Inmateriales
La mente de Leonardo
La Fundación Canal presenta en Madrid una interesante muestra sobre Leonardo da Vinci, que puede visitarse hasta el próximo 2 de mayo. Fruto de una colaboración con diversas instituciones nacionales e internacionales, "Da Vinci, el genio" busca aproximar al gran público la figura del gran sabio renacentista, mostrando por medio de maquetas y reconstrucciones la gran amplitud de sus intereses: la hidráulica, la ingeniería militar, las máquinas civiles, la aeronáutica, la música, la óptica, la física y la mecánica, los estudios anatómicos y, claro está, la pintura y la escultura.
Resulta así evidente el carácter enciclopédico de la mente de Leonardo, su voluntad de aventurarse por todos los ámbitos del conocimiento. Desde luego, en todos ellos dejó su huella, la fuerza sutil de su invención. No hay, sin embargo, dispersión. Lo que da unidad a sus distintos campos de interés es un planteamiento naturalista: el deseo de aprender directamente del libro de la naturaleza, sin someterse a ningún tipo de dogma o autoridad. Lo que en su época suponía afrontar no pocos riesgos, un aspecto éste que permite comprender el carácter reservado con que desarrollaba algunas de sus actividades.
Atribuido a Leonardo: Cabeza de anciano - ¿Autorretrato?
Turín, Biblioteca Reale, n. 1r. [15571r].
No me gusta el título de la exposición: "genio" es hoy un rótulo propagandístico, que los medios de comunicación emplean con demasiada profusión, aplicándolo de forma indistinta a todo tipo de figuras: músicos populares, deportistas o simplemente esos que llaman "famosos". Hubiera sido más apropiado decir "Da Vinci, el sabio". Pero así son las cosas: la fórmula empleada es un síntoma más de la preocupante deriva de la cultura de masas en nuestro tiempo, en la que la educación y el conocimiento se subordinan continuamente a la pura apariencia, a ese supuesto brillo distorsionante que llaman "glamour".
A pesar de esta reserva, la muestra tiene el gran mérito de hacer accesible en toda su amplitud y diversidad la mente de Leonardo al público, a los públicos, y esto me parece extraordinariamente positivo. Hay, además, algo que puede considerarse una auténtica primicia, y que permite apreciar la importancia de la investigación pura en estos tiempos de penuria y de desatención al conocimiento. En una de las secciones, se reconstruye el "estudio" de Leonardo, el cuarto donde leía y escribía, y allí, con las paredes en rojo como el color de los vestidos que parece que Leonardo usaba habitualmente, está la auténtica joya secreta de la exposición: la reconstrucción de su biblioteca, con una importante presencia de libros que fueron suyos.
Emblemas ["Impresse"] vincianos.
Windsor Castle, Royal Library, The Windsor Collection, ff. 12701r, 1228r.
Se lo debemos a Elisa Ruiz García, Catedrática de Paleografía y Diplomática de la Universidad Complutense, que ha estudiado y transcrito los Códices de Madrid, y extendido su investigación sobre la escritura de Leonardo da Vinci descubriendo nuevos aspectos que nos permiten un conocimiento más ajustado de su figura y de su obra. Un primer dato a destacar es la práctica ausencia de libros devocionales o religiosos en su biblioteca, formada básicamente por libros y tratados científicos y filosóficos. Respecto a esto último, encontramos a Aristóteles, pero Platón y el platonismo están prácticamente ausentes.
En el hermoso libro editado con motivo de la exposición, Elisa Ruiz analiza la escritura de Leonardo, como se sabe invertida especularmente y de derecha a izquierda, y observa: "Leonardo visualiza y, a duras penas, verbaliza. El dibujo del objeto que sustenta su explicación científica es para él primordial y casi autosuficiente." Para conocer, Leonardo necesita visualizar, la dinámica de su mente es un "pensar en imágenes". Se trata de algo decisivo que, por otra parte, coincide con las aproximaciones a Leonardo desde su pintura. Como indica Daniel Arasse, uno de los grandes especialistas en su obra artística, Leonardo veía el mundo a través del dibujo y la pintura.
El león en llamas: lion-ardo.
Autorretrato alegórico.
Windsor Castle, Royal Library, The Windsor Collection, f. 12692v.
Señala también Elisa Ruiz que a Leonardo le gustaba sustituir vocablos por elementos icónicos, y elaborar mensajes en clave jeroglífica. A estas pictografías, dibujadas con descuido pero extraordinariamente expresivas, las llamaba "leonardescos" ("lionardeschi"). Entre ellos, búsquenlo en una de las vitrinas del estudio en la exposición, está lo que podríamos llamar un autorretrato alegórico, una imagen de un león en llamas que se sirve de una falsa etimología: "Lion-ardo". El león que arde en la pasión del conocimiento.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1027, 14 de enero de 2012, p. 26.
La labor de Dª. Elisa Ruiz García es impagable para los que investigamos en torno a Leonardo.
ResponderEliminarPara aquellos que quieran descubrir nuevos puntos de vista sobre la obra más preciada por Da Vinci, el retrato de monna Lisa, les invito a visitar la web www.doloresgarcia.es o el blog www.elsecretodemonalisa.blogspot.com, donde hallarán argumentos que sostienen que el retrato de esta dama fue concebido para ser contemplado como una imagen en relieve. El maestro Da Vinci dejó instrucciones para ello, recopiladas posteriormente en su Tratado de la Pintura.