domingo, 5 de junio de 2016

Joaquín Torres-García en la Fundación Telefónica, Madrid

La escritura de la imagen

Después de su presentación en el MoMA de Nueva York, y antes de que viaje al Museo Picasso de Málaga, podemos ver en Madrid una magnífica exposición del pintor uruguayo Joaquín Torres-García (1874-1949). Pintor entre dos mundos: América y Europa, Torres-García va mucho más allá del tópico reductivo que tantas veces se aplica a las culturas latinoamericanas. Es, sin fronteras, una de las figuras centrales de la primera mitad del arte del siglo XX, algo que se plasma en su concepción del universalismo constructivo, con la que él mismo caracterizó el sentido y los objetivos de su trayectoria.

Joaquín Torres-García en Montevideo (c. 1945-1946).
Foto: Rosell Cardoz. Sucesión Joaquín Torres-García, Montevideo.

En la muestra se presentan 175 piezas, principalmente pinturas, pero también dibujos, collages, esculturas de madera pintada, juguetes y documentos, que permiten recorrer en plenitud todas las dimensiones del proceso creativo de Torres-García, desde sus inicios en Cataluña, adonde llegó en 1891, hasta sus últimos años en Montevideo, su ciudad natal, a la que volvió en 1934, después de haber pasado por Nueva York, Italia, París y Madrid.

Composición vibracionista (1918).
Óleo sobre lienzo, 50 x 35 cm. Colección particular.

En “Lo que yo sé y lo que hago por mí mismo”, una publicación de 1930 con texto en francés y dibujos, Torres-García indica que el itinerario de la expresión exige mirar en el interior de cada ser, de cada cosa y de nosotros mismos. Y subraya que se trata de algo universal, ya que todo el mundo puede expresarse, en mayor o menor medida, a través del grafismo geométrico, que implica una misma vía ya se utilicen las palabras, la escritura, o el dibujo. Se trataría, por tanto, de “una geometría que nos es propia, que es nuestro alfabeto.”

Estructura (1931).
Óleo sobre lienzo, 72,5 x 52,5 cm. Museo Juan Manuel Blanes,  Montevideo.

Ésta es, en síntesis, la idea del universalismo constructivo, que tiene su raíz en la interioridad de todos los seres humanos, y que Torres-García despliega de forma deslumbrante en sus obras. En ellas, los planos de color, las estructuras geométricas y las líneas negras de grueso trazado superpuestas se articulan como un lenguaje que dialoga con las letras convertidas en figuras, en poesía visual inscrita en la obra plástica. Buscando un reflejo especular, desde el interior de sí mismo, de Torres-García, hasta el interior de todos los que miramos sus obras.

Arte universal (1943).
Óleo sobre lienzo, 106 x 75 cm. Museo Nacional de Artes Visuales,  Montevideo.

Esta idea del universalismo constructivo antropológico se vincula, como se subraya en el planteamiento expositivo de Luis Pérez-Oramas, con la búsqueda en Torres-García de lo originario, del enclave donde se situaría el sueño de la Arcadia feliz. Pero, claro, si para Torres-García toda representación: lingüística, sonora, o visual, es una construcción, ello implica que el resultado que se alcanza depende del punto donde se sitúa el arranque de la misma. Y no se trata, sin más, del llamado “punto de vista”, sino de que en la medida en que toda representación constructiva fluye siempre desde la interioridad, ésta presenta todo tipo de variaciones y de registros alternativos.

América invertida (1943).
Tinta sobre papel, 19,5 x 15,5 cm. Museo Torres-García,  Montevideo.

Es ahí donde se sitúa el alcance específicamente moral, y en consecuencia también político, del universalismo constructivo, que tanto preocupó a Torres-García. Y que se proyecta en sus propuestas de inversión de las representaciones que encubren posiciones de poder, como puede apreciarse en la versión que nos dió en 1943 del mapa invertido de América: el Polo Sur se sitúa en el Norte, lo que habitualmente se pone debajo queda arriba. En definitiva, en Torres-García encontramos un arte que busca y propicia la mejora del género humano a través de la escritura de la imagen que todos podemos compartir.


* Joaquín Torres-García. Un moderno en la Arcadia. Comisario: Luis Pérez-Oramas. Fundación Telefónica, Madrid. Del 19 de mayo al 11 de septiembre de 2016. 

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.237, 9 de junio de 2016, p. 24. 

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