Sueños y visiones de mujer
El siglo XX estuvo atravesado
por multitud de conflictos, guerras y violencia, que forzaron el desplazamiento
de miles y miles de seres humanos desde Europa a América, en una situación
bastante similar a la que hoy en día se vive en Europa por la llegada masiva de
oleadas de refugiados, desde África y Asia, buscando una oportunidad para
rehacer sus vidas. Forzada a huir de Alemania, por su condición de judía, tras
el triunfo electoral del nazismo en 1933, Grete Stern (1904-1999), después de
un breve paso por Londres, se estableció en Argentina en 1936, donde consiguió
desarrollar una admirable actividad como fotógrafa.
Un sueño de peligro [Idilio nº 11 - 4.1.1949]. Sin título.
[Ésta, y todas las demás imágenes: Fotomontajes. Gelatina de plata, 23, 5 x 30,5 cm. (2001-2007). Colección particular.]
Sueños, la pequeña exposición “de cámara” que
se presenta en el Círculo de Bellas Artes, es una nueva oportunidad para ir al
núcleo de su gran sensibilidad creativa con la visión y la imagen. Se trata de
una serie de fotomontajes que ya pudo verse en Valencia, en el IVAM, en 1995, y
más recientemente, en 2013, en el MALBA, en Buenos Aires. Esta presentación en
Madrid llega de la mano del galerista Jorge Mara, que aquí figura como asesor.
Mara es el representante de la obra de Grete Stern y de la de quien fuera su
marido, el también fotógrafo y cineasta argentino Horacio Coppola (1906-2012),
con quien Stern se casó a principios de 1935, y cuyo matrimonio se disolvió en
1943.
No pocas veces se suelen
caracterizar los fotomontajes de Sueños,
sin más, como “surrealistas”. Pero esta fórmula no deja de ser demasiado
genérica e imprecisa. El ámbito de formación de Grete Stern fue el de la
vanguardia artística post-expresionista en Alemania. Comienza estudiando dibujo
y tipografía en la Escuela de Artes Aplicadas de Wuppertal, su ciudad natal, de
donde se traslada a Berlín en 1927 con la firme decisión de aprender
fotografía. En la capital alemana sigue las clases de Walter Peterhans, hasta
que en 1929 éste se traslada a Dessau como profesor en la Bauhaus. De 1930 a
1933 trabaja en la fotografía comercial y en la publicidad, y en 1932 vuelve a
seguir los cursos de Peterhans cuando la Bauhaus se traslada a Berlín.
Los sueños del espejo [Idilio nº 17 - 15.3.1949]. ¿Quién será?
En “Apuntes sobre
fotomontaje”, una conferencia de 1967 cuyo texto no se publicaría hasta 1994 y
ahora también recogido en el catálogo de esta exposición, la propia Grete Stern
indica que los primeros en utilizar el fotomontaje no fueron los fotógrafos,
“sino los artistas plásticos que integraban los movimientos Dadá y
Surrealismo”. Sorprendentemente adscribe al dadaísmo ¡a Picasso y a Marinetti…!
Aunque también, y ya de un modo más preciso, a Richard Huelsenbeck, George
Grosz, John Heartfield y Kurt Schwitters, figuras centrales del dadaísmo en
Alemania.
Es verdad, en todo caso, que
Grete Stern piensa el surrealismo en continuidad con Dadá, y en la conferencia menciona
a Man Ray como ejemplo de ello. No obstante, parece obvio que su interés en el
fotomontaje tiene su raíz en la importancia de este procedimiento que, con una
fuerte carga de crítica política y social, tuvo un intensísimo despliegue en
Alemania desde los años veinte hasta el acceso al poder de los nazis. Es
significativo que Grete Stern mencione a Heartfield y a Grosz en su
conferencia, quienes junto con Raoul Hausmann, fueron los grandes impulsores de
ese procedimiento artístico en la Alemania de aquel tiempo.
Los sueños de contrastes [Idilio nº 30 - 14.6.1949]. Fracturas.
La serie Sueños se realizó entre 1948 y 1951, por tanto cuando ya llevaba
más de veinte años viviendo en Argentina. Y resulta de gran interés conocer su
contexto. Todo partió de un encargo de la revista Idilio, que se publicaba en Buenos Aires, una publicación destinada
fundamentalmente a “las mujeres”, que llevaba en su cubierta la inscripción
“UNA REVISTA JUVENIL Y FEMENINA”. Idilio
había decidido abrir una serie dedicada a la interpretación de los sueños, con
el título “El psicoanálisis le ayudará”, expresión en sí mismo del proceso de
popularización del psicoanálisis en la Argentina de la época.
Las lectoras enviarían los
relatos de sus sueños, y el sociólogo de origen italiano Gino Germani, director
de la revista, firmaría las notas de interpretación de los mismos bajo el
seudónimo Richard Rest. Según afirma Grete Stern en la conferencia mencionada,
cuando a ella le propusieron “la ilustración fotográfica de los sueños
interpretados”, les propuso “utilizar fotomontajes”. Y así fue, durante los
tres años antes mencionados Grete Stern realizó cerca de 150 fotomontajes
destinados a ilustrar la serie.
Los sueños de encarcelamiento [Idilio nº 47 - 11.10.1949]. Sin título.
De ellos, Stern guardó en sus
archivos únicamente los negativos originales de 46 fotomontajes. Todos ellos se
presentan en la muestra, en impresiones fotográficas de gelatina de plata a
partir de dichos negativos, realizadas entre 2001 y 2007 por quien fuera su
marido, Horacio Coppola. Al ir destinadas a una publicación en la revista, son
piezas de pequeño formato, pero de una intensidad plástica verdaderamente
notable.
Grete Stern es una fotógrafa,
una mujer artista, dialogando a través de su visión y sus cámaras con los
sueños de otras mujeres. Su primer gran acierto fue el procedimiento plástico
elegido, el fotomontaje, que permite la más plena libertad en la síntesis y
mezcla de tamaños y escalas, de situaciones y figuras diversas, de perspectivas
y puntos de visión alternativos, precisamente para ilustrar los sueños, ese lenguaje de la otra parte, no consciente,
de la vida.
Los sueños de inhibiciones [Idilio nº 80 - 30.5.1950]. Botella del mar.
La carga política y social de
una visión del mundo que hace brotar en las imágenes de los sueños la
marginación y utilización de las mujeres articula toda la serie. Son frecuentes
los fotomontajes en los que las mujeres aparecen encerradas, o utilizadas como
un simple útil. También encontramos, en diversas modulaciones, el
desdoblamiento de la figura, el juego de espejos, la diseminación en el
reflejo, en una línea que nos lleva a recordar lo que Arthur Rimbaud, antes que
el psicoanálisis, afirmara: que la identidad es una construcción que se
proyecta desde lo que nos rodea: “yo es otro”.
Los referentes centrales que
yo encuentro en esta maravillosa serie de sueños son el tipo de fotomontaje
incisivo y directo, en el que el título desempeña un papel central, como por
ejemplo en John Heartfield, pero desde el plano alternativo de una visión de
mujer. Y, desde luego, el psicoanálisis, que estaba en el ambiente: había que
ir hacia dentro, interrogar el mundo desde la interioridad. Y así, gritar el
sueño de plena libertad y autonomía de las mujeres.
* Grete Stern: Sueños; asesor: Jorge Mara; Círculo de Bellas Artes,
Madrid, hasta el 31 de enero de 2016.
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