Memoria inmediata
Hace ahora cuatro años, entre
el 30 de abril y el 31 de agosto de 2009, se presentó en el Museo Reina Sofía,
en sus sedes del Palacio de Cristal y del edificio Sabatini, una hermosa e
intensa exposición del dúo de artistas suizos Fischli & Weiss. Con el
título ¿Son los animales personas?,
en el que resuena la idea del "animal de fondo" como rasgo
constitutivo de la humanidad de la que habló Nietzsche, la muestra trazaba un
estimulante recorrido por la obra de estos artistas, en la que destellan humor
e ironía. Articulada en torno a su desdoblamiento en dos personajes: Rat (Rata)
y Bear (Oso), ¿Son los animales
personas? situaba su punto de partida en una película de treinta minutos de
duración, que había supuesto la primera aparición de dichos personajes, con los
artistas embutidos dentro de sendos disfraces de una rata y un oso panda de
tamaño humano. Esa película, filmada en Los Angeles entre 1980 y 1981, y
adquirida por el Museo, lleva como título La
mínima resistencia.
Fischli y Weiss: La mínima resistencia (1980-1981). Imagen del DVD.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
Así
que podrán apreciar ustedes que la exposición que se presenta ahora en el Reina
Sofía supone un homenaje implícito a lo que Fischli & Weiss querían sugerir
con su trabajo: los tiempos habían cambiado, los relatos globales de
emancipación habían llegado a su agotamiento irreversible, sólo quedaba
resistir a través del juego, la ironía y el desdoblamiento del yo. Visitando
las salas de la muestra con Manuel Borja-Villel, éste indicaba que la
exposición pretende recoger, con piezas de la colección del Museo, muchas de
ellas no vistas hasta ahora, y con otras provenientes de intercambio con otros
museos, los intensísimos cambios que experimentó la escena del arte en las
décadas de los ochenta y noventa. "Después del naufragio", decía
gráficamente Borja-Villel.
Juan Ugalde: Retrato del Presidente Reagan (1987). Acrílico sobre lienzo, 115 x 90 cm.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
Como
pueden imaginar, se trata de una apuesta de riesgo. En mi opinión, muy bien
planteada y resuelta. La exposición es uno de los puntos fuertes de una
temporada en la que, a pesar de crisis e incertidumbres, las instituciones
artísticas están demostrando una vitalidad y un dinamismo incuestionables. Mínima resistencia explora las
relaciones entre arte y vida, el impacto en el arte de acontecimientos como la
caída del Muro de Berlín, la desaparición de la Unión Soviética, la primera
guerra de Irak, el desarrollo de Internet y las redes digitales de comunicación
y, en España, la formación de los nuevos museos de arte y el nacimiento de ARCO
en los ochenta o las diversas celebraciones de 1992. Y lo hace identificando
toda una serie de rasgos que caracterizan las propuestas artísticas en esas dos
décadas: la "teatralización" (ligada a la nueva importancia del arte de acción o performance y al despliegue de planteamientos relacionales), la nueva radicalidad de la pintura (que reivindica
una actitud autocrítica de la representación), los renovados planteamientos objetivos de la fotografía, la
importancia creciente de las instalaciones y el archivo, o la nueva
sensibilidad de los artistas ante lo que suponía en aquellos años el sida y con
la emergencia de nuevas tendencias feministas.
Ordenada
en 13 secciones, la muestra permite deambular por una calle del arte que ya, ahora: en nuestro tiempo, no es de dirección
única, como en otra época escribió Walter Benjamin, sino de múltiples
direcciones. El montaje, limpio y abierto, permite apreciar los elementos de
relación en la conjunción de obras de distintos artistas, pero a la vez
salvando siempre los rasgos individuales, específicos, de cada propuesta. Y
también: marca de la casa, con una importante presentación de documentos con
los que se pretende contextualizarlas. Otro de los puntos que considero de
mayor interés y mejor logrado es el diálogo entre obras y artistas de la escena
internacional con los de España, lo que permite apreciar que, con algunas
peculiaridades propias, en estos tiempos de globalización el arte que se hace
aquí habla el mismo lenguaje que en el resto del planeta.
Dara Birnbaum: PM Magazine (1982). Vista parcial de la instalación, foto de Dara Birnbaum.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
Están
presentes en torno a ochenta artistas o colectivos, con propuestas en
prácticamente todos los casos de una calidad incuestionable. Las obras, como ya
he indicado, forman parte sobre todo de la colección del Museo, pero algunas
provienen de intercambios, ya que Mínima
resistencia es la primera exposición organizada en el marco del proyecto “Los usos del arte” de la red de
museos europeos L’Internationale (¿les suena el nombre…?), que cuenta
con la co-financiación de la Unión Europea. Algo, para mí, de gran alcance y
relevancia, dado que implica la creación de una red europea de museos, que así
pueden compartir fondos e iniciativas. En estos momentos forman parte de L’Internationale
los museos Moderna Galerija de Ljubljana (Eslovenia), el Museu d'Art
Contemporani de Barcelona (MACBA), el Van Abbemuseum, Eindhoven (Holanda), el
Museum van Hedendaagse Kunst, Antwerpen (Bélgica) y el Museo Nacional Centro de
Arte Reina Sofía, a lo que se une la colaboración de otras instituciones
asociadas.
Para concluir, creo que es oportuno destacar
la línea continua de trabajo con la colección que se ha seguido en los últimos
años en el Reina Sofía. Tras otros "encuentros" con otros momentos y
situaciones del arte, Mínima
resistencia trabaja con la memoria inmediata, cumpliendo así una de las funciones más
importantes que deben desempeñar los
museos: rescatar del trasiego inmediato y fugaz de lo que se llama
"actualidad" signos y huellas de lo que va pasando, para contribuir a
sedimentar en la memoria, individual y colectiva, los acontecimientos de mayor
alcance.
*
Mínima resistencia, comisarios: Manuel
Borja-Villel, Rosario Peiró y Beatriz Herráez; Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofía, 15 de octubre – 15 de diciembre de 2013.
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