lunes, 26 de febrero de 2018

Chiharu Shiota:


Los hilos del recuerdo

Tras su primera presentación en 2014 en esta misma galería, con la muestra «Tierra y sangre», llega de nuevo a Madrid la gran artista japonesa Chiharu Shiota (Osaka, Japón, 1972), sin duda una de las artistas más relevantes del momento. Su itinerario creativo comenzó en los años noventa, pero pronto se desplazó desde Japón a Alemania. Allí estudió con Marina Abramovic en Hamburgo, y después se instaló en 1997 en Berlín, donde ha seguido residiendo hasta hoy. En esta ciudad estudió con Rebecca Horn. Todos estos datos son relevantes, porque la obra de Chiharu Shiota está caracterizada por una tonalidad femenina, y junto a las dos artistas ya mencionadas para ella son también referenciales Louise Bourgeois y Ana Mendieta. 


Su forma expresiva es la instalación, pero siempre con un trasfondo en el que resuenan los ecos de la performance y el arte del cuerpo. Shiota crea ambientes con entramados de hilos de lana, negros o rojos, que entrelazan objetos evocadores: instrumentos de música, vestidos de muñecas, zapatos, sillas, ventanas rotas, camas, cartas, llaves… Entramados de hilos concebidos como una prolongación de su propio cuerpo ausente, ya que como ella misma indica: “Duermo dentro de las instalaciones para completarlas.”


Esos hilos o redes, que tienen una analogía evidente con la tela de la araña (Louise Bourgeois), son en sí mismos una evocación de los hilos o redes que tejen las relaciones interpersonales. Shiota los considera un espejo de los sentimientos: «Los hilos están tejidos entre sí. Se enredan. Se desgarran. Se desatan. Son como un espejo de los sentimientos.» Y con ello nos traen, en definitiva, una reverberación del tejido de la vida, de la trama de la memoria. Con la forma de un dibujo que flota: “Con el hilo, estoy dibujando en el aire.”


Chiharu Shiota representó a Japón en la Bienal de Venecia de 2015, con una hermosísima e intensa instalación: «La llave en la mano», configurada por un entramado de llaves, colgando de hilos de lana roja, sobre dos barcas que representarían dos manos. Barcas que se desplazan por el mar de la memoria. Se transitaba por el espacio, de arriba a abajo, y con complementos en el espacio exterior: una gran fotografía de una niña con una llave en las manos, y cuatro monitores con filmaciones de niños recordando. Sobre esa instalación Shiota dijo: «Las llaves son objetos familiares y de valor que protegen personas y espacios importantes en nuestras vidas. Nos inspiran también a abrir la puerta de mundos desconocidos.»


Y a esa fluctuación, entre la memoria y el descubrimiento, nos lleva la impresionante instalación que se presenta en esta muestra: «Recuerda a…», construida con un entramado de hilos de lana rojos de los que cuelgan cepillos de madera, sin mangos ni soportes, que le dieron a Shiota en un taller de Suiza que tuvo que cerrar tras 136 años. Instalación que se complementa con cinco piezas escultóricas de pequeño formato y un cuadro, cuatro de las esculturas y el cuadro construidos con un entramado de hilos de lana y objetos. Chiharu Shiota: la vida es un tejido, recuperemos los hilos del recuerdo.


* Chiharu Shiota: Remind of…; Galería Nieves Fernández, Madrid. Del 17 de febrero al 17 de abril de 2018.

* Publicado en ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.318, 24 de febrero de 2018, pg. 22.

domingo, 11 de febrero de 2018

Pessoa y las vanguardias artísticas en Portugal


Siempre es una gran ocasión volver a Pessoa. Fernando Pessoa (Lisboa, 1888 – Lisboa, 1935) es uno de los más grandes escritores de las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX. De su obra en prosa destaca especialmente el Libro del desasosiego, un diario íntimo que escribió entre 1912 y el año de su muerte. Quedó inédito hasta su publicación póstuma, muchos años después, en 1982. Su obra poética, de una intensidad admirable, está caracterizada por la pluralidad de voces.


José de Almada Negreiros: Retrato de Fernando Pessoa (1964).    
Óleo sobre lienzo. Museu Calouste Gulbenkian,  Lisboa.        

Este último aspecto se concretó en su utilización de otros nombres: heterónimos, cada uno de los cuales tenía rasgos de expresión diferentes. Pessoa llegó a forjar más de cien heterónimos, y entre los que alcanzan mayor proyección podemos recordar a Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro de Campos, y al que figura precisamente como autor del Libro del desasosiego: Bernardo Soares.
En una de las anotaciones del Libro, Bernardo Soares escribe: «Todo se me evapora. Mi vida entera, mis recuerdos, mi imaginación y lo que contiene, mi personalidad, todo se me evapora.» Aquí está una de las claves más profundas de la escritura y el pensamiento de Pessoa: la idea de desdoblamiento. En línea de lo que había abierto Arthur Rimbaud con su afirmación Yo es otro, Pessoa concibe la expresión como una forma abierta de expresión en los otros. En síntesis: el yo no es algo dado, sino el resultado de una construcción.


