El cine de los sueños
Durante cinco días, en horario de noche, ha podido verse en
París un conjunto único de imágenes, una impresionante instalación fílmica del
gran director de cine Wim Wenders (Düsseldorf, Alemania, 1945). Pienso que las
películas de Wenders llevan siempre un signo de profundidad en su interior.
Deslizamientos entre la realidad y el deseo, entre la memoria y la acción,
entre las raíces y el desarraigo.
Imagen de la instalación.
Entre todas ellas, sigo considerando la de mayor relieve El cielo sobre Berlín (1987), a la que
el propio Wenders prefiere referirse por su título en inglés: Alas del deseo. En ella, los ángeles
deambulan por Berlín, no sólo en el cielo, sino también en la tierra, entre los
seres humanos, a quienes sostienen y apoyan, sobre todo a los niños. Son
ángeles “mirones”, que miran, se introducen, en las escenas de la vida. Y que
quieren ser como humanos, como dice literalmente uno de ellos “sentir todo”.
Además de su larga lista de películas, desde 1969 hasta
2018, Wim Wenders ha proyectado su trabajo también en el ámbito de la
fotografía, con exposiciones que muestran su manera creativa de fijar el
instante, y que en distintas ocasiones han podido verse también en España.
Pero lo que acaba de presentar en París es algo diferente,
un nuevo registro, cuya intención central es situar el cine en el ámbito de
mayor exigencia de la creación artística. A ello contribuye, sin duda, el
espacio de que ha dispuesto para poder realizar su instalación, el Grand Palais
de París. Un espacio arquitectónico referencial de la capital francesa,
construido entre 1897 y 1900 para albergar la Exposición Universal que tuvo
lugar ese año.
Desde entonces, este Gran Palacio, con una compleja y
ecléctica estructura arquitectónica, se ha convertido en una joya patrimonial y
ha servido de sede a todo tipo de acontecimientos: políticos, culturales y
artísticos. Wim Wenders ha podido contar con todo el espacio de su gran nave
central, una superficie de nada menos que 13.500 m2, utilizando un
dispositivo técnico de proyección «mapping» constituido por 12 proyectores 4K
(de definición ultra-alta), cubriendo así una gran parte de los muros de la
nave.
Imagen de la instalación.
¿Qué se proyecta…? Imágenes y sonido de 16 películas de Wim
Wenders, de Alabama (1969) a Pina (2011), todo ello articulado con un
montaje distinto al de los filmes originales, entremezclado. ¿Cómo se
proyecta…? A través de 7 proyecciones simultáneas de figuras y planos de un
tamaño descomunal, gigantes, expandidas a lo largo de los muros, cubriendo los
dos pisos de gran altura de la nave. Y sin tocar el cristal de la cubierta, lo
que abre así la comunicación de las imágenes y el sonido fílmicos con la noche.
El resultado es, de verdad, inolvidable: un registro
intensísimo de la experiencia estética, que va desde la intimidad de cada uno
hasta la visualización dinámica del movimiento de las imágenes y las personas
desplazándose, proyectándose en un arco que llega hasta el cielo nocturno.
Lo que vamos viendo son fragmentos de películas, en su mayor
parte ya vistas, pero en una modulación enteramente distinta. Por un lado, el
montaje entremezclado. Por otro, en un ir y venir que no se puede hacer en las
salas de cine, ni tampoco en las pantallas privadas: en esta instalación las
imágenes se mueven como nosotros, no están quietas. Resulta significativo que
casi todos los que están en la nave intentan captar las proyecciones con sus
móviles, en lo que obviamente no pueden ser sino registros parciales.
Imagen de la instalación.
El título, en inglés, de la instalación: (E)Motion, encierra un juego de
palabras, a la vez (E)Moción y Movimiento electrónico. Y esto último
nos habla de algo que nos lleva al ámbito ineludible de la pantalla global en
que todos vivimos. Pero Wim Wenders lo transciende: ha concebido y realizado
una instalación plural inmersiva. En ella la memoria de las imágenes propicia
la identificación de situaciones y momentos específicos, despierta en nosotros
otro tiempo que fue, y a la vez se proyecta en el ámbito incierto de la noche.
Esa instalación fílmica, irreproducible, transmite vida, en
lugar de repetición, de imágenes fijas. Wenders nos lleva a un cine
transcendido, convertido en monumento visual dinámico. Nos induce a no
limitarnos a mirar, sino a tratar de ver. Y es ahí donde se sitúan el
pensamiento, la crítica, y la libertad.
Wim Wenders ante su instalación.
Uno de los ángeles de El
cielo sobre Berlín pregunta: “¿la vida bajo el sol es solamente un sueño?”
Pregunta que resuena transcendida en (E)Motion,
en esta instalación que nos lleva de la tierra al cielo. En ella, vivimos el
cine que crece, sube, se alza, se eleva, hasta alcanzar el cielo de los sueños,
el rincón más alto del recuerdo y la memoria. Todo aquello que vimos, o que
quisimos ver, que vuelve ahora a nuestra mirada con mayor nitidez que nunca.
Wim Wenders: el cine de los sueños.
*
Wim Wenders: (E)MOTION. Instalación
cinematográfica monumental. Grand Palais, París. 18-22 de abril de 2019, de 21
a 24h.
* Publicado
(en versión reducida) en ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.375,
27 de abril de 2019, p. 21.
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