Goytisolo, Don Quijote
Leo desde hace décadas, con pasión e intenso agradecimiento por
todo lo que me da, a Juan Goytisolo, a quien tuve la gran satisfacción de
recibir en el Instituto Cervantes de París en 2005. Lo que siempre me ha
impresionado más en él es la forma en que su lucidez e intensidad intelectual
van unidas a un compromiso moral pleno, sin fisuras. No siempre coinciden en
los escritores, en los artistas, en los pensadores… la preparación intelectual y la demanda del bien y la
justicia. El halago y la complacencia con las diversas instancias de poder son,
por desgracia, bastante habituales.
Juan Goytisolo (foto Europa Press, 23. 4. 2015).
Por todo ello, en estos tiempos de democracia insuficiente me parece de gran importancia llamar la
atención sobre el carácter ejemplar, de intenso compromiso moral con los
ciudadanos de la tierra entera, de la actitud de Juan Goytisolo en el acto de
recepción del Premio Cervantes. A destacar, de entrada, su rechazo a vestir la
indumentaria de etiqueta,
presentándose de forma digna pero como un ciudadano normal, como una persona de
la calle. Es obvio que él no forma parte de los etiquetados.
Ejemplar fue, sin duda, todo lo que dijo en su breve y hermoso
discurso de aceptación del Premio, disponible en su integridad en las redes digitales.
Goytisolo trajo a Don Quijote a nuestro tiempo, con palabras que debieron
retumbar como un grito en los oídos habitualmente sordos de no pocos de los que
le escuchaban en directo: “imagino” –dijo– “al hidalgo manchego montado a lomos
de Rocinante acometiendo lanza en ristre contra los esbirros de la Santa
Hermandad que proceden al desalojo de los desahuciados, contra los corruptos de
la ingeniería financiera o, a Estrecho traviesa, al pie de las verjas de Ceuta
y Melilla que él toma por encantados castillos con puentes levadizos y torres
almenadas socorriendo a unos inmigrantes cuyo único crimen es su instinto de
vida y el ansia de libertad.”
Palabras ejemplares. Ejercicio público de gran literatura. Que se
condensa y eleva, de nuevo, en las que fueron sus frases finales: “Digamos bien
alto que podemos. Los contaminados por nuestro primer escritor no nos
resignamos a la injusticia.” Goytisolo,
Don Quijote.
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