Tomando como
motivo que en 2019 se cumplen 200 años desde que Francisco de Goya comenzó a
pintar en la Quinta del Sordo las Pinturas
negras, que hoy pueden verse en su transposición al Museo del Prado, llega
a nosotros esta estimulante exposición, en la que se presentan 97 obras de 58
artistas de nuestro tiempo. Obras de artistas de gran consistencia, tanto
españoles como internacionales, con todo tipo de soportes: pinturas, grabados,
fotografías, esculturas, vídeos, instalaciones… que dialogan, en imágenes y
sentidos, con las de Goya.
Simon
Edmondson: During Supper (1987).
La muestra se
articula en cinco apartados: Pinturas
negras, Caprichos, Disparates, Desastres de la guerra, y Otros
(en el que se incluyen referencias a obras de Goya distintas a las antes mencionadas),
en las que se propone un despliegue que
va de los años sesenta del siglo ya pasado hasta ahora mismo. Como subraya la
comisaria, en ellas es recurrente la atención al Perro semihundido y Saturno
devorando a un hijo, de las
Pinturas negras.
Rogelio López Cuenca: After Goya (2009).
En cualquier
caso, lo decisivo es hasta qué punto, en el eco y diálogo de los artistas de
nuestro tiempo con las obras de Goya, éste sigue aquí. Toda su iconografía, su
tejido de imágenes: seres humanos, animales, figuras imaginarias, contrastes y
desgarramientos de luces y de colores, se desplazan y fluyen en las obras y
soportes diversos que la exposición nos trae.
Francisco de Goya: Caprichos (1799). Grabado nº 43.
El título de la
muestra alude a la que considero una de las obras de Goya de mayor proyección:
el grabado nº 43 de la serie de estampas Caprichos
(1799), en el que aparece la inscripción «El sueño de la razón produce
monstruos.» Una pieza de significado abierto, sobre la que ha habido todo tipo
de interpretaciones, pero que en mi opinión es la mejor síntesis del compromiso
de Goya con el espíritu de las Luces, de la Ilustración: debemos mantener la
razón despierta para no caer en la vía monstruosa de la violencia y el
desgarramiento de la vida.
Es ese el nuevo horizonte ético y artístico que alienta en toda la
obra de Goya, él mismo un ilustrado, imbuido
del espíritu de las Luces, cuyo auténtico hilo argumental está constituido por
la representación de los efectos destructivos de la superstición, la ignorancia
y la violencia como formas de negación de
la humanidad. Por eso mismo su pintura, sus dibujos, sus grabados, nos
conmueven tanto, y sentimos su rechazo tajante de las guerras como algo tan
actual en este mundo de guerra diseminada, como
habría que llamar a eso que de forma tan inconcreta denominamos terrorismo.
Daniel Canogar: Amalgama I (2019).
Goya es el primer gran artista en el que despunta con nitidez el
rechazo pleno de cualquier tipo de variante de la inhumanidad, ya sea ésta cometida por españoles, por
franceses, o por cualquier ser humano. En definitiva, Goya
está vivo. Sigue aquí. En su
arte, a través de sus obras, de su pensamiento plástico, que se despliega y se
inscribe profundamente en el arte posterior. No basta con decir que se anticipó a su tiempo: Goya es un
maestro de la síntesis visual, un sedimentador poliédrico de épocas y
experiencias humanas, gracias a su brillante inteligencia, a su profunda
sensibilidad y sentido moral.
* El sueño de la razón.
La sombra de Goya en el arte contemporáneo. Comisaria: Oliva María Rubio.
Centro Fernán Gómez, Madrid. Del 20 de septiembre al 24 de noviembre de 2019.
* Publicado
en ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.393, 5 de octubre de 2019, pg. 23.
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