Luis Gordillo: Los mestizajes de la imagen
Todos los espacios de la galería están
ocupados, eso sí: con un despliegue ordenado y guardando buenas distancias para
permitir la visión sin interferencias de las piezas reunidas. Estamos ante 23
obras, todas ellas con títulos muy sugestivos, de vuelo poético-conceptual: cuadros
de gran formato (entre ellos un díptico, un tríptico, y un políptico), dibujos
de formato medio, y algo muy especial: un panel enorme, de metro y medio por
cinco metros.
El título de esta obra: «Autobiografía
gordillensis» (2020), nos lleva, con un juego lingüístico de expresión en la
deriva al latín del término «gordillensis», a una impresionante síntesis de la
genealogía del trabajo artístico de Gordillo. Sobre el panel se han fijado una
larga serie de imágenes, que van desde formas pictóricas en mezclas abiertas, a
juguetes, reproducciones de pintores clásicos (entre ellos Velázquez, Goya o Rembrandt),
y a diversas fotografías del propio Gordillo intervenidas siempre con una veta
de humor irónico.
Y aquí es oportuno resaltar un aspecto
recurrente no sólo en esta obra sino también en muchas otras presentes en la
muestra: continuamente vemos insertas en las piezas imágenes del rostro de Luis
Gordillo, siempre en actitudes dinámicas, lo que nos lleva a advertir que
propiamente estamos ante una reconstrucción autobiográfica del entramado que
une en profundidad su trabajo artístico con el discurrir de su vida, sus
pasiones y anhelos.
Es ésta una cuestión a la que Gordillo se
ha referido explícitamente al manifestar que lo que él llama sus “dúplex”, sus
desdoblamientos de obras en dos partes tanto en un sentido vertical como
horizontal, son expresiones de su yo desdoblado.
Ese itinerario confluyente de arte y vida
ha ido haciendo que el trabajo creativo de Gordillo no esté en ningún caso
situado en la quietud o la repetición: los registros de sus obras nos llevan
siempre al descubrimiento, a la innovación. Desde luego en la raíz de todo está
la pintura, pero concebida en la situación presente tan determinada por
técnicas envolventes de representación visual, como un diálogo con las mismas
para así transgredir el uso meramente pragmático-material de las imágenes
mediáticas.
De los dibujos y la expresión pictórica,
Gordillo ha ido dialogando con las fotografías y las imágenes digitales. Y de
esas conversaciones abiertas han ido surgiendo las obras subversivas, que
mezclan el cuestionamiento y lo enigmático de las representaciones para
construir espejos visuales en los que al vernos reflejados nos llevan a
preguntarnos quiénes somos en este mundo de imágenes fluidas y envolvente en
que hoy vivimos. Cuestiones todas estas que marcan intensamente el alto nivel
artístico de las piezas reunidas en esta gran muestra.
Gordillo señala explícitamente su
utilización controlada de los soportes digitales, en los que distingue sus
aspectos positivos y sus riesgos. El buen arte no se puede identificar con la
inmediatez de usos y prácticas tan habituales en este mundo-imagen de hoy. Sus
obras están caracterizadas por el cuidado intenso en su preparación, el tiempo
de estudio, y su desarrollo. El resultado final es algo tan abierto como la vida
misma, pero precisamente por ello ahí se sitúa su significación.
Impresiona la precisión y profundidad con
las que Luis Gordillo habla sobre su trabajo. Todas esas fases abiertas, en
continuidad, que lo caracterizan, lo alejan plenamente de la idea de la
improvisación. De ahí su profundo trasfondo poético-conceptual que podemos
advertir en sus obras. Lo que vibra en ellas detrás de cada paso es el juego
agitado del pensamiento que mueve el cuerpo.
En definitiva, las obras de Luis Gordillo
dialogan en profundidad con nuestras miradas hasta despertar en ellas la visión
de las cuestiones abiertas que representan. Las piezas deslumbrantes reunidas
en esta exposición van, en una mezcla continua, del formalismo figurativo al
informalismo expresivo: en todos los casos interrogaciones poético-visuales que
abren nuestra mirada.
Y aquí, en los mestizajes «gordillenses»
de la imagen, estamos ante un horizonte intensamente significativo. En mi
opinión, una de las más importantes vías de enriquecimiento de las culturas humanas
es precisamente la mezcla, el mestizaje: el reconocimiento de la importancia de
lo diverso en las experiencias de nuestras vidas. Los mestizajes «gordillenses»
de la imagen son mezclas de diversos tipos y configuraciones de imagen, siempre
desde la pregunta y el control sobre aquello que es profundo y relevante, nunca
desde la mera inmediatez. De las mezclas a lo profundo de la imagen, a lo que
permanece más allá de lo inmediato.
* PODÉIS
VER UNA SÍNTESIS DE MIS ESCRITOS ANTERIORES SOBRE LUIS GORDILLO EN MI LIBRO Crítica
en acto. Textos e intervenciones sobre arte y artistas españoles
contemporáneos; Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, pgs. 100-131.
* Luis Gordillo: ¡espEren!: peRmanezcan Atentos! Galería Marlborough, Madrid.
Del 9 de febrero al 8 de abril.
* Publicado en EL
CULTURAL: - Edición impresa, 3 – 9 de marzo, pgs. 36-37. Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20230312/esperen-permanezcan-atentos-luis-gordillo-deslumbrantes-pinturas/745175787_0.html