracia con su propuesta: en el cambio incesante hay unidad. Muchos siglos después, unidad en la contradicción, como Heráclito planteó.
Debo decirles, por último, que me causó bastante sorpresa el modo como se presenta esta muestra de tanto interés. En la sala no hay ni un solo rótulo con los títulos y referentes de las distintas piezas. El texto de pared, que coincide con el que se recoge en el pequeño díptico editado, no está firmado, y no se sabe si la muestra tiene un comisario o comisaria. No hay catálogo. Y, por último, no se da la más mínima información sobre la artista. Las exposiciones son para los públicos, para la gente, y las instituciones que las producen tienen la obligación de transmitir, de la manera más precisa posible, todos los elementos que faciliten su alcance y comprensión.



* Blanca Gracia: Pánta rei o los objetos desobedientes. Centro de Arte Alcobendas, Madrid. Del 16 de septiembre al 15 de octubre de 2016.

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.248, 17 de septiembre de 2016, p. 20.