Ver para conocer
Tras un recorrido desde 2013
por diversos espacios expositivos en España impulsado por la Fundación Murcia
Futuro, a la que en abril de ese año cedió más de 2.000 piezas de obra gráfica
que cubren 50 años de trayectoria profesional, llega a las salas de la
Fundación Telefónica una completa y muy bien concebida retrospectiva del
trabajo como diseñador de Alberto Corazón (Madrid, 1942). Este ámbito: el
diseño, en el que ha mantenido una actividad profesional permanente desde 1963,
forma uno de los pilares de su búsqueda creativa junto a la pintura y la
escritura.
Cubiertas de libros, Editorial Ciencia Nueva (1965).
En la muestra se presentan
132 carteles, 115 imágenes y
bocetos, 145 logos, así como objetos y maquetas, que permiten recorrer una síntesis
gráfica de medio siglo de vida en España a través de la destacada aportación de
Alberto Corazón al diseño en sus diversas manifestaciones. Todo ese material se
organiza en un conjunto con las siguientes secciones: el libro, el cartel,
logotipos y símbolos, diseño gráfico y diseño industrial, y objetos de uso
cotidiano.
Cubiertas revista Nuestra Bandera, PCE (1978).
El diseño supone la elaboración de una forma, pero
–a diferencia del ámbito artístico– en este caso la forma tiene que servir para
el mejor cumplimiento posible de una función concreta, práctica. En este
sentido, la adecuación entre forma y función en los diseños de Alberto Corazón
es verdaderamente notable, destacando en todos los casos su respeto y
honestidad tanto en relación con los públicos receptores como hacia quienes
realizaron el encargo que dio origen a su realización.
Se puede decir que sus trabajos de diseño muestran un conceptualismo expresivo, intentando
transmitir con la mayor intensidad comunicativa posible, a través de una
síntesis formal directa, de qué tratan, lo que comunican, qué hacen, o para qué
sirven, propuestas editoriales, carteles, logos institucionales o
empresariales, y objetos. Esto que llamo conceptualismo expresivo se apoya
explícitamente en un planteamiento de carácter ético, ya que para Alberto
Corazón el diseño tiene que estar “al servicio de la comunidad”.
Festival de Otoño. Cartel (1983).
Y por ello, si bien “el diseño responde siempre a
un encargo y esa es la principal diferencia con la actividad artística”, afirma
de manera rotunda que “tiene que ser una disciplina del conocimiento”, pues en
su ámbito “los aspectos estéticos son un resultado”. En esa línea se sitúa su
posición muy crítica respecto a la utilización cada vez más general del término
diseño, “una palabra que hoy sirve para todo”, y que habría dado lugar en los
últimos tiempos a una deriva hacia la mediocridad, hacia la pura inmediatez, en
un ámbito de tanta importancia pública. Esos planteamientos llevan a Alberto
Corazón a afirmar tajante: “me inclino cada vez más a sustituir la palabra
diseño por comunicación gráfica”.
Casa del Lector, Imagen corporativa (2012).
Se trata, en definitiva, de intentar mantener una
dimensión de conocimiento, en lugar de aceptar el mero embellecimiento
destinado a ocultar aristas o problemas. Y es algo de gran importancia porque, así
lo experimentamos, en la actualidad todo nos llega “diseñado”, estructurado
formalmente, con vistas a conseguir el más alto grado de aceptación de lo que
se transmite, y con ello a condicionar en profundidad qué hacemos y qué
pensamos. Ahí radica la relevancia de Alberto Corazón como diseñador, de un
planteamiento que sitúa la transmisión de conocimiento como eje de esta
actividad: el diseño como comunicación gráfica, como vía de transmisión de un
conocimiento formal, crítico, entre ciudadanos.
* Alberto Corazón: Diseño: La energía del pensamiento gráfico.
1965-2015; Comisaria:
Ana Arambarri, Fundación Telefónica, Madrid, hasta el 4 de octubre de 2015.
PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.197, 25 de julio de 2015, p. 26.