domingo, 12 de marzo de 2023

Exposición en la Galería Marlborough, Madrid.

 Luis Gordillo: Los mestizajes de la imagen

La nueva exposición de Luis Gordillo es una llamada de atención, con una intensidad impresionante, sobre la calidad de su trabajo artístico. A sus 88 años, él dice que quizás sea ésta su última muestra en la Galería Marlborough, donde expone cada cuatro años. Puede que sea difícil volver a reunir piezas del tamaño y complejidad de las que vemos ahora, pero su fuerza y potencia creativas siguen plenamente abiertas…

Todos los espacios de la galería están ocupados, eso sí: con un despliegue ordenado y guardando buenas distancias para permitir la visión sin interferencias de las piezas reunidas. Estamos ante 23 obras, todas ellas con títulos muy sugestivos, de vuelo poético-conceptual: cuadros de gran formato (entre ellos un díptico, un tríptico, y un políptico), dibujos de formato medio, y algo muy especial: un panel enorme, de metro y medio por cinco metros.

Autobiografía gordillensis (2020). Mural. Técnica mixta sobre panel DM, 
150 x500 cm.

El título de esta obra: «Autobiografía gordillensis» (2020), nos lleva, con un juego lingüístico de expresión en la deriva al latín del término «gordillensis», a una impresionante síntesis de la genealogía del trabajo artístico de Gordillo. Sobre el panel se han fijado una larga serie de imágenes, que van desde formas pictóricas en mezclas abiertas, a juguetes, reproducciones de pintores clásicos (entre ellos Velázquez, Goya o Rembrandt), y a diversas fotografías del propio Gordillo intervenidas siempre con una veta de humor irónico.

Y aquí es oportuno resaltar un aspecto recurrente no sólo en esta obra sino también en muchas otras presentes en la muestra: continuamente vemos insertas en las piezas imágenes del rostro de Luis Gordillo, siempre en actitudes dinámicas, lo que nos lleva a advertir que propiamente estamos ante una reconstrucción autobiográfica del entramado que une en profundidad su trabajo artístico con el discurrir de su vida, sus pasiones y anhelos.

Es ésta una cuestión a la que Gordillo se ha referido explícitamente al manifestar que lo que él llama sus “dúplex”, sus desdoblamientos de obras en dos partes tanto en un sentido vertical como horizontal, son expresiones de su yo desdoblado.

Dime quien eres YO (2020-22). Acrílico sobre lienzo. Díptico, 185 x 280 cm.

Ese itinerario confluyente de arte y vida ha ido haciendo que el trabajo creativo de Gordillo no esté en ningún caso situado en la quietud o la repetición: los registros de sus obras nos llevan siempre al descubrimiento, a la innovación. Desde luego en la raíz de todo está la pintura, pero concebida en la situación presente tan determinada por técnicas envolventes de representación visual, como un diálogo con las mismas para así transgredir el uso meramente pragmático-material de las imágenes mediáticas.

De los dibujos y la expresión pictórica, Gordillo ha ido dialogando con las fotografías y las imágenes digitales. Y de esas conversaciones abiertas han ido surgiendo las obras subversivas, que mezclan el cuestionamiento y lo enigmático de las representaciones para construir espejos visuales en los que al vernos reflejados nos llevan a preguntarnos quiénes somos en este mundo de imágenes fluidas y envolvente en que hoy vivimos. Cuestiones todas estas que marcan intensamente el alto nivel artístico de las piezas reunidas en esta gran muestra.

Zentrum 1 (2022). Acrílico sobre lienzo con collages de fotografías, 193,5 x153,5 cm.

Gordillo señala explícitamente su utilización controlada de los soportes digitales, en los que distingue sus aspectos positivos y sus riesgos. El buen arte no se puede identificar con la inmediatez de usos y prácticas tan habituales en este mundo-imagen de hoy. Sus obras están caracterizadas por el cuidado intenso en su preparación, el tiempo de estudio, y su desarrollo. El resultado final es algo tan abierto como la vida misma, pero precisamente por ello ahí se sitúa su significación.

Impresiona la precisión y profundidad con las que Luis Gordillo habla sobre su trabajo. Todas esas fases abiertas, en continuidad, que lo caracterizan, lo alejan plenamente de la idea de la improvisación. De ahí su profundo trasfondo poético-conceptual que podemos advertir en sus obras. Lo que vibra en ellas detrás de cada paso es el juego agitado del pensamiento que mueve el cuerpo.

