lunes, 12 de julio de 2021

Karl Kerényi: Los dioses de los griegos

 Imágenes de las vidas humanas

Oír directamente las voces de la Grecia antigua, de donde vienen las raíces culturales más intensas del universo cultural de Occidente. Eso es lo que nos da este libro ejemplar de uno de los conocedores más profundos de aquel tiempo histórico: Karl Kerényi (1897-1973). Nacido de padres húngaros de origen alemán en una localidad del entonces imperio austro-húngaro, hoy situada en Rumanía, Kerényi acabaría adquiriendo la nacionalidad suiza, utilizando como lengua de docencia y escritura el alemán.

Su especialidad fue la filología clásica, pero su amistad con Thomas Mann nos da una clave sobre la importancia de la literatura en su trabajo. Y junto a ello es también importante señalar su interés por el psicoanálisis, por los planteamientos de Sigmund Freud y Carl Gustav Jung, que nos permite comprender mejor la proximidad que establece entre los relatos míticos de la antigüedad y las cuestiones psicológicas.

No son pocas las ediciones en español de su amplísimo conjunto de obras, y la llegada de esta nueva versión de uno de sus libros más relevantes es todo un acontecimiento. Los dioses de los griegos tuvo su primera edición en inglés en 1951, a partir de la traducción del texto original en alemán. Fue publicado en español por la editorial venezolana Monte Ávila en 1991, y es esa la traducción, revisada por el mismo que la hizo entonces: Jaime López-Sanz, la que se publica ahora en Atalanta, con un sugerente prólogo de Luis Alberto de Cuenca.

La edición actual es impecable, aunque lamentablemente en ella no se recogen las reproducciones impresas de imágenes visuales de la antigüedad griega, seleccionadas por Kerényi, que sí estaban en la edición venezolana. Y es ésta una cuestión importante, pues como señala el propio Kerényi en su Introducción el objetivo central del libro es revelar el contexto original de la mitología griega, para producir “el efecto de una actividad de la psique caracterizada en imágenes.” (pg. 27). Es decir, Kerényi traza una línea de continuidad entre las imágenes verbales, recogidas en los relatos, y las imágenes visuales que se conservan en la cerámica y las esculturas de la antigua Grecia.

Siguiendo ese objetivo, y con un trasfondo de erudición verdaderamente impresionante, Kerényi crea un personaje ficticio: un narrador que nos habla directamente, que despliega su voz en el texto en el que se recogen las diversidades y variantes de los relatos míticos, construyendo así un relato en espejo con los relatos mitológicos. Un relato que propicia un viaje vivo en el tiempo, hasta la época de la antigüedad griega, a través de un relato trazado y expresado con la sensibilidad moderna del mundo occidental. En palabras de Kerényi: “Este libro es un intento experimental de reponer la mitología de los griegos (al menos hasta cierto punto) en su medio original: en el contar historias mitológico.” (pgs. 29-30).

Contar historias: el texto del libro se despliega en su plenitud literaria, eso sí: acompañado en los apéndices de toda una serie de registros que, más allá de la voz que nos habla directamente, nos remiten a las fuentes en las que bebe el relato, así como a los índices de dioses y personajes mitológicos, y al de los nombres de lugares. De este modo, si algo llama especialmente nuestra atención en el relato no perturbado, podemos profundizar con pleno rigor en las características de su formulación original.

El relato se articula en 15 secciones, que tienen como base nada menos que 909 fuentes originales. Esas secciones se despliegan en una articulación genealógica que proyecta luz acerca de dónde venimos: el mundo de los dioses, los titanes, los héroes, y dónde se sitúa nuestro inicio: los procesos de nacimiento y despliegue de la humanidad. Impresiona la gran complejidad e intensidad del relato. Y Kerényi alude al psicoanálisis cuando establece una comparación, algo de gran relieve, entre obra mitológica y obra de arte: “la «obra» mitológica contenía, como toda obra de arte, elementos tanto conscientes como inconscientes.” (pg. 36).

El mar, los ríos, la noche, el viento: las raíces del mundo. La figura de Eros, el que nació primero de todos los dioses y reveló el mundo. De los astros a los cuerpos, de las metamorfosis a la estabilidad de lo que permanece. La voz del narrador pone ante nuestros ojos y nuestra sensibilidad cómo todo aquello que fue en otro tiempo sigue estando, a través de variaciones, en nuestras vidas. Relatos de dioses, imágenes de las vidas humanas.   

 

* Karl Kerényi: Los dioses de los griegos. Traducción de Jaime López-Sanz. Prólogo: Luis Alberto de Cuenca. Atalanta, Girona, 2021. 367 pgs.

* Publicado en EL CULTURAL: - Edición impresa, 9 de julio, pgs. 28-29. Edición online, https://elcultural.com/el-mundo-todavia-vivo-de-los-dioses-griegos 


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