LA CONSTRUCCIÓN DE LA FORMA
José Jiménez
El Cuaderno de artista concebido por Valerio Adami para ars magazine es una síntesis de su obra, una especie de museo ideal de su pintura. Los cuadros elegidos trazan un itinerario en la imagen que nos permite apreciar la mirada de asombro del artista ante la experiencia de la vida: el dolor, el sufrimiento, la violencia, pero también el vigor y la fuerza incontenible del mundo natural, la belleza y el ideal que forjamos, casi siempre inalcanzable. De ahí el titubeo reflexivo, ensimismado, de la melancolía, con sus alas y atributos angélicos. Asombro de la mirada que, a diferencia del filósofo o el escritor, en el caso del pintor se resuelve en un ejercicio de iluminación por la imagen, en un exigente proceso de construcción de la forma.
La dimensión constructiva constituye el eje, el fundamento, de las artes visuales en su conjunto. En el caso de las artes de nuestro tiempo, en las que ya no rige una convención general de la representación, como sucedía en otro tiempo de nuestra tradición de cultura con la perspectiva geométrica y la figuración ilusionista, cada artista, cada creador, se ve enfrentado al reto de elaborar por sí mismo los criterios visuales que le permitan construir un mundo de formas. Un mundo de formas con significado propio y, a la vez, accesible a la mirada de los demás. La construcción de la forma en Valerio Adami se produce a través de la articulación de la multiplicación cubista de los planos de la imagen con el tratamiento neoclásico de la figura, de un modo especial a la manera como este aspecto es concebido por el gran pintor y teórico Antón Rafael Mengs. Dos aspectos de la tradición: la vanguardia y el clasicismo, se engarzan en un proceso constructivo que atiende también, de manera simultánea, a las formas de ver de la fotografía, el cine y el cómic.
El inicio, la raíz de todo, se sitúa en el dibujo, que en Adami es a la vez designio o idea y plasmación visual de la forma. Volcado intensamente en la recuperación de su importancia en el arte y la cultura de nuestro tiempo, Adami creó hace ya una década e impulsa las actividades de la Fundación Europea del Dibujo. En los últimos años, además, ha concebido la idea de desarrollar una autobiografía a través del dibujo, datando así, con formas y palabras, las experiencias centrales de su existencia. Digo con formas y palabras porque la palabra, también dibujada, inscrita en los dibujos y en la pintura, se integra como otro elemento plástico, emotivo y mental, en la obra de Valerio Adami. "Nunca pinté un cuadro", ha escrito, "que no estuviera precedido por un dibujo". La línea, tersa o sinuosa, despliega los múltiples planos de escenas y figuras que constituyen el teatro de la vida.
Después del dibujo brota la pintura, ejercicio de modulaciones y contrastes en el que el color desempeña el papel desencadenante. "El color es en el fondo", dice Adami, "la figura humana de nuestros estados anímicos". Una amplia gama cromática, de la levedad al intenso estallido, que habla el lenguaje de nuestro tiempo con el empleo del acrílico y sus reverberaciones eléctricas y brillantes. Ahí se sitúa la máscara, el ocultamiento que se desvela, el autorretrato como signo de interrogación. La forma vive. Entonces.
- Publicado en ars MAGAZINE, nº 8, octubre-diciembre 2010 (http://www.arsmagazine.com/).