Representación alterada (2022). Acrílico sobre lienzo, 216 x 166 cm.

En definitiva, las obras de Luis Gordillo dialogan en profundidad con nuestras miradas hasta despertar en ellas la visión de las cuestiones abiertas que representan. Las piezas deslumbrantes reunidas en esta exposición van, en una mezcla continua, del formalismo figurativo al informalismo expresivo: en todos los casos interrogaciones poético-visuales que abren nuestra mirada.

Y aquí, en los mestizajes «gordillenses» de la imagen, estamos ante un horizonte intensamente significativo. En mi opinión, una de las más importantes vías de enriquecimiento de las culturas humanas es precisamente la mezcla, el mestizaje: el reconocimiento de la importancia de lo diverso en las experiencias de nuestras vidas. Los mestizajes «gordillenses» de la imagen son mezclas de diversos tipos y configuraciones de imagen, siempre desde la pregunta y el control sobre aquello que es profundo y relevante, nunca desde la mera inmediatez. De las mezclas a lo profundo de la imagen, a lo que permanece más allá de lo inmediato.

 

* PODÉIS VER UNA SÍNTESIS DE MIS ESCRITOS ANTERIORES SOBRE LUIS GORDILLO EN MI LIBRO Crítica en acto. Textos e intervenciones sobre arte y artistas españoles contemporáneos; Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, pgs. 100-131.

 

* Luis Gordillo: ¡espEren!: peRmanezcan Atentos! Galería Marlborough, Madrid. Del 9 de febrero al 8 de abril.

* Publicado en EL CULTURAL: - Edición impresa, 3 – 9 de marzo, pgs. 36-37. Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20230312/esperen-permanezcan-atentos-luis-gordillo-deslumbrantes-pinturas/745175787_0.html

miércoles, 1 de marzo de 2023

Exposición en la Sala Alcalá,31. Madrid.

Juan Muñoz: Ver en profundidad

Estamos ante un retorno artístico de intensa significación. Manuel Segade nos trae de nuevo la obra de Juan Muñoz (1953-2001) cuando hubiera cumplido 70 años de edad y a los 22 años de su prematuro fallecimiento, con tan sólo 48 años. El primer paso es la presentación en esta muestra de un conjunto de 21 piezas excelentes, instalaciones escultóricas de formatos y extensiones diversas, en un montaje que dialoga en profundidad con las características arquitectónicas del edificio que las acoge.

Dos centinelas sobre suelo óptico (1990). Instalación. Hierro y madera de 
dimensiones variables. Colección Meana Larrucea.

El título de la muestra: Todo lo que veo me sobrevivirá, es una cita de la poeta rusa Anna Ajmátova que Juan Muñoz recogió en una de las últimas notas de sus cuadernos de preparación para la que fue su última exposición, que tuvo lugar en la Tate Modern de Londres en el año 2001. Obviamente, el título se utiliza aquí como una hermosa alusión poética a la pervivencia de las obras, más allá de la caducidad de la vida de los artistas.

La datación de las piezas se sitúa básicamente en la pasada década de los noventa, aunque también hay una datada en 1989 y otra en 2001. Con ello estamos ante las fases finales de la trayectoria creativa de Juan Muñoz, en la que llegó a alcanzar un intenso reconocimiento internacional. El paso siguiente de este retorno será otra exposición, en el CA2M de Móstoles, que se abrirá en junio coincidiendo con la fecha de nacimiento del artista, en la que podremos ver el recorrido de sus obras desde los inicios hasta la década de los ochenta.

Plaza (1996). 27 figuras de resina y pigmento. Kunstsammlung 
Nordrhein-Westfalen, Düsseldorf.

Este juego con los cursos del tiempo: recobrar la obra de Juan Muñoz, el gran artista que se marchó tan pronto, en dos fases que van en sentido inverso al de su desarrollo temporal: desde lo último hasta sus primeras fases, es un signo intensamente alusivo acerca de lo vivas y radiantes que siguen estando sus obras. Todas ellas, claramente determinadas por la interacción que despiertan al mirarlas, un aspecto subrayado expresivamente por Muñoz con la utilización de espejos que reflejan a la vez sus esculturas y los que las miran, que quedan así introducidos en la instalación interactiva que las constituye.

