viernes, 5 de abril de 2024

Exposición de Jordi Socías en Madrid...

 El observador de la vida

Sugestiva exposición de uno de los grandes nombres de la fotografía en España: Jordi Socías. Nacido en Barcelona en 1945, fue desempeñando diversos oficios hasta trabajar como relojero, ocupándose de arreglar relojes de pared, carillones, despertadores y lo que le pedían en visitas a casas. Poco a poco, y desde un profundo interés por el cine desde niño, empezó a pensar en la fotografía y ahí se sitúa, en los inicios de los años setenta, el comienzo de su dedicación a la misma.

En su trayectoria fue teniendo una importante presencia en distintos medios de prensa, como Cambio 16 o El País entre muchos otros. Fue fundador y director de la importante agencia fotográfica española COVER. Y en el ámbito del cine también desarrolló una notable actividad, produciendo fotogramas de una notable calidad para películas.

Barrio de Bellvitge, Barcelona (1975).

La muestra es una reconstrucción muy bien articulada de sus cincuenta años de actividad fotográfica, en la que se presenta una amplia selección de fotografías, junto con documentos, así como revistas y publicaciones en las que se puede apreciar su trabajo como editor gráfico, algo que siempre ha tenido para él una gran importancia.

El título de la exposición: Al final de la escapada, es un claro eco de la importancia del cine para Socías, ya que reproduce el título que se le dio en España a la película de Jean-Luc Godard À bout de souffle (1960). Y además expresa el carácter dinámico de toda su actividad, algo que puede apreciarse en una frase suya en una de las paredes de la sala expositiva: “Nunca estoy de vuelta, estoy de ida todo el rato.” Su trabajo fotográfico se concibe como un ir y venir permanente a través de las imágenes.

Organizada en cuatro secciones temáticas, y no con una distribución cronológica, la exposición establece un diálogo profundo que se transmite muy bien a los públicos, con las obras de Jordi Socías. Es algo que tiene que ver con la gran calidad del montaje, en el que las piezas que se presentan van siempre acompañadas de sus títulos y elementos referenciales.

El recorrido por la sala expositiva nos lleva de abajo a arriba, desplazándonos por la estructura de lo que fue un depósito de agua. Al llegar, ya vemos en las paredes, en una disposición circular, fotografías en impresiones de gran formato. Y distribuidos en mesas con vitrinas, un conjunto de documentos que nos llevan a la memoria personal de Socías. Además de algunas de sus fotos en diversas publicaciones, también se presentan algunas revistas de fotografía, moda y diseño, que circulaban fuera de España y que llamaban su atención.

Según vamos subiendo, vamos recorriendo sus fotografías, desde esa que marca el inicio de su trayectoria, la del cine LUMIÈRE, en Bellvitge, Barcelona (1975), muy cerca del lugar donde entonces vivía. La captación de lo cotidiano, de la vida en las calles, se convierte en una cuestión central de su horizonte fotográfico. Y en otro texto suyo en la pared leemos: “La calle es como una gran puesta en escena por donde transcurre la vida, las emociones y las personas.” Así, viajamos con él, con sus imágenes, por las calles de un amplio y diverso conjunto de ciudades.

Retrato de Salvador Dalí (1979).

Los retratos son otro de los elementos centrales de su obra. Tanto de personas anónimas, como de celebridades: escritores, artistas, gente del cine, pensadores… Es ahí donde se sitúa una de las fotografías más conocidas de Socías: su retrato de Salvador Dalí (1979), que marcó el despertar de su reconocimiento público, y que es todo un signo de cómo en él la fotografía supone mirar para llegar a ver hasta el fondo de las cuestiones. Lo que en este retrato vemos es una transposición fragmentaria del lado izquierdo de la cara de Dalí, con su ojo izquierdo y en un corte transversal, la frente, la nariz, el bigote y los labios. Dalí, partido. Pero su ojo, pleno de intensidad.

Rossy de Palma y Pedro Almodóvar (1988).

La presencia del cine es recurrente: habrá muy pocos que no tengan presente esa imagen de miradas recíprocas de Rossy de Palma y Pedro Almodóvar (1988), que nos habla de la confluencia de las miradas y la visión en todas sus dimensiones. El cine siempre ha sido para él un elemento referencial, y comenzó a producir fotos fijas para la película Operación Ogro (1980), de Gillo Pontecorvo, y a continuación en otras tres de Manuel Gutiérrez Aragón, entre 1982 y 1984. La última de las cuales fue Feroz, donde el actor Javier García encarna la figura del hombre-oso que aparece con un perro y que está también, en este caso con el propio Socías, en su Autorretrato con Feroz (1984).

Autorretrato con Feroz (1984).

Todo ello está en esta excelente muestra. En la que podemos apreciar la intención de observar hasta el fondo, siempre presente en las imágenes de Jordi Socías. En otro texto en la pared leemos: “Yo me dedico a la observación y con esta intención he construido mi trabajo como fotógrafo en los últimos cincuenta años.”

Lo que sus fotografías nos traen son las imágenes de la vida, en sus diversas fases, ubicaciones, momentos, y diversas pautas de representación. Porque la vida ha sido siempre, es y será, representación: puesta en escena. Algo que se ha intensificado profundamente en los últimos tiempos, desde que vivimos en lo que Guy Debord llamó “la sociedad del espectáculo”. Eso es lo que nos traen las fotografías de Jordi Socías: en su diversidad, los espectáculos de la vida.

* Jordi Socías, Al final de la escapada. Comisaria: Lucía Laín. Sala Canal de Isabel II, Madrid. Del 22 de febrero al 21 de abril.

 

* Publicado en EL CULTURAL:

- Edición impresa, 22 – 28 de marzo, pgs. 28-29.

- Edición onlinehttps://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20240330/jordi-socias-espectaculo-vida-escandalo-belleza-retratismo-espanol/840166330_0.html

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