domingo, 7 de diciembre de 2014

Reapertura del Musée Picasso

Picasso vuelve a París

En realidad, nunca se fue. Aunque los cinco años cerrado al público del museo que lleva su nombre han supuesto un no pequeño paréntesis en su visibilidad. Con unas 5.000 obras, 200.000 piezas de archivo y 11.000 libros que pertenecieron al artista, el Museo Picasso de París atesora la más importante colección pública en el mundo centrada en la figura y la trayectoria creativa del malagueño. De modo que la reapertura del Museo el pasado 25 de octubre, fecha del nacimiento de Picasso, es en sí misma todo un acontecimiento.

El Palacio Salé, exterior.

El Museo se abrió al público en 1985 en el Palacio Salé, construido en el siglo XVII, y ubicado en el barrio parisino del Marais. Su colección se formó principalmente gracias a dos daciones sucesivas al Estado francés de los herederos de Picasso en 1979, y después de los herederos de Jacqueline Picasso en 1990, a las que se irían uniendo otras daciones y adquisiciones de obras. A pesar de su carácter noble, los espacios del Palacio resultaban bastante problemáticos para desempeñar adecuadamente la función museística, sobre todo en lo que se refiere a la circulación de los visitantes.
Por ello, en 2009 se decidió cerrarlo al público y acometer una profunda intervención de renovación y ampliación. La intervención duró mucho más de lo inicialmente previsto, y el presupuesto final se ha "disparado" hasta los 52 millones de euros, 33 más de lo previsto. El resultado es magnífico: el desplazamiento fuera del Palacio de las áreas de servicios y de administración, así como la recuperación del patio de entrada y del hermoso y amplio jardín, dan un gran impulso al Museo.

Pablo Picasso: Autorretrato (finales 1901).
Óleo sobre lienzo, 81 x 60 cm.

La gran mejora de los espacios expositivos y de la circulación entre los mismos se advierte casi de inmediato al recorrer la muestra inaugural, a cargo de Anne Baldassari, anterior Presidenta del Museo, y que ocupa la totalidad de los espacios del interior del Palacio. En ella se presentan cerca de 400 obras de la colección, en un montaje limpio y ordenado, que da una visión excepcional del conjunto de la trayectoria artística de Picasso, de su inmensa fuerza creativa en los registros plásticos más diversos y plurales.

Pablo Picasso: El acróbata (18 de enero de 1930).
Óleo sobre lienzo, 162 x 130 cm.

Organizada con un criterio a la vez cronológico y temático, con "cruces" o intersecciones de obras de distintas épocas que confluyen desde un punto de vista formal, la exposición reúne pinturas, esculturas, dibujos y collages. Se articula en tres secciones: "Recorrido magistral Picasso", en los pisos bajo, 1 y 2; "Los talleres", en los sótanos; y "Los diálogos", en la zona más alta, los antiguos desvanes. En esta última sección se muestran obras de Edgar Degas, Cézanne, Renoir,  "el aduanero" Rousseau, Gauguin, Matisse, Derain, Braque, Modigliani, Miró o Balthus… que pertenecieron a Picasso, y que permiten así apreciar el grado de intenso conocimiento artístico que fluía en su mundo interior.    
El resultado es deslumbrante. Con obras de una calidad extraordinaria, muchas de ellas guardadas por Picasso a lo largo de su vida, la exposición hace posible reconstruir en su conjunto el itinerario creativo excepcional de un artista único, independiente, no sometido en ningún momento a "disciplinas" o tácticas de grupo. Picasso cambia una vez y otra, su obra es metamorfosis continua, dialoga con la tradición y con el futuro del arte, y en todos los casos alcanza las cotas más altas de plenitud artística. Su inmenso aliento creativo imprimió un curso radicalmente nuevo en el arte de nuestro tiempo.

Pablo Picasso: Mujer sentada en un sillón rojo (1932).
Óleo sobre lienzo, 130 x 97,5 cm.

Abierto de nuevo, recuperado para los públicos plurales que son los auténticos destinatarios del patrimonio artístico y cultural, ¿qué horizonte de futuro se abre para el Museo Picasso de París...? Considero ésta una cuestión importante, ya que en la actualidad la figura de Picasso ha alcanzado una posición indiscutible, equiparable a las de los más grandes maestros de la historia del arte. A diferencia de lo que pudo suceder en otras épocas, nadie discute hoy a Picasso. Y, sin embargo, si la aceptación es masiva, la incidencia de Picasso en las actitudes y objetivos artísticos últimos parece mucho más tenue o mitigada. ¿Es Picasso un artista de otro tiempo, un "maestro", una gran figura del pasado...? No es ésa mi opinión: la vitalidad multiforme, en todo momento consciente de la pluralidad expresiva y de la diversidad de registros y soportes, hacen de Picasso una referencia central para el futuro de las artes, y en un sentido muy abierto.

Pablo Picasso: Jacqueline con las manos cruzadas (3 de junio de 1954).
Óleo sobre lienzo, 116 x 88,5 cm. 

En relación a todo ello, la nueva etapa del Museo Picasso de París permite albergar las mejores expectativas. Laurent Le Bon, su nuevo Presidente, que ha dirigido en su última fase el proceso de reapertura, sitúa como objetivo principal de su mandato "desarrollar una nueva mirada sobre la obra de Picasso", una mirada que interrogue desde hoy, desde la sensibilidad actual lo que Picasso plantea y supone desde un punto de vista artístico. En ese sentido, Le Bon subraya que el futuro del Museo Picasso de París se jugará también fuera de su recinto, a través de préstamos de obras y colaboraciones con otros museos e instituciones artísticas. O con muestras ya previstas, como Picasso y el arte contemporáneo (en el Grand Palais de París, en otoño de 2015),  o para 2027-2018 Picasso y el primitivismo (en el Museo del Quai Branly) y sobre sus periodos azul y rosa (en el Museo d'Orsay).
Pero, además, a partir de septiembre de 2015, Le Bon tiene previsto que las obras de la colección se irán presentando de forma rotativa en torno a diferentes ejes temáticos. Subraya también, en conversación personal, que su propósito es evitar el "museo tumba", el gran riesgo de los museos monográficos, y su interés central hacer del Museo Picasso de París un lugar vivo, muy dinámico, renovando continuamente la presentación. A todo ello se une la creación en el mismo de un centro de investigaciones picassianas. En definitiva, aclara Le Bon, se trata no tanto de "glorificar" la figura estática de un artista, sino de construir una mirada abierta sobre su obra. De "entrar en su cerebro", en su proceso creativo. De restituir un Picasso activo, un Picasso vivo.


* Exposición inaugural, comisaria: Anne Baldassari; Museo Picasso, París, hasta la primavera de 2015.

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.164, 6 de diciembre de 2014, pp. 18-19. 

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