Aquí, en la sala de Alcalá 31, nos llevan explícitamente a esta cuestión las piezas «Sara with Blue Dress [Sara con vestido azul]» (1996) y «Allo Specchio [En el espejo]» (1997). Y esto es lo que dejó escrito Juan Muñoz sobre lo que podemos ver en ellas y sobre cómo lo vemos: “Mis personajes se comportan a veces como un espejo que no puede reflejar. Están ahí para contarte algo acerca de tu mirada, pero no pueden, porque no te dejan verte a ti mismo”. Ahí estamos: mirar, querer verlo todo, y ese flujo te lleva a ser mirado, visto, en el reflejo de lo diverso.

Allo Specchio [En el espejo]. Espejo, aceite y resina de poliéster pigmentado, 
143 x 48 x 27 cms. Alkar Contemporary Collection (ACC), Bilbao (1997).

Es una cuestión que se prolonga en la instalación «Dos centinelas sobre suelo óptico» (1990), situada en la entrada de la exposición, figuras de sombra con armas, que nos remiten al control de nuestras miradas. Y también en las piezas de balcones: «Balcony [Balcón]» (1991) y «Nîmes Balcony [Balcón de Nimes]» (1994), en ambos casos balcones sin nada ni nadie en ellos, vacíos. Esto es lo que comentaba Juan Muñoz sobre el vacío: ““El vacío no se muestra. Se muestra el deseo de que éste se llene. [...] Yo no veo ahora los balcones vacíos; hablan de cualquier cosa, menos de sí mismos. Son imágenes que ya están allí, que ya han sido utilizadas.” Nuestra mirada elimina el vacío…

Ir y venir en la mirada, en la visión, ahí se sitúa el núcleo referencial de las obras de Juan Muñoz: nada está cerrado en la inmediatez de las obras, todo queda abierto al flujo interactivo que provocan al acercar a ellas nuestras miradas. Además de ocasionar “el relleno” del vacío, los personajes escultóricamente representados nos acercan la semejanza en la distancia. En la segunda mitad de los años noventa esto se fue concretando en las figuras caricaturescas de enanos, muñecos de ventrílocuo y de “chinos”, como el propio Juan Muñoz en ese caso las identificaba.

Blotter Figure [Figura de papel absorbente] (1999). 
Figura, 157.5 x 83,8 x 45,7 cms. Galería Elvira González.

En relación con esto último se sitúa la recuperación de la enérgica instalación escultórica «Plaza» (1996), que puede verse de nuevo por primera vez desde su presentación en el Palacio de Velázquez del Retiro, en el marco de la exposición que el Museo Reina Sofía dedicó entonces a Juan Muñoz. Es un conjunto amplio de 27 figuras de tonalidad gris, de “chinos” que ríen. No se puede entrar dentro del círculo abierto que forman, y así la temática del espejo, de la identidad y la diferencia, se abre según te aproximas, vas rodeándolas desde fuera, y acabas percibiendo los otros de tu yo.

La figura colgada desde su boca en el techo de la sala: «Con la corda alla boca [Con la cuerda en la boca]» (1997) y las dos figuras de papel absorbente con persiana de 1999 nos hablan de la paradoja de la representación: no alcanzamos a comprender la motivación de lo que vemos. Estamos ya en la fase final del recorrido creativo de Juan Muñoz.

Two Seated on the Wall [Dos sentados en el muro] (2001). 
Resina de poliéster y hierro, 130 x 145 x 60 cms. Colección particular.

Pero como cierre es plenamente significativo el retorno a la risa de las figuras colgadas de la pared en sillas en la pieza datada en el año de su fallecimiento, en 2001: «Two Seated on the Wall [Dos sentados en el muro]». ¿Se ríen ante su posible caída…? La respuesta queda abierta, como la vida misma, ante nuestro deseo de mirar y llegar a ver a dónde vamos. Juan Muñoz: mirando desde fuera, llegar a ver en profundidad.  

 

* PODÉIS VER UNA SÍNTESIS DE MIS ESCRITOS ANTERIORES SOBRE JUAN MUÑOZ EN MI LIBRO Crítica en acto. Textos e intervenciones sobre arte y artistas españoles contemporáneos; Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, pgs. 236-260.

 

* Juan Muñoz: Todo lo que veo me sobrevivirá. Comisario: Manuel Segade, Sala Alcalá 31, Madrid. Del 14 de febrero al 11 de junio.

* Publicado en EL CULTURAL: - Edición impresa, 24 de febrero – 2 de marzo, pgs. 38-39. Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20230228/ultimos-anos-escultor-juan-munoz-regreso-reconocido/743425741_0.html