Joan Brossa: Poesía de la vida
La
exposición «Brossa total», que como su título indica nos da una visión global,
bastante completa, de su trabajo reúne unas cien obras que incluyen libros, carteles y obra gráfica, poemas visuales,
poemas objetos, e instalaciones, toda la variedad de registros y ejes temáticos
de su trayectoria multimedia. Es
importante subrayar que el título de la muestra encierra un eco con el de una
obra que podemos ver en ella: Maleta tot Brossa (1997), producida casi al
final de su vida, en la que introdujo reproducciones de sus obras en grabado y
calcografía, y que fue concebida como un homenaje a La Boîte-en-Valise (1936-1941) de Marcel Duchamp, quien seis
décadas antes había hecho algo muy parecido. En definitiva: todo Brossa ante nuestros ojos y nuestra
sensibilidad.
No
cabe duda de que Joan Brossa (1919-1998) es una de las figuras más
significativas del arte en Cataluña y España en el siglo XX. Formó parte del grupo ADLAN [“Amics de l’Art Nou”, “Amigos
del Arte Nuevo”], que
inició sus actividades en Barcelona en 1932. Posteriormente, fue uno de los fundadores en 1948 del
grupo “Dau al Set” [“Dado en el Siete”]. Sus relaciones y contactos con
numerosos artistas, poetas, pensadores, músicos y cineastas marcan el carácter
plural y abierto de su forma de vivir y pensar.
Su
actitud activa y militante se mantuvo siempre. Y quizás el rasgo más distintivo
de su trabajo artístico es que en todo momento se abrió a la búsqueda de los
más diversos soportes, invariablemente en diálogo con las experiencias de la
vida cotidiana. La cuestión es: ir al
fondo, y en esa línea se puede decir que los planteamientos de Brossa
brotan de lo que había planteado el Surrealismo: ir a la realidad más profunda,
aunque en su caso sin un sentido de pertenencia grupal, y abriéndose a los
nuevos registros de la modernidad convulsa que se viven en la segunda mitad del
siglo XX.
La
exposición ha sido posible gracias al apoyo de la Fundación Joan Brossa y de la
Galería Miguel Marcos. Esta Galería se convirtió en un apoyo central de Brossa,
desde que en 1990 Miguel Marcos y él se conocieron y se estableció una línea
constante de colaboración, y que ha tenido continuidad tras el fallecimiento de
Brossa hasta ahora mismo. Con un montaje limpio y ordenado, en las salas
abiertas del Centro de Arte, podemos ir recorriendo los diversos núcleos
expresivos de este artista de voces plurales. La muestra va, además, acompañada por proyecciones de películas,
espectáculos teatrales, y conferencias.
Encontramos
todo un conjunto de piezas de poesía
visual, algo que despertó el interés de Brossa ya en el inicio de los años
40, aunque no llegó a realizar ediciones
de esas piezas de forma sistemática hasta los años 70, utilizando para ello
generalmente la técnica de la serigrafía. En ellas vemos cómo las formas y
figuras se entremezclan con las letras y las palabras, a su vez convertidas en
registros corporales.
Otro ámbito es
el de los poemas objeto. En este
caso, encontramos piezas materiales de todo tipo, objetos fragmentados o
intervenidos, y así plenamente distanciados de sus usos pragmáticos habituales:
los objetos hablan, se expresan, al distanciarlos de sus funciones o de su
insignificancia. Por eso Brossa ve brotar en ellos la poesía. Sin duda, podemos encontrar aquí otra confluencia con
Marcel Duchamp, en concreto con sus ready-mades,
que implican también una liberación de sus formas respecto a sus usos
pragmáticos.
Y finalmente nos
situamos ante sus instalaciones, un
procedimiento que fue cobrando importancia en el arte contemporáneo a partir de
los años sesenta del siglo pasado. Brossa se centró intensamente en ellas en la
década final de su vida, manteniendo en todo momento en sus propuestas una
atención a las raíces y los cambios de la existencia.
Entre ellas, considero especialmente relevante Caront [Caronte] (1998): un pequeño bote con el nombre escrito en griego, Χάρων, en la parte frontal de uno de sus lados, situado encima de un montón de confeti, y con una lámpara en lo alto. La fecha de la pieza coincide con el año del fallecimiento de Brossa. Y Caronte, en la mitología griega, es el nombre que tenía el barquero que conducía la barca con la que se cruzaba hacia el Hades después de la muerte.
Llegamos en este punto a lo que pienso que constituye el núcleo central de la actividad artística de Brossa: la poesía de la vida. ¿Cómo se establece el significado y el sentido de las cosas y las actividades que nos rodean y con las que vivimos...? Sentido profundo de lo real, crítica social y política... La poesía, pero extendiendo y ampliando su proyección desde el lenguaje y la escritura hasta la visualización y los diversos planos de la experiencia, lo que vemos y lo que sentimos. Y eso nos dice su Caront: la vida es un viaje.
* Brossa total. Centro de Arte Tomás y Valiente, Fuenlabrada. Comisario: Enrique Juncosa. Del 28 de enero al 24 de abril.
* Publicado en EL CULTURAL: Edición impresa, 11-17 de febrero, pgs. 40-41. Edición online:https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/exposiciones/20220215/joan-brossa-poesia-vida/648435386_0.html
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