El arte en un mundo convulso
RAQS Media Collective: Coronation Park [Parque de la coronación] (2015). Grupo de nueve esculturas.
Quiero decirlo ya de entrada:
la propuesta de Okwui Enwezor, comisario de esta 56 edición de la Bienal de
Venecia es para mí una de las más lúcidas, sugestivas e interesantes exposiciones
de gran formato que he podido ver últimamente. El título: Todos los futuros del mundo, es, en su expresión directa y concisa,
todo un manifiesto. Se trata de intentar rastrear en el arte las
reverberaciones que en él produce el profundo temblor sísmico que agita el
mundo actual, y de contrastar las líneas de salida, las alternativas, los
trazos ideales, que el arte y el pensamiento plantean ante la situación
convulsiva que vivimos.
Kutluğ Ataman: The Portrait of Sakip Sabanci [El retrato de Sakip Sabanci] (2014).
9216 paneles LCD configurados en 144 módulos de 64 pantallas LCD c. u.
Como punto de partida,
Enwezor afirma que el estado global
del mundo de hoy se caracteriza por un estado de “crisis, incertidumbre y
profunda inseguridad” por todas partes. Para leer esta quiebra del mundo Enwezor remite fundamentalmente a Karl Marx,
así como a la figura del Angelus Novus,
de Paul Klee, y a la interpretación de la misma como ángel de la historia, por parte de Walter Benjamin. Al Marx de El capital, cuya lectura pública forma
parte de las actividades de la Bienal. Y cuyas críticas del capitalismo
resuenan, de muy diversas maneras, en no pocas de las obras artísticas
seleccionadas.
Barthélémy Toguo: Urban Requiem [Requiem urbano] (2015). Instalación.
La propuesta se estructura en
tres grandes líneas conceptuales: “Jardín de desorden”, “En vivo: sobre la duración
épica” y “Leyendo El capital”, en las
que se presentan obras de 136 artistas, de 53 naciones diferentes, en no pocos
casos de zonas habitualmente consideradas “periféricas” en la escena artística
internacional. Desde ese punto de vista, probablemente estamos ante el esfuerzo
hasta ahora más intenso de presentación pública de la globalización del mundo en lo que se refiere al arte.
John Akomfrah: Vertigo Sea [Mar de vértigo] (2015).
Vídeo-instalación en alta definición, tres pantallas.
Lo más importante, en
cualquier caso, es la calidad general de las obras seleccionadas, que no son
meras “ilustraciones” de un guión previo, sino todo lo contrario: elementos
autónomos de un complejo tablero que nos muestra la riqueza y complejidad del
ajedrez artístico actual. Lo decisivo es la calidad específicamente plástica de las propuestas
seleccionadas, su intensidad artística.
Y a partir de ello, esas obras, en su pluralidad, transmiten una lectura
crítica del dominio global del capitalismo y la desigualdad, confrontados con
las impugnaciones y diseños alternativos que el arte de nuestros días elabora.
Georg Baselitz: Visión parcial con su instalación de pinturas de ancianos desnudos, en realidad 8 autorretratos.
Eso sí, los criterios del
montaje están lejos de cualquier orden cerrado, hay en él un cierto desorden
vitalista, una búsqueda de contrastes y superposiciones, que reflejan el
carácter abigarrado de lo que vivimos: el arte no puede ser “ordenado”, “pulido”, precisamente cuando hoy todo es
desorden, caos. Además, el arte de nuestro tiempo tiene un carácter multimedia, en él no hay “géneros” cerrados. Es lo que
encontramos aquí, un arte diseminado en sus soportes expresivos y
procedimientos. Desde luego, encontramos dibujo, pintura y escultura, aunque
más allá de sus formatos tradicionales, así como fotografía. Pero son también
abundantes las intervenciones en espacios y lugares específicos, las performances o acciones, las
instalaciones, y de un modo destacado las propuestas fílmicas, cine y vídeo,
además de la utilización de procedimientos digitales.
Atlas de la filmografía de Harun Farocki. Instalación.
Aunque el espacio disponible
no me permita más que mencionar sus nombres, sin poder entrar en el análisis
crítico de cada obra, quiero indicar los de aquellos artistas que, en mi
opinión, aportan lo mejor en esta Bienal, para propiciar así su conocimiento y el
eventual seguimiento de su trabajo a los lectores. Les aseguro que en todos los
casos merece la pena. El colectivo RAQS (radicado en Nueva Delhi), el
colombiano Óscar Murillo, Glenn Ligon, el ghanés John Akomfrah, el italiano
Fabio Mauri, Robert Smithson, Alexander Kluge, Thomas Hirschhorn, Olga
Chernysheva, Adrian Piper, Isaac Julien, Walead Beshty, el indio Madhusudhanan,
Chris Marker, el keniano Wangechi Mutu, Andreas Gursky, Kerry James Marshall,
Marlene Dumas, Rosa Barba, Hans Haacke, Charles Gaines, Jeremy Deller, Isa
Genzken, Bruce Nauman, Adel Abdessemed, Terry Atkins, la iraní Raha Raissnia,
Pino Pascali, Harun Farocki, Katharina Grosse, Gary Simmons, Rirkrit
Tiravanija, el turco Kutluğ Ataman, el
coreano Im Heung-soon, Georg Baselitz y el camerunés Barthélémy Toguo. Como
podrán apreciar, una lista intensamente global.
Rosa Barba: Bending to Earth [Plegarse a la tierra] (2015). Instalación, película de 35 mm.
Aparte
de la intención crítica, de la voluntad de descifrar a través del arte una
situación que favorece la injusticia y la desigualdad, destacaría otros dos
rasgos comunes en la mayor parte de las obras seleccionadas. En primer lugar, la
pretensión de vincular lo humano con la naturaleza en una actitud de respeto. Y
junto a ello la impugnación del colonialismo en todas sus formas y variantes, y
de cualquier pretendida superioridad de un grupo humano sobre cualquier otro. El
reconocimiento crítico de la injusticia y la opresión supone el primer paso
hacia su superación: el arte de esta Bienal de Venecia camina en esa dirección.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.193, 27 de junio de 2015, p. 21.
No hay comentarios:
Publicar un comentario