Dos artistas en uno
En estos
tiempos de nueva atención a las obras y figuras de los artistas pop, el Centro
Pompidou dedica una completísima retrospectiva a Martial Raysse (1936), quizás
el artista francés que más impacto causó en los años sesenta en el marco de esa
tendencia. Sin embargo, a fines de los setenta Raysse dio un giro completo a su
obra, buscando una nueva fundamentación de la pintura y la escultura, y en
diálogo con los planteamientos clásicos de la tradición artística. En lugar de
tomar como referentes la cultura de masas y los soportes tecnológicos de la
imagen, como el cine o el neón, que caracterizan su trabajo de los sesenta,
Raysse se orientó desde entonces hasta ahora en esa otra línea, tan distinta
que recorriendo la muestra uno tiene la impresión de que se trata de dos
artistas diferentes.
La Gran Odalisca [La Grande Odalisque] (1964) Centro Pompidou, París.
Con un
montaje limpio y muy bien ordenado, la exposición reúne más de 200 obras:
pinturas, esculturas, instalaciones, películas, fotografías y dibujos, trazando
un completísimo panorama de los cincuenta años de actividad artística de
Martial Raysse.
En su
juventud, Raysse comenzó a estudiar Letras en la Universidad de Niza, pero tras
dos años abandonó los estudios para dedicarse de forma autodidacta a la
pintura. Según indica él mismo retrospectivamente, en 2013, la toma de
consciencia de los límites que implica la traducción de cualquier texto, y de
modo especial los poéticos, a una lengua distinta fue determinante en su
elección de expresarse por medio de la pintura, "lenguaje que considero
más universal".
Su
primera exposición personal, con el título "Pintura-Poesía-Escultura",
tuvo lugar del 1 al 30 de septiembre de 1958, en una galería de Beaulieu-sur-Mer,
en la zona de la Riviera de donde es
originario. Ese título expresa un rasgo persistente a lo largo de toda su
trayectoria: la fusión de géneros o de soportes plásticos diversos con la
literatura, sobre todo la poesía. En sus comienzos, él mismo se sitúa en una práctica
tradicional de la pintura: color, volumen, luz..., para pasar después de la
pintura figurativa a la abstracción: "el gran problema de la época"
en los años cincuenta, y luego a la pintura lírica, las esculturas con objetos,
y de ahí al Nuevo Realismo. A finales de los cincuenta, la experiencia del
consumo, los objetos en los comercios y en los supermercados populares, inducen
el gran cambio en sus planteamientos que cristaliza en la década de los
sesenta. Centra entonces también su atención en las fotografías de estrellas
del cine y de la música popular, cuyos rostros estereotipados integra en sus
cuadros con colores bombeados de gran intensidad.
Playa Raysse [Raysse Beach] (1962, 2014). Centro Pompidou, París.
En el ambiente del arte pop,
Martial Raysse actúa como un innovador. En 1962, en DYLABY (contracción de Dymanisch
Labyrint), una exposición colectiva en el Stedelijk Museum de Ámsterdam,
presenta su instalación Raysse Beach
[Playa Raysse] con nueve grandes
paneles pictóricos, diversos objetos y una jukebox,
todo ello colocado sobre arena de playa. 1964 es un año particularmente
relevante en su trayectoria, con la serie de pinturas Made in Japan, en la que utiliza, fragmenta y altera imágenes de
pinturas clásicas (de Ingres, François Gérard, Lucas Cranach, Tintoretto)... Utilizando
acrílicos, genera una intensa "sobrecarga cromática", que
caracterizará como martialcolor. E
incorpora en los cuadros elementos pegados: moscas, flores y letras de
plástico.
America America (1964). Centro Pompidou, París.
Es también el momento de su
utilización del neón. Sobre ello escribiría en 1965: "He descubierto el
neón. Es el color vivo, un color más allá del color. La pluma y el pincel están
superados. El neón expresa más fielmente la vida moderna, existe en el mundo
entero. Con el neón puedes proyectar la idea de color en movimiento, es decir
un movimiento de la sensibilidad, sin agitación". Su primer ensayo
cinematográfico tiene lugar en el cuadro Suzanna,
Suzanna (1964), en diálogo con Susana
y los viejos, de Tintoretto, en el que deja un espacio en blanco sobre el
que se proyecta una película en la que aparece el artista Arman con una barba
postiza: ¡el cine dentro del cuadro! Por cierto que su atención al cine se ha
mantenido a lo largo del tiempo, con películas de carácter experimental de
bastante interés.
Las cosas empiezan a cambiar
en 1970, año en el que Martial Raysse sitúa su ruptura con el mundo
"oficial" del arte. Y ya en 1977 una serie de siete cuadros,
inspirados en Sueño de Polífilo
(1499), el libro de Francesco Colonna ilustrado con grabados, marca un giro
total, en busca de un estilo que aspira a retomar los procedimientos de la
pintura clásica. El retiro personal, las lecturas eruditas, o la frecuentación
de museos, producen en su obra ecos de clasicismo, naturalismo, e incluso
arcaísmo. En 1984, en una conferencia, Raysse indicará: "la pintura, la
gran pintura, (...) habla siempre de los caminos del conocimiento y del amor
universal. (...)".
El carnaval en Perigueux [Le Carnaval à Perigueux] (1992). CollecciónPinault, Palazzo Grassi, Venecia.
En los años sucesivos, su
trabajo se centrará en un tipo de pintura y escultura figurativas, con rasgos
expresionistas. La frecuente utilización de la témpera lleva a unas gamas
cromáticas más tamizadas y difusas. Durante los 2000 vive muy retirado, y
aunque básicamente se mantienen los mismos planteamientos, se advierte también un
cierto retorno a algunos temas y cuestiones de sus obras de los sesenta, sobre
todo, las figuras y los rostros femeninos intervenidos, algún insecto pegado en
el cuadro (una mariquita), la reutilización del acrílico... En cualquier caso,
en comparación con las obras de los sesenta, las de las décadas posteriores dan
la impresión de ser de otro artista. Un contraste que se puede
apreciar con intensidad comparando la ya mencionada instalación Raysse Beach (1962) con la pintura Ici Plage, comme ici-bas [Aquí playa, como aquí abajo] (2012).
Aquí playa, como aquí abajo [Ici Plage, comme ici-bas] (2012). CollecciónPinault, Palazzo Grassi, Venecia.
No
cabe duda de que Martial Raysse ha seguido manteniendo a lo largo de los años
la fuerza de un gran temperamento artístico, la voluntad de plasmar el
conocimiento y la experiencia del mundo a través del arte. Pero desde el máximo
respeto, mi opinión personal es que a partir de los ochenta su obra, que sigue
una dirección completamente diferente a la que marcaban sus dos décadas
anteriores de trabajo, experimenta un intenso repliegue, una redirección hacia dentro, que imprime una tonalidad
fuertemente subjetivista a lo que hace. Y ese subjetivismo puede interpretarse
tanto como un retorno al pasado, o como una desviación respecto a los nuevos
horizontes del arte de nuestro tiempo, que difícilmente pueden evitar la
confrontación y el contraste con los soportes tecnológicos en la era de la
imagen global.
*
Martial Raysse. Retrospectiva
1960-2014;
comisaria: Catherine Grenier; Centro Pompidou, París, hasta
el 22 de septiembre.
PUBLICADO [en versión reducida] EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.150, 26 de julio de 2014, p. 23.
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