Sin fronteras
El
mundo de hoy, nuestro mundo, se caracteriza por un dominio global, planetario,
de lo que llamamos capitalismo, un
sistema social basado en la lógica del beneficio económico y en la innovación
tecnológica orientada a la mejora de la producción y a la reducción de sus
costes. Ese sistema tiene uno de sus soportes centrales en un complejo
militar-armamentístico que actúa como garantía última del carácter indiscutible
del sistema y, a la vez, como punta de
lanza, de todo el circuito de producción material y de circulación de la
información.
En ese orden social sin fisuras
se ha producido en los últimos años un cambio de ciclo: el capitalismo se
despliega a través de ciclos con los que alcanza y mantiene su fortalecimiento.
En este caso, el nuevo ciclo ha abierto un proceso de reestructuración del
capital financiero dirigido a fortalecer aún más los núcleos de poder del
sistema, que ha tenido y tiene como consecuencia un proceso de empobrecimiento
generalizado de las sociedades y, a la vez, un intenso enriquecimiento de las
instancias capitalistas.
En este ciclo, Europa ha dejado
de actuar como sujeto político y cultural protagonista para convertirse en un
mero ámbito subsidiario de apoyo en ese proceso de reestructuración del capital
que, hoy como siempre pero ahora más que nunca, está deslocalizado. El capital no tiene patria, no conoce fronteras.
Europa sigue remitiendo, eso es
obvio, a un relato histórico: a una intención de unificación cultural del mundo
que tuvo como resultado el colonialismo y que, a través de sus estructuras de
dominio militar, acabó dando lugar a la imposición mundial, global, del sistema
capitalista que hoy conocemos.
Sin embargo, en ese relato
histórico se abrieron paso, también, las fisuras de la contradicción, la
aspiración a un sistema social alternativo, la invocación moral y política del
principio de la dignidad humana universal, contrapuesto a las estructuras
jerárquicas de dominación basadas en las diferencias étnicas o de posición
social.
Esa invocación moral y política
alternativa a lo existente sigue siendo, aún hoy, el núcleo vivo del relato
histórico que lleva el nombre Europa.
Lo que se formuló, por vez primera en la historia del mundo, en la época de la
quiebra del absolutismo, en la aurora de la modernidad por los pensadores de
las Luces, por los filósofos de la Ilustración. El horizonte de emancipación de
todos los seres humanos sin distinción de sexo, de creencias, o de adscripción
étnica o social. Volvamos a leer a Immanuel Kant, su Crítica de la razón práctica (1787): "el
hombre (y con él todo ente racional) es fin en sí, es decir, jamás puede ser
usado por nadie (ni siquiera por Dios) como medio sin ser al mismo tiempo fin,
y, por consiguiente, (…) la humanidad en nuestra persona debe ser sagrada para nosotros
mismos, porque el hombre es sujeto de la ley moral".
Sujetos
y fines de la ley moral, los seres humanos no pueden pues, en ningún caso, ser
degradados por debajo de su dignidad constitutiva, ya sea en nombre de un dios,
de una patria, o en función de la lógica del beneficio. Lo que se plantea en
ese horizonte moral y político es una
humanidad sin fronteras en su dignidad, contrapuesta precisamente a esa
actuación sin fronteras políticas ni límites morales del capitalismo.
Pero
descendamos un paso más hacia lo concreto: ¿cómo se forja el reconocimiento, individual y social, de la dignidad humana?
Pienso que se despliega a través de cuatro componentes básicos: satisfacción de
las necesidades materiales, y dentro de
ellas sobre todo alimentación y vivienda, cuidado sanitario, educación y
cultura. Esos: los cuatro pilares de la dignidad, son los elementos de una
Europa que se disuelve y despliega hoy en la raíz común de la humanidad. Sin
fronteras.
* El artista Francis Naranjo [http://francisnaranjo.blogspot.com.es/]
presenta del 12 de noviembre al 31 de diciembre de 2013 su exposición EUROPA
(el continente triste) en el Centro Cultural de España en La Paz, Bolivia
[http://www.ccelp.bo/].
Con ese motivo se ha preparado una
publicación en la que, además del trabajo del propio Naranjo, se recogen
diversas intervenciones solicitadas por el artista. Publico aquí el texto de mi
intervención, naturalmente con la debida autorización de Francis Naranjo.
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