Picasso y El Greco: Reflejos y contrastes
A
veces la concisión es más intensa y directa que las versiones amplias y
extendidas de los argumentos. En este caso, estamos ante una exposición
verdaderamente profunda y reveladora que nos permite apreciar la importancia
del diálogo estético de Picasso con El Greco en el despliegue del cubismo analítico.
Hace
ya tiempo que se ha señalado la importancia de El Greco para el desarrollo del
llamado “Periodo azul” de Picasso. Pero lo que se plantea ahora en esta
exposición va más allá, intentando poner de manifiesto la importancia de El
Greco en el desarrollo del cubismo analítico, y situando a Picasso como eje o
inventor de este movimiento. Argumentando a la vez la importancia del pintor
cretense a lo largo de toda la obra creativa del artista malagueño.
Se
trata de una nueva pieza en un proceso desarrollado por Francisco Calvo
Serraller y Carmen Giménez, que parece que tuvo su inicio hace unos ocho años.
Hace ahora un año que se presentó en el Kunstmuseum de Basilea con el título
«Picasso El Greco» una muestra, que por el fallecimiento de Francisco Calvo
Serraller fue ya comisariada sólo por Carmen Giménez, en la que se reunieron 80
pinturas en contraste, en las que se podía apreciar el diálogo entre ambos
artistas.
Lo
que podemos ver ahora en el Museo del Prado, concebido como un homenaje a la
memoria de Francisco Calvo Serraller, nos lleva a ese mismo argumento, con una
presentación más sintética. Todo está reunido en un único espacio, en la Sala
9B del Edificio Villanueva del Museo. Al entrar en ella, en la pared de gran
altura que queda a nuestras espaldas se presentan cuatro pinturas de gran
formato de El Greco pertenecientes a la colección del Prado: El Bautismo de
Cristo (1597-1600), La Crucifixión (1597-1600), La Resurrección
de Cristo (1597-1600) y Pentecostés (h. 1600).
A
continuación entramos en un juego de contrastes, la comparación entre obras de
El Greco y de Picasso, todas ellas de medio formato y colocadas juntas, que así
permiten apreciar los ecos y diferencias entre ambos artistas. En la pared que
al entrar queda a la izquierda vemos San Pablo (h. 1585) y El
aficionado (1912). Y en el muro de enfrente: San Simón (1610-14), Tocador
de mandolina (1911), San Bartolomé (1610-14), Acordeonista
(1911), San Juan Evangelista (1610-14), Hombre con clarinete
(1911-12). En el caso de El Greco, retratos de apóstoles, en el de Picasso
pinturas cubistas.
Aparte
de las obras de gran formato de El Greco, cuatro obras de él y otras cuatro de
Picasso, quien parece que apreciaba de un modo especial los retratos del pintor
cretense, y todas ellas procedentes de ubicaciones diversas y reunidas en esta
ocasión en el Prado. Como complemento está también una vitrina con un conjunto
de documentos que acreditan la relación de Picasso con el Museo.
A
lo largo de su trayectoria Picasso siempre mantuvo un diálogo intenso con los
maestros o referentes del arte del pasado. Con apenas 17 años, estudiando en
Madrid en la Escuela de Bellas Artes, el Museo del Prado se convirtió para él
en un lugar de visita continua, donde dibujaba y copiaba las obras expuestas.
En la vitrina de documentos aparece en «El libro de copistas», 1897, la
inscripción Ruiz Pablo 677. En un dibujo de 1898-1899, Picasso escribió:
“Greco, Velázquez inspirarme”. Y en otro dibujo de 1899 anotó: “Yo El Greco”.
El Greco y Velázquez como referentes centrales de Picasso.
En
todo caso, el diálogo con las obras y artistas del pasado fue en todo momento mucho
más amplio, variado, y muy intenso, como pudo apreciarse en la exposición “Picasso
y los Maestros”, que se presentó en París entre octubre de 2008 y febrero de
2009. La lista de los 27 maestros, antiguos y
modernos, convocados en ella a la
reunión con Picasso es sumamente expresiva e impresionante: Lucas
Cranach, Tiziano, El Greco, Dubois, Ribera, Poussin, Velázquez, Zurbarán, Le
Nain, Rembrandt, Mazo, Murillo, Meléndez, Chardin, Goya, Ingres, Delacroix,
Courbet, Puvis de Chavannes, Manet, Degas, Cézanne, Renoir, Rousseau, Gauguin,
Van Gogh y Toulouse-Lautrec. Y Picasso entre todos ellos.
En
todo caso, ciertamente, el diálogo central de Picasso con El Greco y Velázquez,
que tuvo su inicio en 1897, se mantuvo firme hasta el final, como puede apreciarse
en las firmas El Greco, Rembrandt y Velázquez que incluyó al dorso de su cuadro
El mosquetero, pintado en Mougins en 1967.
Picasso buscaba en todo momento situarse
en un plano artístico de individualidad diferenciada. En 1964, Picasso afirmó: “Cuando pinto, trato siempre de dar una
imagen que la gente no se espere y que sea lo bastante abrumadora para ser
inaceptable. Eso es lo que me interesa.” Estas palabras, recogidas por
Françoise Gilot una de sus mujeres en su libro de recuerdos: Vivir con Picasso, sitúan bastante bien
la dinámica interior de su trayectoria artística.
Picasso
no quería ser asimilado con un estilo
o una escuela, buscaba en todo
momento la innovación, lo inesperado.
Son tantos los tópicos que se han ido acumulando sobre su figura, entre la
reverencia beata y la banalidad, que podría decirse que todavía hoy algunos
aspectos o dimensiones de Picasso siguen siendo desconocidos. Son muchas las
dimensiones relevantes de su obra y de su personalidad que quedan por analizar
e interpretar.
Esta muestra excelente sobre Picasso, El
Greco y el cubismo analítico nos sitúa en esa dirección. Como señala Carmen
Giménez en el catálogo, la proximidad entre Picasso y El Greco tiene su eje
central, en una cuestión concreta: “Su singularidad y gran variedad estilística
fueron rasgos que ambos artistas compartieron.” Ahí nos lleva esta sugestiva
exposición: al espejo en el contraste de las obras y actitudes de estos dos
artistas intensamente singulares. El gran arte es, sobre todo,
singularidad.
* Picasso,
El Greco y el cubismo analítico. Comisaria:
Carmen Giménez, con la colaboración de Ana Mingot. Museo del Prado, Madrid. Del
13 de junio al 17 de septiembre.
* Publicado en EL CULTURAL:
- Edición
impresa, 23 – 29 de junio, pgs. 34-35.
- Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20230627/apostoles-greco-retratos-cubistas-picasso-cara-museo-prado/773922743_0.html
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