lunes, 11 de febrero de 2019

Dos acontecimientos...


Las preguntas de Chillida

En realidad nunca se había ido, porque su obra, de una intensidad plástica y poética siempre admirable, ha seguido entre nosotros, expandiéndose por el mundo, interrogando nuestra mirada. Pero ahora, en este 2019, dos acontecimientos traen de nuevo la figura del gran escultor Eduardo Chillida (1924-2002) a nuestra consideración.

Eduardo Chillida en Chillida Leku

Por un lado, estamos ante una recuperación de gran alcance para el patrimonio cultural de España: la reapertura del Chillida Leku en el mes de abril, aunque aún no se haya fijado una fecha concreta. La palabra «Leku» significa «lugar» en euskera, por lo que Chillida Leku es el lugar de Chillida. Y la denominación es precisa, porque se trata de un amplio espacio (de 11 hectáreas) abierto a la naturaleza y con un caserío tradicional vasco construido en el siglo XVI, adquirido en los años ochenta por Eduardo Chillida y su esposa Pilar Belzunce, quienes personalmente lo restauraron y acondicionaron durante más de 15 años.
Fue el lugar elegido por el propio Chillida para mostrar su obra en diálogo con la respiración natural y en las salas interiores del caserío. Se abrió al público en el año 2000, y visitarlo era siempre una experiencia intensa y enriquecedora, pues en él se mostraban un conjunto de obras de gran calidad del escultor, a través del tiempo pero unidas en el espacio. Sin embargo, y por dificultades en los planteamientos de las instituciones públicas y la Sucesión de Chillida, a partir de 2011 se cerró a los públicos y sólo se ha podido visitar bajo cita previa.
Su reapertura se hace viable gracias al apoyo de la Diputación Foral de Guipúzcoa y, sobre todo, al acuerdo de la Sucesión de Chillida con la galería internacional de arte Hauser & Wirth que actúa como representante del legado del artista desde 2017. Parece que la galería está asesorando todo el proceso, y probablemente contará con un espacio propio en Chillida Leku.

Tres I (1952). Hierro, 30 x 23 x 42 cm.

Los trabajos de reestructuración se están desarrollando bajo la supervisión del arquitecto argentino Luis Laplace, en colaboración con el también arquitecto Jon Essery Chillida, nieto del escultor. Y cuentan también con la aportación del paisajista holandés Piet Oudolf para los nuevos diseños de los espacios naturales. Se ha designado ya como directora del centro en esta nueva etapa a Mireia Massagué, quien trabajó anteriormente en el Teatre Nacional de Catalunya, y después como directora del Gaudí Exhibition Center en Barcelona. Avanzando en las buenas prácticas en el ámbito del arte, en mi opinión hubiera sido deseable la convocatoria abierta de un concurso internacional para la elección del responsable artístico del centro.

Mano (1969). Lápiz sobre papel, 19 x 18,9 cm.

Este gran acontecimiento, cuyos resultados y proyección de futuro habrá que valorar adecuadamente en su momento, coincide con una excelente exposición de obras de Chillida, en un proyecto conjunto de las galerías Guillermo de Osma y CarrerasMugica.
En la presentación en Madrid se reúnen 27 obras, 8 esculturas de pequeño formato y 19 dibujos y obras sobre papel, datadas entre 1952 y 1995, en las que late toda la fuerza expresiva de Chillida. Entre ellas, precisamente la más antigua: Tres 1, podría considerarse un emblema de la muestra. Es una escultura de hierro, en la que tres hoces parecen dialogar entre sí, estrechándose, abrazándose. Ahí está Chillida, con una llamada a la relación de los humanos con la tierra.

Composición (1963). Mármol con plomo incrustado, 20,9 x 15,8 x 2,5 cm.

Como también está en las otras esculturas, jugando con los vacíos, o estructurando la tierra cocida en bloques compactos. Frágiles, como volando, las piezas con papel, tinta y cuerda, que nos hablan de la superposición de las formas. Sutiles e ingrávidos los dibujos de manos, abiertas o cerradas, imágenes metonímicas de la humanidad activa, con los dedos articulando la proyección de un lenguaje de formas.
Recorriendo la muestra, que se presenta en un montaje limpio y muy bien articulado, me volvía de nuevo a la mente el papel que desempeña la pregunta, la interrogación, como núcleo de toda la obra plástica de Chillida. Su Discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando (1994) se titula, precisamente, Preguntas. Y en él Chillida va desplegando una serie de preguntas, a las que se unen algunas respuestas abiertas, en torno la consideración del arte “como una necesidad, hermosa y difícil que nos conduce a tratar de hacer lo que no sabemos hacer”.

Collage embreado sobre papel (1972). 70 x 55 cm.

El paso de simplemente mirar a ver requiere concentración, plenitud en la mirada. Y así, leemos: “Se ve bien teniendo el ojo lleno de lo que se mira.” Y a través de esa interrogación de las formas se individualiza el diálogo entre la materia y el espacio, los dos componentes fundamentales de la obra escultórica, que en su cuestionamiento Chillida pregunta si su límite se situaría en un límite entre densidades y velocidades: “El diálogo limpio y neto que se produce entre la materia y el espacio, la maravilla de ese diálogo en el límite, creo que, en una parte importante, se debe a que el espacio, o es una materia muy rápida, o bien la materia es un espacio muy lento. ¿No será el limite una frontera, no sólo entre densidades, sino también entre velocidades?”

Lurra (1980). Tierra cocida y óxido, 29 x 29,5 x 6,5 cm.

Y así, Chillida se pregunta por la posible síntesis en donde fluye la obra del escultor, que trabaja con el espacio y la materia, y donde brota la interrogación acerca de lo que no se sabe: “Desde el espacio con su hermano el tiempo, bajo la gravedad insistente, sintiendo la materia como un espacio más lento, me pregunto con asombro sobre lo que no sé.” En esa interrogación acerca de lo desconocido, en esa pregunta a lo que todavía no es, Chillida despliega el cosmos creativo de sus esculturas.
Afirma: “Yo no represento, pregunto.” Y en ese preguntar creativo, espacio y tiempo se entrecruzan, el límite del arte dialoga con el límite de la vida. Ahí radica la duda creativa del artista: “¿No es el límite el verdadero protagonista del espacio, como el presente, otro límite, es el protagonista del tiempo?” Eduardo Chillida, las preguntas como desencadenante de la obra artística.

* Eduardo Chillida. Galería Guillermo de Osma, Madrid. Del 7 de febrero al 17 de marzo. Después, en Galería CarrerasMugica, Bilbao, del 30 de marzo al 18 de mayo.

* Chillida Leku, Hernani. Reapertura al público en abril de 2019.

* Publicado en ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.364, 9 de febrero de 2019, pp. 20-21.





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