domingo, 26 de julio de 2015

Los diseños de Alberto Corazón

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Tras un recorrido desde 2013 por diversos espacios expositivos en España impulsado por la Fundación Murcia Futuro, a la que en abril de ese año cedió más de 2.000 piezas de obra gráfica que cubren 50 años de trayectoria profesional, llega a las salas de la Fundación Telefónica una completa y muy bien concebida retrospectiva del trabajo como diseñador de Alberto Corazón (Madrid, 1942). Este ámbito: el diseño, en el que ha mantenido una actividad profesional permanente desde 1963, forma uno de los pilares de su búsqueda creativa junto a la pintura y la escritura.

Cubiertas de libros, Editorial Ciencia Nueva (1965).

En la muestra se presentan 132 carteles, 115 imágenes y bocetos, 145 logos, así como objetos y maquetas, que permiten recorrer una síntesis gráfica de medio siglo de vida en España a través de la destacada aportación de Alberto Corazón al diseño en sus diversas manifestaciones. Todo ese material se organiza en un conjunto con las siguientes secciones: el libro, el cartel, logotipos y símbolos, diseño gráfico y diseño industrial, y objetos de uso cotidiano.

Cubiertas revista Nuestra Bandera, PCE (1978).

El diseño supone la elaboración de una forma, pero –a diferencia del ámbito artístico– en este caso la forma tiene que servir para el mejor cumplimiento posible de una función concreta, práctica. En este sentido, la adecuación entre forma y función en los diseños de Alberto Corazón es verdaderamente notable, destacando en todos los casos su respeto y honestidad tanto en relación con los públicos receptores como hacia quienes realizaron el encargo que dio origen a su realización.
Se puede decir que sus trabajos de diseño muestran un conceptualismo expresivo, intentando transmitir con la mayor intensidad comunicativa posible, a través de una síntesis formal directa, de qué tratan, lo que comunican, qué hacen, o para qué sirven, propuestas editoriales, carteles, logos institucionales o empresariales, y objetos. Esto que llamo conceptualismo expresivo se apoya explícitamente en un planteamiento de carácter ético, ya que para Alberto Corazón el diseño tiene que estar “al servicio de la comunidad”.

Festival de  Otoño. Cartel (1983).

Y por ello, si bien “el diseño responde siempre a un encargo y esa es la principal diferencia con la actividad artística”, afirma de manera rotunda que “tiene que ser una disciplina del conocimiento”, pues en su ámbito “los aspectos estéticos son un resultado”. En esa línea se sitúa su posición muy crítica respecto a la utilización cada vez más general del término diseño, “una palabra que hoy sirve para todo”, y que habría dado lugar en los últimos tiempos a una deriva hacia la mediocridad, hacia la pura inmediatez, en un ámbito de tanta importancia pública. Esos planteamientos llevan a Alberto Corazón a afirmar tajante: “me inclino cada vez más a sustituir la palabra diseño por comunicación gráfica”.

Casa del Lector, Imagen corporativa (2012).

Se trata, en definitiva, de intentar mantener una dimensión de conocimiento, en lugar de aceptar el mero embellecimiento destinado a ocultar aristas o problemas. Y es algo de gran importancia porque, así lo experimentamos, en la actualidad todo nos llega “diseñado”, estructurado formalmente, con vistas a conseguir el más alto grado de aceptación de lo que se transmite, y con ello a condicionar en profundidad qué hacemos y qué pensamos. Ahí radica la relevancia de Alberto Corazón como diseñador, de un planteamiento que sitúa la transmisión de conocimiento como eje de esta actividad: el diseño como comunicación gráfica, como vía de transmisión de un conocimiento formal, crítico, entre ciudadanos.



* Alberto Corazón: Diseño: La energía del pensamiento gráfico. 1965-2015; Comisaria: Ana Arambarri, Fundación Telefónica, Madrid, hasta el 4 de octubre de 2015. 

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.197, 25 de julio de 2015, p. 26.

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