Vibración de la pintura
De nuevo
en Madrid, en una sugestiva exposición de 15 pinturas recientes, la obra de
Juan Uslé (Santander, 1954), uno de nuestros más grandes artistas. El título de
la muestra: de desvelos, alude -según
indica el propio Uslé- al desvelamiento nocturno de la pintura, a una especie
de llamada interior que lleva luego al trabajo en la obra durante toda la
jornada.
Desvelos (2017).
Vinílico, dispersión y pigmento sobre lienzo, 61 x 46 cm.
¿Qué
vemos en sus cuadros…? Sobre la estabilidad del soporte pictórico, construido
con vinílico, dispersión y pigmentos sobre lienzo, y la regularidad de los
formatos, lo que vemos son estructuras. Estructuras de visión, construidas con
líneas sobre las que se superpone el color. Y de la interacción entre color y
líneas brota una estructura vibrante, que produce la impresión de espacio
abierto, por el que la mirada puede fluir a
través. Sin figuras, plenamente desnuda, la estructura de la representación
fluye, se abre a nuestros ojos como un espejo dinámico.
Soñé que revelabas (Selengá) (2017).
Vinílico, dispersión y pigmento sobre lienzo, 274 x 203 cm.
Uslé
compara sus cuadros con una partitura escrita, con los signos de una música
basada en ritmos vitales. En diversas ocasiones ha aludido a la navegación, al
desplazamiento en canoa por ríos, como reflejo y punto de irradiación de la
pintura. Para él, los ríos: el agua que fluye, son enteramente semejantes a la
vida, que también fluye. En ese sentido, no cabe duda, la suya es una pintura río.
Todo esto
aparece de forma explícita en los cuatro cuadros de la serie Soñé que revelabas (cuyo inicio se
remonta a los años noventa) presentes en esta exposición y datados en 2017.
Junto al título de la serie llevan, entre paréntesis, nombres de ríos de muy
diversas zonas: Orkhon (Mongolia), Selengá (Mongolia), Marañón (Perú), y
Yarlung Tsangpo (Tibet). Las series pictóricas de Juan Uslé se conciben siempre
de forma abierta, fluida, plenamente como los ríos.
Soñé que revelabas (Orkhon) (2017).
Vinílico, dispersión y pigmento sobre lienzo, 274 x 203 cm.
En los
cuadros de Uslé no hay figuración: la estructura pictórica que fluye, dinámica,
es el registro de una mirada interior, que bucea en lo que habitualmente no
vemos en estos tiempos de sobreabundancia de imágenes. En algo que se sitúa
antes. Como escribió en uno de sus aforismos: «¿Existe un lugar más sugerente
que el que se desliza ante nosotros en el momento previo al descubrimiento de
una imagen?»
Desencuentro II (2017).
Vinílico, dispersión y pigmento sobre lienzo, 61,5 x 46 cm.
Ahí nos
desplazamos: a la estructura de fondo en la que reverberan las imágenes.
Ninguna reproducción permite alcanzar lo que te da la visión directa de las
pinturas de Juan Uslé: ritmo abierto de la pulsación y el color, el flujo de
una mirada interior que no está quieta. La palabra decisiva es vibración: una pintura vibrante,
intensamente cargada de dinamismo, que despierta ecos y flujos vibrantes en
quien mira. O, como se dice en otro de sus aforismos: «Algo se escapa, fluye y
se desliza. Todo parece desintegrarse para alcanzar un nivel de unidad
superior.» La vida río, la pintura
vibración.
*
Juan Uslé: de desvelos; Galería
Moisés Pérez de Albéniz, Madrid, del 20 de enero al 10 de marzo.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.314, 27 de enero de 2018, p. 23.
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