domingo, 3 de noviembre de 2013

La colección de fotografía contemporánea de la Fundación Telefónica


Los árboles dejan ver el bosque


En la situación actual que se vive en el mundo de la cultura en España, con el IVA más alto de toda Europa para todas las formas de actividad cultural (salvo la edición de libros), con unos recortes presupuestarios en las instituciones públicas que colocan a éstas en una situación límite, y sin que ni siquiera se atisbe el inicio de la tramitación de la anunciada Ley de Mecenazgo, esta exposición de la Fundación Telefónica produce la sensación de un oasis en el desierto. Aunque tal vez se trate de un espejismo.
 
Jeff Wall: Overpass [Pasarela] (2001). Transparencia, 228 x 226 cm.
 
 
Iniciada en 2003, como relata María de Corral en un interesante texto en el catálogo, en un tiempo que hoy resulta bastante distante y distinto por el dinamismo cultural que entonces se vivía, la Colección de Fotografía Contemporánea de Telefónica es de una variedad y riqueza ejemplares. Su importancia radica en la positiva tarea de asesoramiento en las compras, que ha privilegiado la selección de obras de gran calidad, y no tanto de "nombres" como sucede en otros casos. Y, en todos los sentidos, es un ejemplo del tipo de apoyo a la educación y la cultura que la sociedad civil reclama a las empresas.
En la exposición se muestran algo más de 50 obras que, con toda su diversidad de líneas y planteamientos, permiten apreciar un panorama bastante completo de la fotografía contemporánea de intención artística. El arco temporal va desde la década de los setenta, cuando se produce la inserción plena, definitiva, de la fotografía en los circuitos artísticos, museos e instituciones, hasta ahora mismo. El paso decisivo en esa dirección fue la presentación de las obras fotográficas no en los formatos impresos de libros o revistas, sino como ampliaciones enmarcadas, o incluso como cajas de luz, reclamando así el mismo rango que la pintura en las salas de exposiciones.
 
Helena Almeida: Seduzir (# 9) [Seducir (# 9)] (2002). Fotografía en blanco y negro, pintura, 188,5 x 123,5 cm.
 
Entre las obras expuestas, como ya he dicho antes todas de gran calidad, encontramos las propuestas desencadenantes de John Baldessari, Bernd y Hilla Becher, o Jeff Wall. Están también Thomas Ruff, Thomas Strüth, Andreas Gursky, Per Kirkeby, Cindy Sherman, Richard Prince, Helena Almeida, Mona Hatoum, Shirin Neshat, Gabriel Orozco, Francis Alÿs y Vik Muniz. Importante la presencia de españoles: José Manuel Ballester, Sergio Belinchón, Jordi Bernardó, Bleda y Rosa, Pierre Gonnord, Gonzalo Puch, Xavier Ribas, o Javier Vallhonrat. Y con obras de la Colección que se exponen ahora por vez primera en este espacio: Miriam Bäckström, James Casebere, Willie Doherty, Stan Douglas, Paul Graham, Zhang Huan, Jürgen Klauke, Perejaume, Miguel Rio Branco y Salla Tykka.
 
 Gonzalo Puch: Sin título (1999). Fotografía en color, 126 x 180 cm.
 
El conjunto es claramente impresionante. Tal vez la única objeción, mínima, que se podría hacer es la escasa presencia de fotógrafos asiáticos, con la única excepción de Zhang Huan. Con un muy buen montaje, limpio, en las magníficas salas hace poco reformadas del Espacio Telefónica, nuestra mirada va del conjunto: la fotografía contemporánea ha alcanzado un rango artístico del máximo nivel, a las obras singulares: todas ellas expresión en el ámbito de la representación plástica de la complejidad y diversidad de registros de la experiencia de la vida en el mundo de hoy.
En este caso, definitivamente, los árboles: las distintas piezas, sí dejan ver el bosque: la imagen, de formas y reverberaciones plurales, de nuestro mundo. Porque la variedad de líneas y registros nos permite, a la vez, encontrar un hilo de unidad en todas ellas, una cuestión abierta que subyace. La fotografía nos permite ver de un modo nuevo, llegar hasta el mínimo detalle, e incluso a lo antes nunca visto durante milenios. Pero, entonces, y aquí la pregunta: ¿qué es lo que vemos?, ¿qué es la representación?
 
Pierre Gonnord: Herb II (2000). Fotografía en color, 103 x 103 cm.
 
La imagen fotográfica de intención artística transmite siempre un auto-cuestionamiento interior, inmanente. Lo que en ella se desvela es que la fotografía, toda fotografía, no es nunca, sin más, como tantas veces se pretende, una "prueba" o demostración de una verdad. Al contrario, la imagen fotográfica es siempre una construcción, el resultado de un proceso de selección, fragmentación y encuadre. Y ése es, en mi opinión, el punto central de diferencia entre la fotografía de intención artística y los hoy abundantísimos usos mediáticos y documentales de la fotografía. En estos últimos casos lo que rige es la reproducción y repetición de lo existente, una nivelación plana entre existencia e imagen. En el primero, como podemos apreciar en esta sugestiva exposición, lo que en cambio rige es la pregunta por lo que vemos, el cuestionamiento de nuestra experiencia de la vida a través de la imagen.

 
* Fotografía contemporánea en la Colección Telefónica, comisario: Ramón Esparza; Espacio Fundación Telefónica, Madrid, hasta el 2 de marzo de 2014.
 
 
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.112, 2 de noviembre de 2013, p. 22-23.

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