Amadeu de Souza Cardoso: Caballeros (1913).
Óleo sobre lienzo, 100 x 100 cm. Centre Pompidou,  París.

La escritura de este poeta-pensador se abrió también hacia el diálogo y la interacción con las otras artes, y tuvo un papel de gran relevancia en las formulaciones y despliegues de las vanguardias artísticas en Portugal. Con gran acierto, esta sugestiva exposición, coproducida por el Museo Reina Sofía y la Fundación Calouste Gulbenkian de Portugal, sitúa en Fernando Pessoa el punto de referencia de ese proceso entre 1914 y 1936.
De ahí el título de la muestra: Pessoa. Todo arte es una forma de literatura, una cita del artículo del heterónimo Álvaro de Campos “Otra nota al azar” (publicado en 1936). En él leemos: «Todo arte es una forma de literatura, porque todo arte consiste en decir algo. [...] En todas las artes que no sean la literatura hay que buscar la frase silenciosa que contienen [...]. [...] Líneas, planos, volúmenes, colores, yuxtaposiciones y contraposiciones son fenómenos verbales dados sin palabras, o si no a través de jeroglíficos espirituales.»
Como puede apreciarse, el planteamiento de Pessoa se sitúa en uno de los ejes centrales de los movimientos vanguardistas, que buscaban tanto la transgresión de los límites de los géneros artísticos tradicionales, como nuevas síntesis de los mismos en un marco de pluralidad expresiva.


Sonia Delaunay: Mercado en el Miño (1915).
Pintura de cera sobre papel, 93 x 127,5 cm. Colección particular.

Volver a Pessoa como una gran ocasión para entrar, o sumergirse de nuevo, en la viva y estimulante escena de las vanguardias artísticas en nuestra hermana Portugal, algo que nos faltaba en España. La exposición se abre con un cuadro excelente, un magnífico retrato de Pessoa, realizado por José de Almada Negreiros (1893-1970) en 1964. Fuera por tanto del arco temporal de la misma, pero totalmente adecuada su inclusión por lo que aporta como visión retrospectiva.
Se han reunido más de 160 obras: pinturas, dibujos y fotografías, de unos 20 artistas. Entre ellos, se presentan de forma destacada las obras de Amadeo de Souza Cardoso (1887-1918), quien a pesar de su muerte prematura es una de las figuras más relevantes del periodo, y de quien pudo verse una muestra monográfica en 1998 en la Fundación Juan March. También las del matrimonio Robert y Sonia Delaunay, quienes vivieron entre España y Portugal durante los años de la Primera Guerra Mundial. E igualmente las del antes mencionado Almada Negreiros, de quien el año pasado se mostró una amplia retrospectiva en la Fundación Calouste Gulbenkian, en Lisboa.


Guilherme de Santa-Rita: Orfeo en los infiernos (1917).
Óleo sobre lienzo, 82 x 92 x 15 cm. (con marco). Colección particular.

Se presenta así mismo un importante conjunto de documentos: cartas, manuscritos, revistas, libros… En ellos se pueden apreciar las diversas e importantes relaciones que fluían entre intelectuales y artistas de Portugal y España en aquel periodo. Cruces y relaciones de importancia especial en el caso de Almada Negreiros y Ramón Gómez de la Serna. Hay también documentos fílmicos, entre los que considero particularmente importante la primera película del destacado director Manoel de Oliveira (1908-2015): El Duero, trabajo fluvial (1931), en su versión ya con sonido de 1934.
El itinerario se estructura en cinco secciones, tres de ellas con nombres de “ismos” acuñados por Pessoa: «Paulismo», «Interseccionismo» y «Sensacionismo», que se completan con otras dos, una dedicada a las artes escénicas y otra al cierre del periodo con el rótulo «Modernidad».


Júlio dos Reis Pereira: Espera (1930).
Óleo sobre lienzo, 64,5 x 80,5 cm. Museu Calouste Gulbenkian,  Lisboa..

¿Qué vemos, qué sentimos, ante este amplio despliegue de las vanguardias artísticas en Portugal…? Pienso que el aspecto más destacable es el cosmopolitismo de los artistas, que modulan diversos tipos de lenguajes plásticos en plena sintonía con los cambios de la época. Eso sí, con rasgos propios, autónomos, con una intensa capacidad para representar los desajustes, las distorsiones.
Especialmente relevante es la fuerza satírica que podemos apreciar en muchas de las obras. En una línea que nos lleva de nuevo a Pessoa, en un texto sobre las caricaturas de Almada Negreiros de 1913: «El arte llamado satírico es aquel cuyo propósito consiste en traducir un objeto, sin error en la traducción, a otro inferior a sí mismo.» Forma y sátira: las vanguardias artísticas en Portugal.


* Pessoa. Todo arte es una forma de literatura; Museo Reina Sofía, Madrid. Comisarios: Ana Ara y João Fernandes. 6 de febrero - 7 de mayo de 2018.



Publicado en ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.316, 10 de febrero de 2018, pp. 18-19.