lunes, 26 de febrero de 2024

Exposición en la Fundación Canal, Madrid

 El efecto máquina

Con esta exposición volvemos a los orígenes de muchas cuestiones, hoy todavía abiertas. En los comienzos del siglo XX la expansión de las máquinas, en todos los planos y usos de la vida, se había generalizado ya exponencialmente. La Primera Guerra Mundial tuvo lugar entre 1914 y 1918, y en paralelo las máquinas acompañaban a los humanos en todos los ámbitos.

Julian Wasser: Marcel Duchamp jugando al ajedrez con Eva Babiz en su primera 
retrospectiva en el Pasadena Art Museum (Octubre, 1963). Gelatina de plata. 
Copia de época. Colección Galerie Hummel, Viena.

Y esto, claro está, afectó también de un modo radical al conjunto de las artes, en sus diversos aspectos y niveles: temáticas, soportes, estructuras de plasmación, reproducciones, y líneas de transmisión. Una década antes de la puesta en marcha del Surrealismo, cuyo Primer Manifiesto tuvo lugar en 1924, algunos artistas relevantes comenzaron a interrogar en profundidad a las máquinas y a proyectar ese universo en el arte.

A ello se presta atención en esta sugerente muestra, centrada en las obras del fotógrafo Alfred Stieglitz (1864-1946) y de los artistas Francis Picabia (1879-1953), Marcel Duchamp (1887-1968), y Man Ray (1890-1976). El recorrido se articula en cuatro secciones temáticas: (1) El nuevo mundo y la “fotografía pura”, (2) Del desnudo artístico al cuerpo como máquina, (3) De la abstracción a la máquina, y (4) Eros y máquinas.

Alfred Stieglitz: El entrepuente (1907). Offset litográfico.
Colección Juan Naranjo Galería de Arte y Documentos, Barcelona.

El punto de partida se sitúa en el trabajo fotográfico de Alfred Stieglitz, cuya segunda esposa fue la artista referencial Georgia O’Keeffe (1887-1986). A partir de 1910, Stieglitz comenzó a desarrollar lo que llamó “fotografía pura”, utilizando ese soporte expresivo como una forma de arte independiente y diferente de las prácticas artísticas tradicionales.

En las fotografías que se han reunido podemos ver los ambientes urbanos de Nueva York, las calles, los interiores domésticos, las personas, los rascacielos. En El entrepuente (1907), distinguimos los dos niveles de un barco en viaje de América a Europa: arriba con figuras con medios, abajo hombres, mujeres y niños, que serían identificados como posibles inmigrantes en viaje de retorno. Dos clases, dos niveles de vida: esta fotografía fascinó a Picasso. Hay también un retrato de Georgia O’Keeffe y otras dos fotografías de sus manos.

Francis Picabia: Ça m'est égal (Me da igual) (1947). 
Óleo sobre lienzo. Colección particular.

Además de Stieglitz, en 1914 coincidieron en Nueva York Picabia, Duchamp y Man Ray. Su contacto fue un factor determinante en la confluencia de la atención de los tres hacia las máquinas. En 1915, Picabia contribuye a la creación de la revista 291, como homenaje al fotógrafo y a la galería de arte que éste había creado en Nueva York. En la revista, Picabia retrató a Stieglitz como una cámara fotográfica, un procedimiento de representación que utilizó para otros personajes, y todo ello con la incorporación de actitudes Dadá que entonces estaban emergiendo.

Tras ello, se traza el paso de la representación artística del desnudo femenino y las alusiones de género a un proceso de identificación entre los cuerpos humanos y la máquina. En este caso se han reunido pinturas, dibujos, grabados, cajas artísticas, pequeños objetos escultóricos, y fotografías, de Picabia, Man Ray, Duchamp, y también de Salvador Dalí, de épocas posteriores a la estancia en Nueva York, así como reproducciones de imágenes en revistas.  

Man Ray: A la hora del observatorio / Los amantes (1934/1967). 
Colección Marion Meyer. Association Man Ray, París.

Lo que viene a continuación es la representación directa de las figuras de máquinas con sentidos e identificaciones con la vida humana. Estábamos, ya entonces, viviendo en un mundo de máquinas, rodeados de máquinas, con las que compartimos la visión y la vida, la experiencia… Aquí vemos dibujos, grabados, y objetos de Picabia, Duchamp y Man Ray.

La última sección es casi una pequeña monográfica de Duchamp, en la que se visualiza el papel central que desempeñó en su obra la identificación que se había establecido, y que hoy con otras modulaciones, sigue estando vigente, entre el erotismo y la máquina.

Marcel Duchamp: Rotoreliefs (Relieves de rotor). Concebidos en 1935. Ejemplar de 1965, 6 discos impresos en doble cara. Colección Marion Meyer. Association Man Ray, París.

Es algo que remite principalmente a su obra referencial: La Novia desnudada por sus Solteros, mismamente [traducción de La Mariée mise à nu par ses Célibataires, même]. El título original es aquí importante, porque el adverbio en francés même [mismamente] es una homofonía con m’aime [me quiere o me ama]. Tanto la imagen de la Novia como las de los solteros son mecanoformes, y con ello Duchamp fue uno de los primeros artistas en fijar, con una gran intensidad, el filtro mecánico que las máquinas establecen en las formas contemporáneas de erotismo.

Obviamente, la posibilidad de presentar aquí esta obra de Duchamp es algo inviable. Pero se ha reunido un conjunto de materiales que nos conduce directamente a los sentidos de La Novia desnudada por sus Solteros, mismamente, conocida también como El gran vidrio, y a la comprensión de que según Duchamp la vida es eros, algo implícito en el desdoblamiento de su alter ego femenino: Rrose c’est la vie, una homofonía en francés con Eros c’est la vie, La vida es eros.


* SURREALISMOS. La era de la máquina. Comisaria: Pilar Parcerisas. Fundación Canal, Madrid. Del 7 de febrero al 21 de abril.

* Publicado en EL CULTURAL:

- Edición impresa, 16 – 22 de febrero, pgs. 32-33.

- Edición onlinehttps://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20240225/radical-efecto-maquina-alfred-stieglitz-picabia-duchamp-man-ray/834916750_0.html