domingo, 12 de junio de 2022

Exposición en el Museo del Prado, Madrid

Luis Paret: La pluralidad del mundo

La permanencia de los artistas en la memoria y la atención públicas a través del paso del tiempo es una cuestión compleja y determinada por una gran variedad de factores condicionantes, no siempre claros o explícitos. No son pocos los artistas que a pesar de fijar mucho interés y proyección durante su vida acaban luego desapareciendo, o situados en un ámbito reductivo.

La tienda de Geniani (1772). Óleo sobre tabla, 49,2 x 57,3 cm.
Museo Lázaro Galdiano, Madrid.

Algo así ha sucedido con Luis Paret (1746-1799), un artista de gran consistencia, que quedó ensombrecido durante un largo período. Sobre su figura se acabaron forjando dos estereotipos simplificadores. Por un lado, la idea de que al ser contemporáneo de Goya, éste habría ocupado plenamente todo el interés por la pintura de la época, oscureciendo a Paret. Y por otro, su caracterización como un artista “rococó”, ese estilo colorista y superficial que se desplegó en Francia en el siglo XVIII, lo que llevó a identificarle como “el Watteau español”.

Respecto a lo primero, Paret y Goya fueron efectivamente contemporáneos: nacieron el mismo año, pero sus trayectorias tuvieron rasgos muy diferentes. Ambos coincidieron en sus inicios, en sus años de formación en la Academia de Bellas Artes en Madrid, pero a partir de ahí sus destinos nunca coincidieron, y tampoco sus temáticas y líneas de trabajo. La existencia de Paret fue más breve que la de Goya: mientras que Paret falleció nada más cumplir los 53 años, Goya llegó a vivir 82.

Respecto a lo segundo, a su caracterización como un artista “rococó”, se trata de una reducción simplista del trabajo artístico de Paret. Sus obras, con una intensa formación academicista, a partir de quien fue su maestro en Madrid: el pintor francés Charles de La Traverse, y de su estancia de tres años en Roma, le llevaron a alcanzar una gran erudición. Aprendió griego y otras lenguas orientales, y fue desarrollando una concepción plural y abierta en su línea de trabajo.

Autorretrato vestido de azul (h. 1780). Óleo sobre papel, adherido 
a lienzo, 52 x 39 cm. Colección Abelló.

Paret situó en todo momento como núcleo el dibujo, considerado como un necesario instrumento de precisión para desplegarlo en la pintura y la obra gráfica. Fue también un experto en la traducción y en la caligrafía, es decir: la escritura, en todos sus registros, formaba parte de sus intereses creativos, algo que puede apreciarse por ejemplo de un modo significativo en las ilustraciones que elaboró para ediciones de obras de Cervantes.

Aparte de todas estas cuestiones, lo que condicionó de un modo determinante su vida y su trayectoria fue el ámbito donde las mismas se desplegaron: los cauces de la monarquía borbónica en la España de la segunda mitad del siglo XVIII. A pesar de su origen humilde, su padre francés trabajaba como ayuda de cámara en Madrid, Paret obtuvo el apoyo del infante Don Luis, hermano menor del rey Carlos III, para viajar a Roma y acabó por convertirse en pintor del infante.

La circunspección de Diógenes (1780). Óleo sobre tabla, 80 x 101 cm.
Museo de la Real Academia de Bellas Artes, Madrid.

La confrontación entre Carlos III y Don Luis acabaría sin embargo ocasionando que Paret, considerado cómplice del infante, fuera expulsado en 1775 a Puerto Rico por un período de seis años, que luego acabó terminándose en mayo de 1778. Aunque se le permitió volver a España se le impuso estar alejado “de Madrid y Sitios Reales cuarenta leguas”, lo que le llevó a fijar su residencia en Bilbao. Pudo regresar a Madrid en 1789... Tumultos e incidencias de los poderes monárquicos, que hoy nos parecen distantes en el tiempo, aunque podamos apreciar ecos similares en el presente.

Vista de Bermeo (1783). Óleo sobre cobre, 61,5, x 83,2 cm. 
Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Hay que tener en cuenta todas estas cuestiones para volver a situar la figura de Luis Paret en las raíces del arte en la modernidad. Porque si algo caracteriza su trabajo, siempre con esa búsqueda de precisión en lo que va forjando, es la voluntad de situar en el arte todos los espacios de la vida: el mundo “alto” de los poderosos, pero también el mundo “bajo” de los humildes. Y abriéndose igualmente a las fuentes de la sabiduría antigua, la mitología, y la religión. Paret nos lleva a la comprensión de la pluralidad del mundo.

Pienso que es ese carácter complejo, diferente de los encuadramientos tradicionalistas de los artistas, la causa fundamental del olvido de Luis Paret durante décadas. Un olvido que, afortunadamente, ha ido superándose en los últimos años. Para ello fue decisiva la muestra de sus Dibujos, presentada en 2018 por la Biblioteca Nacional (que posee una importante colección de esas piezas) y el CEEH.

El anuncio del ángel a Zacarías (1786). Óleo sobre lienzo, 266 x 224,5 cm.
Parroquia de Santa María, Viana (Navarra).

Y ahora se da un paso más con la excelente exposición organizada por el Museo del Prado. En ella se muestran 82 obras: la mayor parte de sus pinturas y una relevante selección de sus dibujos. Nuestra mirada alcanza más profundidad con un cuadro de reflectografía y una proyección de imágenes en pantalla que nos permiten sumergirnos en las capas interiores de las pinturas de Paret, con lo que vemos los dibujos preparatorios y las diversas modificaciones que llevan a los resultados finales. La minuciosidad y precisión de Paret.

En las salas, con muy buen montaje, encontramos todos los registros del artista: su formación, mundo “alto” y mundo “bajo”, obras religiosas, temas mitológicos, paisajes, asuntos de amor, prácticas de seducción. Paret: la pluralidad del arte expresa la pluralidad del mundo.

 

 

Paret. Comisaria: Gudrun Maurer. Museo del Prado, Madrid. Del 24 de mayo al 21 de agosto de 2022.

* Publicado en EL CULTURAL: - Edición impresa, 3 – 9 de junio, pgs. 38-39. - Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20220612/luis-paret-prado-rescata-pintor-eclipsado-goya/675932525_0.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario