Ver sin ser vista
La figura de Vivian Maier (Nueva York,
1926 – Chicago, 2009) acumula todos los rasgos que se asocian con uno de los
“mitos” modernos más persistentes sobre la figura del artista: el del gran
artista “ignorado” que sólo el curso del azar en el paso del tiempo permitiría
recuperar. Un relato estereotipado que la imaginación colectiva asocia ante
todo con Van Gogh.
Autorretrato, Nueva York, 1954.
Vivian Maier/Maloof Collection.
A lo largo de su existencia, Vivian Maier
no llegó a presentar nunca públicamente su trabajo como fotógrafa. Rotos sus
lazos familiares, se ganó la vida como ama de llaves y niñera. Aparte de la
relación con los niños, con quienes salía a la calle en sus recorridos
fotográficos, mantuvo siempre una gran distancia con las familias que la
acogían o con cualquier otra persona. Fue en todo momento una solitaria extrema. Alguien que pasó por
la vida mirando continuamente, y
registrando aquello que miraba con la cámara, pero sin dejarse ver nunca.
Aparte de ella, nadie llegó a conocer
mientras vivió su trabajo fotográfico, cuyo comienzo se sitúa a finales de los
años cuarenta del siglo pasado. Tras su muerte, se contabiliza que llegó a
acumular más de 2.000 rollos de película sin revelar, 5.000 fotografías impresas,
y más de 120.000 negativos. Todo ese material, más un conjunto de documentos de
carácter muy variado, quedó depositado en un guardamuebles, y posteriormente
fue embargado y vendido.
Chicago, enero 1956.
Vivian Maier/Maloof Collection.
Y es entonces cuando interviene el azar.
John Maloof, un joven estudiante que buscaba fotos para documentar una
investigación, adquirió en una subasta pública parte de los bienes que habían
pertenecido a Vivian Maier. Fue entonces cuando comenzó un auténtico
descubrimiento y un proceso de búsqueda, que John Maloof sintetizó de modo
brillante en la película, realizada en colaboración con Charlie Siskel, Encontrando a Vivian Maier (2013), que
estuvo nominada para los óscar de Hollywood en la categoría de documentales.
Así, poco a poco, desde 2010 hasta ahora,
la obra fotográfica de Vivian Maier ha ido conociendo una difusión cada vez más
intensa en la escena artística internacional. En España, tras sus anteriores presentaciones en Valladolid en 2013 y en Madrid en 2015 en Bernal Espacio, llega hora a la Fundación Canal esta magnífica exposición de
síntesis, que permite apreciar el gran interés y la calidad del trabajo de esta
mujer que recorría las calles con esa misma estela que Charles Baudelaire
precisó: la del paseante o flâneur que
transita sin un rumbo determinado a la espera del encuentro poético.
Mujer armenia discutiendo en la calle. Nueva York, septiembre 1956.
Vivian Maier/Maloof Collection.
En la muestra, con un excelente montaje,
se presentan 120 fotografías, articuladas en 6 secciones: Infancia, Retratos,
Formalismos, Escenas de calle y Fotografías a color. Y también 9 películas en
Super 8. En ellas podemos apreciar la intensa capacidad en la captación del
detalle normalmente inadvertido que caracteriza la obra de Vivian Maier.
Autorretrato, sin fecha.
Vivian Maier/Maloof Collection.
La cámara que utilizaba, una Rolleiflex,
le permitía enfocar sin subirla hasta sus ojos, lo que facilitaba tomar las
instantáneas: retratos de personas, objetos, o situaciones de todo tipo,
siempre en las calles, sin que necesariamente ello fuera advertido. Sus ojos se
deslizaban silenciosos para fijar con la cámara la visión. Su mirada estaba
cargada de pasión: ver sin ser vista.
*
Vivian Maier. Street photographer.
Comisaria, Anne Morin, directora de diChroma photography. Fundación Canal, Madrid.
Del 9 de junio al 16 de agosto de 2016.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.244, 23 de julio de 2016, p. 23.
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