Concebida como síntesis de la trayectoria
de Gordillo en las últimas dos décadas, las obras que se presentan están
datadas entre 1998 y 2023. Como punto de partida, al entrar en el espacio
expositivo se sitúa una obra de gran formato: Martirologio cromático
(2006), una instalación con lienzo y zona plástica que estuvo presente en la
gran exposición retrospectiva que el Museo Reina Sofía dedicó a su trayectoria
en 2006, desde sus inicios a aquella fecha.
Esa elección es significativa porque en
la práctica artística de Luis Gordillo el cromatismo: los efectos y juegos de
los colores, se han desplegado en todo momento en diálogo con su interioridad. En
ese diálogo se sitúa el concepto que articula la unidad de la muestra: con su
diversidad de formatos expresivos, tamaños, y temáticas, las obras establecen
un diálogo permanente con la interioridad de Gordillo. Lo que se refleja en el
sugestivo título: dime
quién eres Yo, que
nos abre a todo aquello que desde fuera forma parte de nuestro yo más íntimo.
El
montaje y presentación de las obras, muy bien articulado, alcanza una amplitud
impresionante. Se puede decir que prácticamente todas las paredes, incluso las
de los pasillos interiores, del espacio expositivo están ocupadas por una gran
cantidad de piezas, muchas de ellas de gran formato.
En
ellas vamos viendo una intensa diversidad de motivos de representación,
integrados en juegos de contraste entre la figuración y la no figuración, y en
los que la atención a lo diferente unida a la plasmación de colores con ecos
diversos y profundos nos transmite la sintonía de aquello que no somos, pero
forma parte de nuestro yo.
Además
de las referencias no figurativas a los fotógrafos estadounidenses Garry
Winogrand y Lee Friedlander, o a Marilyn (sin duda, Monroe), vemos plasmaciones
figurativas de cabezas y rostros entre las que podemos distinguir al propio
Gordillo y también a Donald Trump. Junto a ello, todo tipo de objetos de uso
material y expresivo, y también animalitos de juguete en síntesis con lo
artificial: el oso, el ratón, el robot, las jirafas, los caballos.
Todas
estas cuestiones tienen que ver con los procedimientos creativos empleados por
Luis Gordillo, determinados por el mestizaje de las imágenes. El núcleo referencial es la pintura, pero ésta se
articula a través del dibujo, las fotografías, y las placas digitales. El
resultado final es algo tan abierto como la vida misma, pero precisamente por
ello ahí se sitúa su significación. Lo que vibra en ellas detrás de cada paso
es el juego agitado del pensamiento que mueve el cuerpo.
La mezcla de los procedimientos
representativos en el caso de Gordillo ha tenido en todo momento también un eco
en su escritura, que tiene un carácter a la vez poético e irónico, como queda
patente en los títulos con los que rotula sus obras. Cuando en 2009 publicó Little
Memories [Recuerdos Pequeños] abrió a los lectores el camino a la
comprensión del trasfondo interior de su búsqueda plástica.
El libro recogía toda una serie de
anotaciones personales, datadas entre 1988 y 1999, que brotaban del impulso
interior de su mirada y su comprensión. En uno de los textos allí recogidos,
probablemente escrito en 1988, podemos leer: “el espectador ve en el cuadro lo
que el pintor sabe, pero el alma del cuadro es lo que el pintor ignora”. Y más
adelante, probablemente ya en 1994, anotó: “un cuadro es un lugar de encuentro
entre múltiples imposibilidades”.
La expresión artística es una cuestión
abierta, sólo puede brotar en la pluralidad de las formas de representación y
de comunicación. Y en ese sentido es de gran importancia que en el catálogo de
esta exposición también se hayan recogido todo un conjunto de anotaciones del
artista en las que podemos apreciar los ecos continuos entre las obras a las
que va dando forma y su interioridad expresiva.
A través de las conversaciones abiertas
entre los dibujos, la pintura, las fotografías y las imágenes digitales, Luis
Gordillo construye obras subversivas, que mezclan el cuestionamiento y lo
enigmático de las representaciones, para construir espejos visuales en los que
al vernos reflejados nos llevan a preguntarnos quiénes somos en este mundo de
imágenes fluidas y envolventes en que hoy vivimos.
El objetivo central que Luis Gordillo nos
transmite con sus obras es ir en todo momento más allá de la mirada superficial
o utilitaria: se trata de ir al fondo de lo que miramos para llegar a ver… Y
así, viendo formas y objetos vamos más allá, llegamos a lo que nuestra
interioridad experimenta como diálogo con las formas. En todo momento el
despliegue intenso de los colores es algo central en ese proceso de la visión.
Junto a las líneas y los trazados, los colores nos permiten diferenciar y
distinguir, reconociendo la pluralidad de los lenguajes de las formas.
Esa pluralidad de las formas y vías de expresión, que tiene su reflejo y continuidad en el trabajo artístico de Luis Gordillo nos lleva a la cuestión central: la unidad reductiva, la forma de expresión en un único soporte o línea constitutiva, no puede representar el carácter intensamente plural de las experiencias, tantas veces contrapuestas, de la vida en su continua pluralidad de giros e inversiones. Nuestro yo es plural, lo mismo que las formas en las que se refleja y los lenguajes en los que fluyen sus ecos.
* Luis Gordillo: dime quién eres Yo. Comisaria: Bea Espejo. Sala Alcalá 31, Madrid.
Del 27 de septiembre al 14 de enero de 2024.
* Publicado en EL CULTURAL:
- Edición
impresa, 6 – 12 de octubre, pgs. 30-31.
- Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20231013/luis-gordillo-apabulla-ultima-exposicion-pintor-ignora/799670535_0.html
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