Y esto, claro está,
afectó también de un modo radical al conjunto de las artes, en sus diversos
aspectos y niveles: temáticas, soportes, estructuras de plasmación,
reproducciones, y líneas de transmisión. Una década antes de la puesta en
marcha del Surrealismo, cuyo Primer Manifiesto tuvo lugar en 1924, algunos
artistas relevantes comenzaron a interrogar en profundidad a las máquinas y a
proyectar ese universo en el arte.
A ello se presta atención
en esta sugerente muestra, centrada en las obras del fotógrafo Alfred
Stieglitz (1864-1946) y de los artistas Francis Picabia (1879-1953), Marcel
Duchamp (1887-1968), y Man Ray (1890-1976). El recorrido se articula en cuatro
secciones temáticas: (1)
El nuevo mundo y la “fotografía pura”, (2) Del desnudo artístico al cuerpo como
máquina, (3) De la abstracción a la máquina, y (4) Eros y máquinas.
El punto de partida se
sitúa en el trabajo fotográfico de Alfred Stieglitz,
cuya segunda esposa fue la artista referencial Georgia O’Keeffe (1887-1986). A
partir de 1910, Stieglitz comenzó a desarrollar lo que llamó “fotografía pura”,
utilizando ese soporte expresivo como una forma de arte independiente y
diferente de las prácticas artísticas tradicionales.
En las fotografías que se
han reunido podemos ver los ambientes urbanos de Nueva York, las calles, los
interiores domésticos, las personas, los rascacielos. En El entrepuente
(1907), distinguimos los dos niveles de un barco en viaje de América a Europa:
arriba con figuras con medios, abajo hombres, mujeres y niños, que serían
identificados como posibles inmigrantes en viaje de retorno. Dos clases, dos
niveles de vida: esta fotografía fascinó a Picasso. Hay también un retrato de
Georgia O’Keeffe y otras dos fotografías de sus manos.
Además de Stieglitz, en
1914 coincidieron en Nueva York Picabia, Duchamp y Man
Ray. Su contacto fue un factor determinante en la confluencia de la atención de
los tres hacia las máquinas. En 1915, Picabia contribuye a la creación de la
revista 291, como homenaje al fotógrafo y a la galería de arte que éste
había creado en Nueva York. En la revista, Picabia retrató a Stieglitz como una
cámara fotográfica, un procedimiento de representación que utilizó para otros
personajes, y todo ello con la incorporación de actitudes Dadá que
entonces estaban emergiendo.
Tras ello, se traza el
paso de la representación artística del desnudo femenino y las alusiones de
género a un proceso de identificación entre los cuerpos humanos y la máquina.
En este caso se han reunido pinturas, dibujos, grabados, cajas artísticas,
pequeños objetos escultóricos, y fotografías, de Picabia, Man Ray, Duchamp, y
también de Salvador Dalí, de épocas posteriores a la estancia en Nueva York,
así como reproducciones de imágenes en revistas.
Lo que viene a
continuación es la representación directa de las figuras de máquinas con
sentidos e identificaciones con la vida humana. Estábamos, ya entonces,
viviendo en un mundo de máquinas, rodeados de máquinas, con las que compartimos
la visión y la vida, la experiencia… Aquí vemos dibujos, grabados, y objetos de
Picabia, Duchamp y Man Ray.
La última sección es casi
una pequeña monográfica de Duchamp, en la que se visualiza el papel central que
desempeñó en su obra la identificación que se había establecido, y que hoy con
otras modulaciones, sigue estando vigente, entre el erotismo y la máquina.
Es algo que remite
principalmente a su obra referencial: La Novia desnudada por sus
Solteros, mismamente
[traducción de La
Mariée mise à nu par ses Célibataires, même]. El título original es aquí importante, porque el
adverbio en francés même [mismamente]
es una homofonía con m’aime [me quiere
o me
ama]. Tanto
la imagen de la Novia como las de los solteros son mecanoformes, y con ello
Duchamp fue uno de los primeros artistas en fijar, con una gran intensidad, el
filtro mecánico que las máquinas establecen en las formas contemporáneas de
erotismo.
Obviamente, la posibilidad de presentar aquí esta obra de Duchamp es algo inviable. Pero se ha reunido un conjunto de materiales que nos conduce directamente a los sentidos de La Novia desnudada por sus Solteros, mismamente, conocida también como El gran vidrio, y a la comprensión de que según Duchamp la vida es eros, algo implícito en el desdoblamiento de su alter ego femenino: Rrose c’est la vie, una homofonía en francés con Eros c’est la vie, La vida es eros.
* SURREALISMOS. La era de la máquina. Comisaria: Pilar Parcerisas. Fundación Canal, Madrid. Del 7 de febrero al 21 de abril.
* Publicado en EL CULTURAL:
- Edición impresa, 16 – 22 de febrero, pgs. 32-33.
- Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20240225/radical-efecto-maquina-alfred-stieglitz-picabia-duchamp-man-ray/834916750_0.html