Las preguntas de Chillida
En realidad nunca se había ido, porque
su obra, de una intensidad plástica y poética siempre admirable, ha seguido
entre nosotros, expandiéndose por el mundo, interrogando nuestra mirada. Pero
ahora, en este 2019, dos acontecimientos traen de nuevo la figura del gran
escultor Eduardo Chillida (1924-2002) a nuestra consideración.
Eduardo Chillida en Chillida Leku
Por un lado, estamos ante una
recuperación de gran alcance para el patrimonio cultural de España: la
reapertura del Chillida Leku en el mes de abril, aunque aún no se haya fijado
una fecha concreta. La palabra «Leku» significa «lugar» en euskera, por lo que
Chillida Leku es el lugar de Chillida.
Y la denominación es precisa, porque se trata de un amplio espacio (de 11
hectáreas) abierto a la naturaleza y con un caserío tradicional vasco construido
en el siglo XVI, adquirido en los años ochenta por Eduardo Chillida y su esposa
Pilar Belzunce, quienes personalmente lo restauraron y acondicionaron durante
más de 15 años.
Fue el lugar elegido por el propio
Chillida para mostrar su obra en diálogo con la respiración natural y en las
salas interiores del caserío. Se abrió al público en el año 2000, y visitarlo
era siempre una experiencia intensa y enriquecedora, pues en él se mostraban un
conjunto de obras de gran calidad del escultor, a través del tiempo pero unidas
en el espacio. Sin embargo, y por dificultades en los planteamientos de las
instituciones públicas y la Sucesión de Chillida, a partir de 2011 se cerró a
los públicos y sólo se ha podido visitar bajo cita previa.
Su reapertura se hace viable gracias al
apoyo de la Diputación Foral de Guipúzcoa y, sobre todo, al acuerdo de la
Sucesión de Chillida con la galería internacional de arte Hauser & Wirth
que actúa como representante del legado del artista desde 2017. Parece que la
galería está asesorando todo el proceso, y probablemente contará con un espacio
propio en Chillida Leku.
Tres I (1952). Hierro, 30 x 23 x 42 cm.
Los trabajos de reestructuración se
están desarrollando bajo la supervisión del arquitecto argentino Luis Laplace, en
colaboración con el también arquitecto Jon Essery Chillida, nieto del escultor.
Y cuentan también con la aportación del paisajista holandés Piet Oudolf para
los nuevos diseños de los espacios naturales. Se ha designado ya como directora
del centro en esta nueva etapa a Mireia Massagué, quien trabajó anteriormente en
el Teatre Nacional de Catalunya, y después como directora del Gaudí Exhibition
Center en Barcelona. Avanzando en las buenas prácticas en el ámbito del arte,
en mi opinión hubiera sido deseable la convocatoria abierta de un concurso
internacional para la elección del responsable artístico del centro.
Mano (1969). Lápiz sobre papel, 19 x 18,9 cm.
Este gran acontecimiento, cuyos
resultados y proyección de futuro habrá que valorar adecuadamente en su
momento, coincide con una excelente exposición de obras de Chillida, en un
proyecto conjunto de las galerías Guillermo de Osma y CarrerasMugica.
En la presentación en Madrid se reúnen 27
obras, 8 esculturas de pequeño formato y 19 dibujos y obras sobre papel,
datadas entre 1952 y 1995, en las que late toda la fuerza expresiva de Chillida.
Entre ellas, precisamente la más antigua: Tres
1, podría considerarse un emblema de la muestra. Es una escultura de
hierro, en la que tres hoces parecen dialogar entre sí, estrechándose,
abrazándose. Ahí está Chillida, con una llamada a la relación de los humanos
con la tierra.
Composición (1963). Mármol con plomo incrustado, 20,9 x 15,8 x 2,5 cm.
Como también está en las otras
esculturas, jugando con los vacíos, o estructurando la tierra cocida en bloques
compactos. Frágiles, como volando, las piezas con papel, tinta y cuerda, que
nos hablan de la superposición de las formas. Sutiles e ingrávidos los dibujos
de manos, abiertas o cerradas, imágenes metonímicas de la humanidad activa, con
los dedos articulando la proyección de un lenguaje de formas.
Recorriendo la muestra, que se presenta
en un montaje limpio y muy bien articulado, me volvía de nuevo a la mente el
papel que desempeña la pregunta, la interrogación, como núcleo de toda la
obra plástica de Chillida. Su Discurso de
ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando (1994) se titula,
precisamente, Preguntas. Y en él
Chillida va desplegando una serie de preguntas, a las que se
unen algunas respuestas abiertas, en torno la consideración del arte “como una
necesidad, hermosa y difícil que nos conduce a tratar de hacer lo que no
sabemos hacer”.
Collage embreado sobre papel (1972). 70 x 55 cm.
El paso de simplemente mirar a ver
requiere concentración, plenitud en la mirada. Y así, leemos: “Se ve bien
teniendo el ojo lleno de lo que se mira.” Y a través de esa interrogación de
las formas se individualiza el diálogo entre la materia y el espacio, los dos
componentes fundamentales de la obra escultórica, que en su cuestionamiento
Chillida pregunta si su límite se situaría en un límite entre densidades y
velocidades: “El diálogo limpio y neto que se produce entre la materia y el
espacio, la maravilla de ese diálogo en el límite, creo que, en una parte
importante, se debe a que el espacio, o es una materia muy rápida, o bien la
materia es un espacio muy lento. ¿No será el limite una frontera, no sólo entre
densidades, sino también entre velocidades?”
Lurra (1980). Tierra cocida y óxido, 29 x 29,5 x 6,5 cm.
Y así, Chillida se pregunta por la
posible síntesis en donde fluye la obra del escultor, que trabaja con el
espacio y la materia, y donde brota la interrogación acerca de lo que no se
sabe: “Desde el espacio con su hermano el tiempo, bajo la gravedad insistente,
sintiendo la materia como un espacio más lento, me pregunto con asombro sobre
lo que no sé.” En esa interrogación acerca de lo desconocido, en esa pregunta a
lo que todavía no es, Chillida despliega el cosmos creativo de sus esculturas.
Afirma: “Yo no represento, pregunto.” Y
en ese preguntar creativo, espacio y tiempo se entrecruzan, el límite del arte
dialoga con el límite de la vida. Ahí radica la duda creativa del artista: “¿No
es el límite el verdadero protagonista del espacio, como el presente, otro
límite, es el protagonista del tiempo?” Eduardo Chillida, las preguntas como desencadenante de la obra artística.
*
Eduardo Chillida. Galería Guillermo
de Osma, Madrid. Del 7 de febrero al 17 de marzo. Después, en Galería
CarrerasMugica, Bilbao, del 30 de marzo al 18 de mayo.
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Chillida Leku, Hernani. Reapertura al
público en abril de 2019.
* Publicado en ABC
Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.364, 9 de febrero de 2019, pp. 20-21.