La escritura como laberinto*
Jacques Derrida... ¿en los años setenta...?
Atreverse
a publicar en español este libro de la primera etapa del filósofo francés Jacques
Derrida (1930-2004), respetando al máximo las características de la edición
original, es todo un acto de audacia. En francés, el libro se publicó en 1974 y
tiene como título la palabra Glas,
que literalmente significa “toque de muertos”, en alusión a las campanas que
repican en esas ocasiones. A ello alude también, aunque de forma más abierta,
la palabra elegida como título en español: Clamor.
La
traducción, resultado del trabajo colectivo de un equipo universitario de
investigación dedicado al pensamiento de Derrida, es muy buena, precisa y
clara, a pesar de la complejidad del texto. Digo complejidad refiriéndome no
sólo a la dificultad intrínseca de la escritura, sino también a las
características formales del libro. Glas,
o Clamor, reúne dos libros en uno, en cada página aparecen dos
columnas en tipografías diferenciadas, con un texto sobre Hegel a la izquierda,
y otro sobre Jean Genet a la derecha. Por si esto fuera poco, en ambas columnas
se van “incrustando” ocasionalmente notas, también diferenciadas
tipográficamente, que cortan la continuidad de los textos. Y, además, las dos
se presentan abiertas, sin comienzo ni fin. Obviamente, el trabajo de diseño
gráfico y tipografía, a cargo de Joaquín Gallego, que respeta escrupulosamente
el de la edición original, es otro aspecto a destacar.
Hay un
único dato importante que es preciso advertir. La nota “Se ruega insertar”, que
en la edición española aparece inmediatamente tras la cubierta, no iba en la
edición de 1974, fue incluida por Derrida en la reedición de 1995, y con un
formato diferente: un folio plegado en dos, y simplemente insertado en el
volumen.
¿Por qué
eligió Jacques Derrida esas características formales, tan insólitas…? En una
entrevista, publicada en 1991 en la revista magazine
littéraire, Derrida indicó que era para él “una manera de asumir
prácticamente las consecuencias de ciertas proposiciones de De la gramatología [publicado en 1967]
en referencia al libro y a la linealidad de la escritura.” Y es, en efecto, a
eso a lo que se enfrenta el lector de Glas/Clamor: a dos textos que se modulan e
interfieren entre sí, como en un espejo, utilizando la duplicación tipográfica
como réplica y desconstrucción de la
escritura, como cuestionamiento directo de su presentación lineal.
En
consecuencia, es el lector quien debe elegir,
sin que haya ninguna indicación, cómo ordenar la sucesión de la lectura:
mezclando, yendo de unos registros textuales a otros, prestando atención a lo
que se dice sobre Hegel o sobre Genet, a la vez, o uno tras otro. Según su
propia formulación, Derrida transmite al lector la responsabilidad de
identificar “el resto”, que pretende transmitir con esta escritura entrecortada
y superpuesta. Una formulación en la que parece resonar la identificación de la
poesía como “resto cantable” por Paul Celan, quien se suicidó en París en 1970
arrojándose al Sena.
Eliminar
la secuencialidad, el carácter lineal del texto, da como resultado un flujo entrecortado, derivado de cruces y
superposiciones, y es así como los sentidos no brotan de una argumentación
continua, sino como resto o residuo. Con ello, con la presentación del texto
como acumulación de voces y registros diversos, se pretende borrar la noción de
autoría. Glas/Clamor es, en definitiva un
experimento, un ejercicio de diseminación
textual, en el que con la escritura cortada,
con la interrupción y mezcla de los textos, se busca producir una especie de
eco, toque de muerto, sobre el final del libro y la inviabilidad de la
escritura lineal. Algo que en estos tiempos de diseminación del lenguaje en las
redes digitales aparece incluso con mucha mayor intensidad que hace cuarenta y
un años, cuando se publicó la edición original del libro.
¿Por qué
Hegel/Jean Genet en el espejo de la escritura discontinua, desconstruida…? La fórmula elegida es citar y comentar. Sobre
Hegel, a quien desde una aproximación a la pronunciación francesa de su nombre
se asocia con la figura del águila, fluyen sus ideas acerca de la familia, la
sociedad civil y el Estado, las aproximaciones y discontinuidades en torno al
judaísmo, el cristianismo y los griegos de la antigüedad, las transiciones del
espíritu entre vida y muerte. Sobre Genet, su exaltación sin límites del deseo,
elevada a experiencia de santidad, su glorificación de “la verga de acero”,
identificada con “la espada” o “la ganzúa”, su celebración de las flores, en
especial de las rosas y los gladiolos.
Jacques Derrida
En la
entrevista antes mencionada, Derrida también decía que el objetivo del libro
era tratar “seriamente ciertos temas, sin duda (la familia, el nombre propio,
la religión, la dialéctica, el saber absoluto, el duelo – y algunos otros),
pero yuxtaponiendo, columna contra columna, la interpretación de un gran corpus
filosófico, el de Hegel, y la reescritura de un poeta escritor más o menos
fuera de la ley, poco recomendable, Genet.” Y, eso sí, entre columna y columna
se despliega como un hilo continuo el sonido, el eco, la reverberación, de la
muerte inevitable.
Me parece
importante indicar que en este experimento de escritura discontinua resuena con
particular intensidad la des-estructuración de la escritura, la multiplicación
y superposición de registros lingüísticos diversos, que James Joyce lleva a
cabo, particularmente en el Ulises,
donde Leopold Bloom (“flor”, “floración”) comienza el día preparándose para ir
a un entierro. En la columna Hegel (pg. 40), Derrida comenta: “La verdad –el
pasado-pensado– es siempre la muerte (relevada, erigida, sepultada, desvelada,
desvendada, desempalmada) de aquello cuya verdad es.” Y esto es, en definitiva,
lo que fluye a todo lo largo de Glas/Clamor, un canto fúnebre, una
exhortación lingüística sobre la inevitabilidad de la muerte: de la semilla y
la generación a la familia, el establecimiento, la procreación, el declive y el
fallecimiento.
* Jacques
Derrida: Clamor. Coordinadores de la
traducción: Cristina de Peretti y Luis Ferrero Carracedo; La Oficina, Madrid,
2015. 291 pgs.
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