La vida en la imagen
Nicholas Nixon
(Detroit, 1947), uno de los fotógrafos más relevantes y especiales de nuestro
tiempo, de nuevo en Madrid, en la Fundación MAPFRE. Es la segunda vez que esta
institución se ocupa de su trabajo, pues ya en 2008 presentaron una muestra
centrada en la que es sin duda su serie más conocida: Las hermanas Brown. Pero esta exposición, excelente, es un proyecto
más amplio: se trata de un recorrido retrospectivo por toda su obra, para lo
que se ha contado con la colaboración directa del propio Nixon.
Las hermanas Brown [The Brown Sisters] (1975).
Gelatina de plata, 45,4 x 57,1 cm. Colecciones Fundación MAPFRE.
Reúne nada menos que 212 piezas fotográficas, todas
ellas en blanco y negro. Las pruebas de Nixon en los últimos años con el color y
las cámaras digitales no le convencieron y volvió a su técnica de siempre, con
una cámara de madera de gran formato e impresiones en blanco y negro. En la
entrevista con Carlos Gollonet que se recoge en el catálogo, Nixon indica que
las imágenes digitales en color quedan mejor en una pantalla, pero eso significa
que no van a durar. Y también concreta que, para él, el problema central se
sitúa en las copias: “es sobre todo por las copias.
Simplemente, no me seducen nada. Me gustan, pero no me emocionan como lo han
hecho siempre mis copias en gelatina de plata.”
Que la imagen: la copia o impresión, dure,
permanezca, es una cuestión central para Nicholas Nixon. Recorriendo la exposición,
articulada cronológicamente en diversas series y apartados, se puede apreciar
hasta qué punto sus fotografías se conciben como una forma de registrar el paso
del tiempo. En las vidas de las personas, en los ambientes, en las ciudades, en
la naturaleza.
Yo, Brookline [Self, Brookline] (2008. Copia de 2014).
Gelatina de plata, 34,3 x 26,7 cm.
El interés de Nixon por la fotografía tuvo sus
inicios en la segunda mitad de los años sesenta, y se relaciona con el gran impacto
que le produce Henri Cartier-Bresson. A la vez, es importante tener en cuenta
que su concepción de la fotografía no implica entenderla de forma aislada, sino
siempre en relación con una consideración estética más amplia y compleja. Es
significativo, en ese sentido, que hiciera una tesina sobre el Ulises, de James Joyce. Y que, además
del medio fotográfico, su atención haya estado siempre situada también en la
literatura y en la música.
Vista de Battery Plaza, Nueva York [View of Battery Plaza, New York City] (1975).
Gelatina de plata, 19,4 x 24,5 cm.
En los años setenta, Nixon se centra en las imágenes
de la tierra, en los edificios en los márgenes urbanos y, tras su traslado a Boston en 1974, en los
ambientes de la gran ciudad. En 1975, sus fotografías son incluidas en la
exposición referencial New Topographics: Photographs
of a Man-altered Landscape [Nuevas
Topografías: Fotografías de un Paisaje alterado por el Hombre].
Plant City, Florida (1982). Gelatina de plata, 19,4 x 24,1 cm.
Pero casi de modo inmediato se produce un gran cambio
en su trabajo: su mirada gira hacia los seres humanos, hacia el retrato, que
concibe en todo momento de manera dinámica. En lugar de representaciones
estáticas, en sus imágenes vemos a personas en acción, distinguimos posiciones,
movimientos, y sobre todo interrelaciones. Las series que dedica a los porches
(resquicios de viviendas), a los ancianos, al SIDA, a las parejas y a las
hermanas Brown, muestran una construcción del detalle en la imagen de una gran
elevación poética y conceptual.
Para
Nixon, se trata de llegar al significado de la vida a través de la imagen, y
justamente eso implica una concepción de la fotografía basada en la
singularidad, contrapuesta a la repetición y la indiferencia de la imagen
masiva. Singularidad que se alcanza en la construcción de la forma, algo que
Nixon afirma haber recibido de Cartier-Bresson: “Cartier-Bresson
me aportó la idea de que el significado, el significado más amplio, surge de la
forma.” Todo brota de los entrecruces de la imagen y de la búsqueda del detalle
como signo. En sus fotografías no hay elementos autónomos, o aislados: todo se
entrelaza gracias a la elección del detalle y el momento.
Las hermanas Brown [The Brown Sisters] (2016).
Gelatina de plata, 45,4 x 57,1 cm. Colecciones Fundación MAPFRE.
En último término, el conjunto de la
obra de Nixon puede entenderse como un autorretrato, que registra las
interrelaciones en su experiencia vital a lo largo del tiempo. Las fotografías
que llevan el título de autorretrato en la muestra tienen en todo momento
signos interactivos. Y la serie sobre las hermanas Brown permite apreciar el
espejo vivo de la cámara. Nixon comenzó a retratar a las cuatro hermanas Brown
en el verano de 1974, pero esa primera imagen no le convenció. Y así, se sitúa
como la primera de esta serie la del año siguiente, en 1975. Desde entonces, ha
seguido fotografiando a las hermanas cada año, cada una de ellas siempre en la
misma posición. Y la última toma de este 2017, la 42 de la serie, ha llegado a
tiempo para ser incluida en la muestra. Las vamos viendo, las mismas y
distintas, año a año. Nicholas Nixon: impresiona ver, con una forma tan bien
construida, un registro tan intenso del paso del tiempo.
* Nicholas
Nixon. Comisario: Carlos Gollonet; Fundación MAPFRE, Madrid. Del 14 de septiembre al 7 de enero de 2018.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.294, 9 de septiembre de 2017, pp. 22.
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